Página/12

Como pocas veces, los empresarios más poderosos del país, los consultores más influyentes y los economistas del Gobierno, la Alianza, el duhaldismo y el cavallismo coincidieron en una misma reunión. Fue en el seminario organizado por la Asociación de Bancos Argentinos para respaldar la convertibilidad, en respuesta a la ola de rumores de devaluación que sacudió a los mercados en las últimas semanas. La mera presencia de las personalidades más selectas del mundillo económico fue suficiente para dejar en claro que ni este ni el próximo gobierno alterarán la paridad cambiaria. Sin embargo, el encuentro derivó en algo distinto de su objetivo original. Los representantes del establishment lo utilizaron para dejar sentadas sus exigencias a la próxima administración, para recordarle cuáles son las reglas del juego.
El mensaje estuvo dirigido a José Luis Machinea y Jorge Remes Lenicov, referentes económicos de la Alianza y el duhaldismo, quienes asistieron al cónclave, más que a los inversores locales y extranjeros a los que se buscaba tranquilizar. “Es absolutamente clave para los financistas internacionales saber cómo hará el próximo gobierno para flexibilizar el mercado laboral. Están esperando señales claras de continuidad de las reformas estructurales”, apuntó José Luis Daza, economista jefe del banco de inversión J.P. Morgan. “Eso más que cualquier otra cosa es lo que ahuyentará los temores de devaluación”, añadió el banquero, quien remarcó en su exposición que el deseo de los inversores es que se profundice la flexibilización laboral.
En rigor, ninguno de los once disertantes, incluidos Machinea y Remes Lenicov, olvidó mencionar ese objetivo de política económica. “El sistema monetario ha demostrado ser muy bueno, pero aún resta mucho por hacer y persisten vulnerabilidades que hay que atacar. Los mercados van a imponer presiones muy importantes al próximo gobierno, que lo llevarán a tomar las medidas necesarias”, insistió Daza, entre profético y amenazante.
El mismo tono utilizaron Joaquín Cottani, del banco de inversión Lehman Brothers; Liliana Rojas Suárez, del Deustche Bank, y Carlos Fedrigotti, presidente del Citibank. Ellos encarnan lo que eufemísticamente se denomina “el mercado”, el mismo que produce las sacudidas financieras ante cualquier gesto del Gobierno contrario a sus intereses. Ayer fueron a respaldar la gestión de Roque Fernández, quien aseguró que habrá “una transición ordenada” y que el próximo gobierno “deberá hacer una mejor reforma laboral”.
Rojas Suárez expresó la visión de los inversores sin titubeos. Sostuvo que la convertibilidad “es creíble” para ellos, pero advirtió que los grandes operadores mundiales “observan con atención cuál es el equipo económico con posibilidades de cumplir el requisito de hacer al régimen más sostenible”. “Ese equipo –agregó, dirigiéndose a Machinea y Remes Lenicov– será el que tenga mayor apoyo de los inversionistas”. Como los expositores que la precedieron, la economista mencionó la preocupación de los inversores por la situación fiscal. “La reforma laboral es importantísima, pero más lo es que Argentina pueda pagar su deuda. Para ello va a necesitar recursos y es prioritario que mejoren las cuentas fiscales”, concluyó.
Fedrigotti, quien también es el número dos de la Asociación de Bancos, resumió los temas de agenda que deberá atender el próximo gobierno. “Es necesario un férreo control fiscal, disminuir el gasto de las provincias, diseñar una verdadera reforma laboral –denostando la hecha por Erman González–, mejorar la eficiencia del gasto público y elevar la recaudación impositiva”, enumeró. Esos son los temas que inquietan al sector económico más poderoso, y que recordarán al próximo gobierno ni bien asuma.
De hecho, ayer lo hizo Cottani, al afirmar que “subsisten dudas sobre el liderazgo político para llevar a cabo las reformas estructurales. Loprimero que debe hacer la próxima administración es un road show para explicar a los inversores extranjeros su plan de gobierno”. No obstante, Rojas Suárez tendió un puente conciliador. Dijo que “los equipos económicos de la Alianza y el duhaldismo comparten una agenda de política económica muy similar”. “Sabemos que ninguno va a desviarse”, afirmó.
El auditorio estuvo compuesto, entre otros, por Juan Navarro (presidente del Exxel Group), Guillermo Stanley (vicepresidente del Citibank), Eduardo Elsztain (presidente de Irsa), Aldo Roggio (Cámara de la Construcción), Jorge Di Fiori (Cámara de Comercio), Osvaldo Rial (Unión Industrial), Mauricio Macri (Socma), Pedro Pou (presidente del Banco Central), Domingo Cavallo, Carlos Rodríguez (ex viceministro de Economía), Roberto Alemann (ex secretario de Hacienda de Galtieri) y los consultores más escuchados por la city porteña.
Miguel Angel Broda, uno de estos últimos, describió la percepción de los inversores, hablando como si fuera uno de ellos. “No existen riesgos en la etapa final de este gobierno. Pero generamos incertidumbre porque no estamos seguros de que la sociedad y los políticos vayan a aceptar que se hagan las muchas reformas pendientes”, aseguró. “Si me dicen que vamos a crecer a un ritmo del 3 por ciento en los próximos años, lo firmo ahora mismo”, completó.

