OPINION
El milagro de la paz
Por Graciela Fernández Meijide * |
El
domingo pasado pudimos festejar en Chile con Carlos Chacho Alvarez, la
victoria de Ricardo Lagos en la primaria presidencial de Concertación. La amplitud
cuantitativa y el despliegue nacional de ese triunfo ubican al candidato socialista, y
ahora de toda la alianza gobernante, como el futuro presidente de Chile. La Concertación
allá, en su nueva etapa, y la Alianza aquí, sintonizan en armonía. Casi
simultáneamente las Cámaras, de Senadores en nuestro país y de Diputados en Chile,
pusieron el broche jurídico al último de los conflictos de interpretación de una de las
fronteras más largas del mundo. Ahora es el momento de una nueva etapa: la de la
aceleración de la integración, con la inclusión plena de Chile en el Mercosur. Es la
hora de los acuerdos educativos, económicos, culturales, turísticos. Los límites y la
economía no son sólo para las cancillerías sino para las provincias, para la vida
concreta de los ciudadanos.
Chile padece hoy una sequía que golpea sobre la generación de energía eléctrica. Si
existiera la conexión de la red argentina con la chilena, el superávit argentino
permitiría haber evitado los padecimientos que se sufren por ese motivo más allá de los
Andes. Hay que poner manos a la obra sobre ese tema de inmediato. Del mismo modo, el
Tratado Minero pendiente entre los países constituye el antecedente de las grandes
acciones en la materia que deben realizarse, todo un espacio formidable de desarrollo
económico. Para ello es necesaria la decisión de hacer las cosas bien cuanto antes. Por
no definir la aplicación del Tratado de Límites con rapidez durante un siglo, estuvimos
a punto de ir a una guerra atroz en 1978. Visto como está el mundo hoy el milagro de la
paz con Chile debe ser atesorado como un privilegio que hay que cuidar y cultivar. Ahora
que, por las demandas de los pueblos y la acción de gobiernos y fuerzas políticas se han
definido las fronteras, hay que ensanchar esa confianza con la reducción de la carrera
armamentista para evitar focos de competencia y utilizar los recursos binacionales para la
educación y la economía.
La renuncia perpetua al uso de la fuerza y el acuerdo para la compra del material militar
imprescindibles debe ser una de las contribuciones a desarrollar en un esfuerzo cultural
de nuevo tipo entre ambas naciones. Un argentino que vivió muchos años en Chile en el
siglo pasado escribió un hermoso alegato por la paz perpetua: El crimen de la guerra.
Juan Bautista Alberdi miraba alto y claro.
* Diputada. Candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires (Alianza). |
|