Por Facundo Martínez Cuarenta partidos invicto,
cuarenta puntos en el campeonato y cuarenta de fiebre en las tribunas. Lo de Boca fue
redondo anoche: no faltó nada, ni siquiera la derrota de River que le posibilitó llegar
a la próxima fecha -antepenúltima, frente a Independiente con siete puntos de
ventaja sobre su tradicional adversario y con sólo nueve en disputa. En un partido más
entretenido por lo que se veía y palpitaba alrededor la hinchada de Boca festejó
los goles de Newells que por lo que brindaron los dos durante el juego,
concretó una hazaña que lo coloca en un lugar único entre los equipos argentinos de
todos los tiempos.
El juego en sí no fue bueno y el casi campeón tuvo una actuación irregular. La multitud
celebró más las pisadas y las habilitaciones de Juan Román Riquelme, la figura de la
cancha, que las llegadas de peligro que existieron pero no fueron tantas: ni Palermo ni el
Mellizo Guillermo estuvieron en una buena noche. Desde un principio se notó cierto grado
de desconcentración o frialdad en los de Bianchi y ante su imprecisión fue Central, con
buen manejo y mucha decisión para ir a buscar el partido, el que predominó. Bien como
todo el partido Moreno y Fabianesi y Ezequiel González, apuntalados por el buen trabajo
de contención de Daniele y Rivarola, más las proyecciones de Marra a las espaldas de
Fernando Navas. En ese primer tramo del partido, que incluyó la temprana salida de
Traverso, ni Cagna ni Navas gravitaban y sólo Riquelme la posibilidad de
claridad y el batallar inteligente y seguro en el quite del juvenil Battaglia
mantenían el nivel en Boca. El fondo respondía con un Córdoba algo vacilante, Matellán
con la cancha al revés y Bermúdez en buen nivel. Pero no llegaba.
Después de un desborde por izquierda que posibilitó dejarlo solo al Mellizo, que
resolvió mal, Boca comenzó a mejorar y jugó el último cuarto de hora de la primera
etapa con más convicción, con un Battaglia excelente y un Cagna crecido y más suelto.
Tal vez la mejor oportunidad haya estado en los pies de Riquelme, cuando puso un tiro
libre en el travesaño a los 33 minutos.
El segundo tiempo fue radicalmente distinto a partir de dos circunstancias: el gol inicial
de Boca y el cambio de actitud de los volantes locales. Ante la defección de Central,
Cagna, Navas y, sobre todo Riquelme con su manejo, coparon con mucha más decisión el
terreno centralista. Boca se plantó mucho más adelante y desde la jugada inicial en que
Cagna forzó el corner del que provino el cabezazo de Bermúdez de pique al palo y al gol,
hubo un cuarto de hora en que el casi bicampeón entregó lo mejor de la noche: Guillermo,
Palermo de cabeza y Navas queremató débil tuvieron la posibilidad de aumentar. Y hubiera
estado bien en ese momento. Pero la pelota no entró y entre toques, lujos del diez y
dilaciones Boca no supo sacar diferencia, incluso con la expulión de Cappelletti.
El conjunto de Bianchi se echó un poco atrás buscando espacios para contragolpear, pero
al hacerlo se expuso a que el siempre prolijo toque de Central le hiciera pasar sofocones
incluso hasta el final.
Como saldo de un partido que será recordado más por el hecho de que permitió batir un
record histórico que por las circunstancias del juego en sí, a Boca le quedan algunas
evidencias alentadoras: la aparición en primera y sin complejos de Battaglia en un puesto
en que, cuando falta Serna, no hay suplente oficial consolidado: con Berti y Traverso
heridos y Pereda afuera, le queda el campo abierto; la madurez notable que ha alcanzado
Riquelme en estos últimos encuentros lo han revelado como el conductor definitivo,
decisivo, desequilibrante del inminente bicampeón. Este Clausura ha significado la
consagración de un gran jugador, atrevido y dueño de sus medios.
Boca quedó a un paso de nuevo título. Nadie puede discutir los medios, los méritos y la
legitimidad de los recursos que ha utilizado. Además, se ha regalado un record para
celebrar largamente, y que se puede estirar aún más.
La renovación de Bianchi Por más que el presidente de Boca, Mauricio Macri, pretende solucionar lo
más pronto posible la renovación del vínculo de Carlos Bianchi, el entrenador ya le
comunicó a la dirigencia que recién se volverá a sentar para charlar sobre su
situación contractual una vez que finalice el torneo Clausura.
Hasta ahora hubo conversaciones preliminares, pero la situación realmente se
aclarará a partir del 20 de junio, confió un allegado a la entidad. La intención
de las autoridades de Boca es prorrogar el contrato de Bianchi hasta diciembre del 2001 y
aumentarle un 30 por ciento su remuneración Bianchi pidió el 50%.
Actualmente el ex técnico de Vélez percibe alrededor de 750 mil dólares por año, por
lo que pasaría a ganar cerca de 1 millón 200 mil. A pesar de la insistencia de la
comisión directiva por arreglar la vinculación antes del comienzo del próximo torneo,
el contrato de Bianchi vence a fin de este año.
Bianchi prefiere mantenerse en silencio y no da precisiones sobre su continuidad. Lo
único que remarcó es que él permaneció en Vélez ocho meses sabiendo que se iba a ir a
Italia, lo que marca un indicio de que aunque no renueve el contrato, no se irá antes de
diciembre. |
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