MACHINEA.
Frenar la baja de aportes

Después de haber escuchado el rosario de demandas del sector económico más concentrado, José Luis Machinea, el referente económico de la Alianza, buscó desembarazarse de la presión. Hizo una minuciosa exposición del programa que diseña junto a su equipo, se manifestó en favor de los ejes centrales del actual modelo económico, pero marcó diferencias y propuso cambios para superar las falencias de la convertibilidad. “Sin cohesión social no se puede pensar en desarrollo sostenido”, enfatizó.
Machinea jugó una carta sorpresiva ante un auditorio que esperaba definiciones. Se pronunció en favor de equilibrar las cuentas fiscales, tal como piden los inversores, pero dijo que para lograrlo el gobierno deberá postergar la rebaja de aportes patronales. El mensaje fue que para cumplir las exigencias de los mercados, el sector empresario tendrá que hacer su aporte. El economista dijo que si se aplica aquella disminución de impuestos, los únicos beneficiarios serán los productores de bienes exportables, a fin de mejorar su competitividad.
“Este año el déficit fiscal será de 6000 millones. En el 2000 los desembolsos por intereses de la deuda crecen en 1000 millones. Hay gastos postergados por este gobierno por 400 millones. Por lo tanto, el Poder Ejecutivo deberá evaluar una postergación de la rebaja de aportes patronales. No puede dejar desequilibrios fiscales absolutamente inmanejables”, se atajó. La jugada de Machinea fue comprometer a los empresarios en el ajuste. Si esa fue la de cal, Machinea también entregó una palada de arena, al comprometerse a impulsar una nueva reforma laboral.

Remes Lenicov.
Defensa de los políticos

Jorge Remes Lenicov, a quien Eduardo Duhalde señala como su ministro de Economía, eligió centrar su discurso ante banqueros, empresarios y consultores en temas políticos. Luego de que los representantes del establishment pusieran el acento en los temores que les genera la transición hacia el cambio de gobierno, Remes Lenicov entendió que era saludable contestarles. Lo hizo luego de aclarar que “nadie discute salir de esta organización económica”, al cabo lo que motivó la realización del seminario.
“A diferencia de lo que dijo Miguel Angel Broda, creo que los políticos somos más maduros que hace una década”, arrancó Remes Lenicov. “En sus palabras hubo cierta animadversión para con la clase política, pero les recuerdo que soy diputado: ergo, político”, continúo. “Lo que deben observar –dijo, en tono académico– es que el Congreso es la representación política de la Argentina, pero quien maneja el país no son necesariamente los políticos, sino los dirigentes. De ese modo, el economista salió al cruce de la presión transmitida por los disertantes que le precedieron. En la misma línea, afirmó que “en la transición no se debe ver ningún riesgo económico, porque el Congreso acaba de aprobar un ajuste de gastos en plena campaña electoral, algo que es muy difícil, y sin embargo se hizo”. Para remarcar su idea, Remes Lenicov sostuvo que “la política es necesaria, porque no se puede controlar el gasto público, bajar el déficit fiscal y mejorar la competitividad apretando un botón”. Y eso lo saben, concluyó, “quienes presiden cámaras empresarias, como la de los banqueros, que también hacen política”.

