Por Pedro Lipcovich El primer corazón artificial
hecho en la Argentina ya está listo para ser probado en humanos. Se completó con éxito
el ensayo, en una ternera, del aparato producido por la Universidad de Morón, el INTA y
el Conicet. Los corazones artificiales sirven para que los pacientes con insuficiencia
cardíaca puedan sobrellevar el lapso, a veces prolongado, hasta que se pueda concretar el
trasplante. Pero, además, hay pacientes que no pueden recibir trasplante, por su avanzada
edad o porque sufren la enfermedad de Chagas, y para ellos el desarrollo de estas bombas
artificiales es la única esperanza. Si todo va bien, las primeras pruebas en humanos
empezarán este mes, y en uno o dos años el corazón mecánico podría estar en el
mercado, a mitad del precio de los importados.
La ternera Laurita, a los cinco meses de edad, recibió en su abdomen el corazón
artificial, que pesa 180 gramos y se implanta sin retirar el del paciente, ya que no
sustituye sino que complementa la función de bombeo del ventrículo izquierdo. El aparato
se conecta con la vena que lleva la sangre a ese ventrículo y con la arteria aorta, que
sale de él. El ventrículo izquierdo de una persona en reposo bombea más de cuatro
litros y medio de sangre por minuto, pero el de la persona con insuficiencia cardíaca no
impulsa más que un litro y medio o dos: la bomba artificial, capaz de impeler tres litros
y medio, compensa la falla.
El aparato es accionado por una especie de compresor eléctrico, conectado con el
ventrículo artificial mediante un tubo que atraviesa la piel del paciente. Para que éste
pueda salir de su casa hasta cuatro horas diarias, ese compresor puede ser sustituido por
uno portátil, alimentado a batería, que se lleva colgado del hombro como una cartera.
El aparato fue desarrollado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Morón, con
participación del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y del Conicet.
Domingo Liotta quien hace más de tres décadas protagonizó los primeros ensayos de
corazón artificial en Estados Unidos es el actual decano de la Facultad de Medicina
de Morón: Si podemos ajustar a tiempo los detalles, para el 20 de junio el corazón
va a estar listo para ensayos en humanos anunció. Lo ideal sería hacerlo en
un hospital público. Las pruebas durarán por lo menos un año, después de lo cual
podría encararse la producción comercial.
Hasta ahora, sólo Estados Unidos exporta corazones artificiales. En diciembre pasado, en
el Hospital Finochietto de Avellaneda, un equipo dirigido por Jorge Trainini implantó
uno, por primera vez en Latinoamérica, a una señora de 36 años. La tecnología de ese
aparato es diferente y quizá más avanzada no requiere compresor externo sino sólo
un equipo a batería, portátil. Sin embargo, Ruddy Salas, integrante del equipo del
doctor Trainini, dijo a este diario que ojalá el aparato nacional se desarrolle lo
antes posible: no cuentan mucho las diferencias con los importados ya que el corazón
artificial es básicamente un puente para salvar vidas mientras se espera el
trasplante. Lo que sí cuenta es que el precio previsto para el nacional sería la
mitad del de los importados: 25 o 30.000 dólares, contra 50 o 60.000.
En la Argentina mueren 30.000 personas al año por insuficiencia cardíaca. El presidente
de la Sociedad Argentina de Cardiología, José Martínez Martínez, destacó que la
insuficiencia cardíaca suscita preocupación mundial, es casi una pandemia y que
la posibilidad de trasplantes queda limitada por la cantidad de donantes y la
infraestructura necesarias. Liotta señaló la esperanza que representan los
corazones artificiales para el mal de Chagas, donde no se puede hacer trasplante
porque el corazón injertado se infecta en seguida: hay 300.000 enfermos diagnosticados de
miocardiopatía chagásica en la Argentina, y no se sabe cuántos sin diagnosticar.
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