OPINION
Mala Moneta
Por Alfredo Zaiat |
El
tío de Raúl, Juan Pedro Moneta, tiene una vieja idea, que repite a quien quiera oírlo,
de cómo hay que manejarse en los negocios. Ser simpático con los políticos, llenarlos
de gratificaciones y llevarlos a cenar langosta en el restaurante más caro de Nueva York.
Es la forma de deslumbrar a quienes en el fondo menosprecian por no ser hombres de mundo.
Para que esa estrategia tenga éxito pensaba que había que evitar la envidia pasando
desapercibido para el común de la gente y nunca casarse con un solo político. De esa
forma, especulaba, esquivaría la guillotina. El sobrino sólo siguió al pie de la letra
la primera parte de esa estrategia de Benito Jaime Lucini, quien también tiene orden de
detención. A la codicia por el dinero, Moneta le sumó la ambición de poder. Su
crecimiento y posterior caída en esta década tiene la impronta y el mismo recorrido que
el anotado por el menemismo.
Moneta apostó su estrategia de expansión a los planes políticos de Carlos Menem. Fue
uno de los principales militantes de la re-re y su destino corrió la misma suerte que ese
proyecto. Fue el propio Menem quien acercó a Moneta a Constancio Vigil para que
comenzaran las tratativas para comprar parte del capital del grupo Editorial Atlántida, y
de esa forma empezar a conformar un multimedio leal. Tuvo como lobbista a Alejandro Mac
Farlane, que trabajó en la SIDE y es yerno de Hugo Anzorreguy, titular del organismo de
espías. También tiene como confidente al ex ministro de Obras Públicas y asesor
presidencial Roberto Dromi, y cultiva la amistad de José Luis Manzano. En el cuarto piso
del edificio del Banco República cena habitualmente con políticos, entre ellos Manzano,
Alberto Kohan, Ramón Hernández y Eduardo Menem.
El hecho de que su participación en el multimedio Citicorp Equity Investment sea a
través de una ignota sociedad offshore denominada United Finance Corp. Ltda., sin que se
conozcan los accionistas de esa compañía, abre las sospechas de que una porción de ese
capital sea propiedad de ciertos integrantes del círculo cercano al presidente Menem.
Entró al mundo de los grandes negocios de la mano del Citibank, gracias a su compañero
de escuela, Ricardo Handley, quien le entregó el control del CEI a precio ganga. Sin
embargo, sin apoyo político de la Casa Rosada habría sido imposible que uno de los
tantos financista de la city, cuyo banco tambaleó durante el Tequila, hubiera podido
construir un poderoso grupo económico.
Pero su estrella se apaga junto al fin del menemismo. Del mismo modo como se extinguió la
de Alfredo Yabrán y la de Emir Yoma. Empresarios que sólo pudieron subir a la cima del
poder económico durante esta década bajo el paraguas protector del Jefe. Ahora le tocó
el turno a Moneta. |
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