La Sociedad Rural no acompaña. Las otras tres entidades del sector repudiaron las propuestas oficiales. Paran desde el domingo.

Las entidades del campo, con excepción de la Sociedad Rural, decidieron realizar un paro de cuatro días, con movilizaciones en todo el país, a partir del próximo domingo. La medida, que el Gobierno trató de evitar en una maratónica reunión con la cúpula del sector anteayer, responde a la insatisfacción de los ruralistas que calificaron de “insuficiente” las propuestas oficiales. Los productores acumulan una deuda record de unos 7000 millones de pesos que implican –según los números de los dirigentes- que la mitad de las tierras cultivables del país están hipotecadas.
En tanto, Roque Fernández, a través de un comunicado emitido por la Secretaría de Agricultura, salió a defenderse enumerando las propuestas de apoyo ofrecidas por su cartera. Las disposiciones incluyen la elevación en un 30 por ciento del arancel externo común para el ingreso de lácteos, quesos y carnes de cerdo; la postergación, por 180 días, de los remates de los establecimientos por deudas con el Banco de la Nación, y una línea de crédito, a 7 años, para evolución agroexportadora.
La respuesta del presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), René Bonetto, no se demoró. Aseguró que el centro de la protesta, la más larga que se recuerde en el campo, es la indiferencia oficial respecto de la suspensión por un año –o 180 días como mínimo– del cobro del impuesto a la renta presunta y a los intereses sobre préstamos. Además, los ruralistas dudan del cumplimiento efectivo de las medidas anunciadas.
“Esta gente –dijo ante Página/12 en referencia a los funcionarios– no sólo es responsable de la política que nos está diezmando, sino que además siempre nos mienten.” Al respecto, resaltó la pendiente refinanciación de pasivos a 20 años, la reducción del precio del gas-oil, el subsidio de tasas de interés, el seguro agrícola y la disminución en el precio del peaje.
Valentín Levisman, presidente de Coninagro, agregó, por su lado, que los reclamos continuarán si no hay respuestas desde el Gobierno, porque “lo que estamos haciendo es interpretar la angustia y desesperación de nuestra gente, que recibe anuncios de medidas que no conforman”, enfatizó.
En tanto, el acatamiento a la medida de fuerza por parte de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) puso la balanza de la quebrada coalición en favor de los rebeldes. Además, su titular, Marcelo Muniagurria, un dirigente enrolado en las filas del justicialismo, impide tildar al paro de “político” como especulaba el Gobierno tras hacerle saltar el cerco a la Sociedad Rural Argentina. Para este representante rural, los anuncios del Gobierno “no son del todo malos”, pero “no son suficientes”, dado que dejan intactos “los problemas centrales que decidieron esta protesta”. La definición –tomada a último momento– de CRA habría sido gatillada por fuertes presiones de las bases nucleadas en la poderosa Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, CARBAP, así como de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (CARZOR).
La desertora Sociedad Rural Argentina se excusó de participar de la lucha en la importancia de las medidas ofrecidas por Economía. Las mismas, en opinión de Enrique Crotto, “tienen un alto costo político y económico para el Gobierno y tienden a algunas soluciones específicas para varios sectores de la producción”.