OPINION
Militaristas, abstenerse
Por Martín Granovsky |
Desde
ayer, el que quiera hipertrofiar las Fuerzas Armadas en la Argentina tendrá menos razón
que antes.
El que proteste porque la Argentina quedó indefensa estará buscando una coartada para
comprar o vender armas.
Quien invente un enemigo externo disfrazará su falta de lucidez para proponer un proyecto
interno.
En Chile será más excusa que nunca sostener, con motivos geopolíticos, la vigencia de
la norma constitucional pinochetista según la cual el presupuesto militar debe atarse a
las exportaciones de cobre, como un derecho castrense de pernada sobre el dinero de los
civiles.
El propio dictador podrá ser reivindicado solo como tal. Nunca con el argumento de que
Augusto Pinochet es el único chileno en condiciones de ejercer como padre de la patria en
peligro.
Naturalmente, cualquier nacionalista delirante puede decir que nada cambió, que Chile
volverá a reclamar territorio, que los vecinos son incorregibles y los argentinos unos
tontos. Pero la verdad es que, desde ayer, la votación en ambos congresos garantiza el
fin de los conflictos de límites que marcaron toda la historia de Chile y la Argentina.
Por primera vez los dos países unieron el derecho y el reclamo. Lo que el otro les
reconoce y lo que cada uno pide sin reconocimiento del otro son, ahora, lo mismo. Por eso
terminó la etapa del reclamo.
En este punto el Gobierno tiene un mérito indudable. Tanto Carlos Menem como sus dos
cancilleres, Domingo Cavallo y Guido Di Tella, apostaron en todo momento a resolver el
conflicto de límites con Chile, alentaron los ejercicios militares conjuntos para
eliminar suspicacias y no se enrolaron en una carrera armamentista sin beneficios
concretos para la gente.
Después, el consenso razonable con la oposición desarmó la posibilidad de que los
Hielos Continentales fuesen un campo de disputa electoral. De paso, la Alianza recuperó
su capacidad de ser coherente con el tratado de paz sobre el Beagle que Raúl Alfonsín
impulsó en 1984 con el apoyo de parte del peronismo en primer lugar Menem, pero
también quienes después de 1989 formarían el Grupo de los Ocho y la izquierda que
terminaría integrando el Frepaso junto con los peronistas disidentes.
En 15 años, todos construyeron una historia no apta para militaristas. |
|