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Ganó el ANC y respeta la Constitución sudafricana

Aunque una virtual mayoría de dos tercios lo autorizaría a cambiar la Constitución, el ascendente Congreso Nacional Africano eligió la democracia y el prestigio de su gobierno.


The Guardian de Gran Bretaña
Por Chris McGreal Desde Johannesburgo

t.gif (862 bytes) Thabo Mbeki logró una abrumadora victoria en las elecciones presidenciales de Sudáfrica, al ganar más votos que Nelson Mandela cinco años atrás. Anoche, el Congreso Nacional Africano (ANC) estaba a punto de alcanzar los dos tercios de votos necesarios para enmendar la Constitución, aunque Mbeki insiste en que no tiene intenciones de hacerlo. Con casi tres cuartos de votos contabilizados, el ANC alcanzaba el 66 por ciento, tres puntos más que Mandela. Ninguno de sus oponentes obtuvo más del 10 por ciento. El Partido Nacional (NP), que impuso el apartheid en Sudáfrica por casi 50 años, perdió su lugar como oposición oficial en el parlamento al ser abandonado masivamente por los blancos.
Al ANC también le fue bien en las elecciones provinciales, reteniendo cinco de las provincias que ya controlaba y desbancando al PN en Cabo Occidental y al Partido Libertad Inkatha en Kwazulu-Natal, dos provincias donde se necesitará formar coaliciones. En su discurso de victoria, Mbeki anunció que el aumento del cauce electoral del ANC significaba un aplastante voto de confianza, y prometió gobernar con responsabilidad y humildad. “Sin dudar, el pueblo de Sudáfrica renovó el mandato del ANC para gobernar nuestro país –explicó–. Los más pobres entre los pobres dijeron que confían en el ANC para que los ayude a salir de su condición de miseria. Las mujeres de nuestro país nos dieron mandato para que continuemos con la lucha por su dignidad y emancipación.”
El presidente electo respondió directamente a las acusaciones de la oposición de que el ANC abusaría de su mayoría de dos tercios para eliminar los límites constitucionales a sus poderes. Mbeki prometió que defendería el sistema democrático y protegería los derechos humanos consagrados en la Constitución. Los opositores al ANC lo habían acusado de que usaría su mayoría para arrasar con el control independiente del gobierno y revocar las protecciones de los derechos. El presidente Nelson Mandela y Mbeki negaron repetidas veces que el partido tuviese tales intenciones, al decir que eso podría socavar la confianza internacional en el gobierno de Sudáfrica.
El gran derrotado fue el PN, que intentó despegarse de su pasado, tal vez demasiado exitosamente. En 1994, el NP había logrado el 20 por ciento de los votos, principalmente entre electores blancos y mestizos. Anteayer luchaba por conservar un siete por ciento. Los votantes blancos desertaron hacia el Partido Democrático (DP) y su campaña de tintes racistas.
El DP podría convertirse en la oposición oficial, con casi un 10 por ciento de las bancas, aunque ese rol podría ir al Inkatha, que desafió todas las predicciones que lo colocaban al borde del desastre. El líder del NP, Martinus van Schalkwyk, dijo que su partido “pagó el precio de ser inclusivo” con los votantes negros, mientras el DP jugó con los temores de los blancos. El líder del DP, Tony Leon, lo llamó mal perdedor.

 

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