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Humor y danza, extraña pareja

El Centro Cultural Ricardo Rojas propone desde esta noche un ciclo dedicado a obras de danza contemporánea trabajadas a partir del humor.

Idea: Un bailarín debería ser un experto en el movimiento, tanto en la coreografía de la guerra como en la del sexo. Muchas veces la mirada lo convierte en un reprimido.

El grupo Los Esquizoonautas presenta “Padres primerizos”.
La niña de la pareja de bailarines se integra a su “danza marcial”.

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Por Silvina Szperling

t.gif (862 bytes) En el marco de los festejos de su aniversario Nº 15, el Centro Cultural Ricardo Rojas inicia hoy las actividades de un atípico ciclo de Danza y el Humor, del cual participarán coreógrafos de diferentes tendencias. “La idea es que, a partir de una propuesta temática como lo es en cierta medida ésta, los coreógrafos se vean desafiados a crear o seleccionar fragmentos de sus obras con premisas diferentes a las que habitualmente manejan”, dice Brenda Angiel, coordinadora del área de danza del Rojas, en diálogo con Página/12. Angiel, una joven coreógrafa que ha desarrollado su trabajo durante los últimos años en danza aérea, parece tener una natural inclinación a establecer una comunicación muy fluida con el público, incluyendo una convocatoria cuantitativa importante para los parámetros habituales de los grupos de danza contemporánea.
–¿El ciclo busca hacer más accesible la danza al público a través del humor?
–En cierta medida, sí, aunque las obras son muy diversas y el humor que cada artista maneja está muy diferenciado. Por ejemplo, el humor de la obra de Roxana Grinstein está relacionado con ciertos personajes arquetípicos del tango, mientras que el de Susana Szperling, a través del uso de elementos folclóricos, es más bien kinético. Teresa Duggan en esta oportunidad le toma el pelo al proceso de ensayos de una coreografía. En cambio, María José Goldín, quien en “Kali Yuga” observa la adolescencia y sus conflictos, jamás puede evitar el humor en sus obras.
–¿Hay también una intención de convocar a coreógrafos de distintas generaciones que no suelen trabajar en el Rojas?
–Soy consciente de que el Rojas posee una infraestructura modesta que no es apta para obras de cierta escala. Al mismo tiempo se ha caracterizado siempre por apoyar los trabajos experimentales. A través de este tipo de propuestas, intentamos convocar a algunos coreógrafos que no son “habitués” del Centro y ver qué le pasará al público y a los mismos creadores con este contacto.
El grupo que abrirá hoy la actividad, Los Esquizoonautas, es un dúo formado por Laura Veiga y Fabio Rizzo, y presenta la obra Padres primerizos. “Hace algunos años que veníamos trabajando juntos, cultivando nuestra `danza marcial’ en un trabajo con connotaciones punks”, cuenta la pareja. “A partir del nacimiento de Sol Merlina todo cambió. Estábamos preparando una presentación para la Fundación Antorchas (subsidio que finalmente ganamos) y ella no paraba de llorar: en los entrenamientos, en los ensayos, a la noche. Decidimos integrar lo que nos pasaba a la nueva obra: grabamos sus llantos y los incorporamos a la banda de sonido y proyectamos el video del parto real como primera imagen que ve el público. Siempre la obra es `a pesar de’. Lo de la familia unida ideal es una imagen que los otros proyectan en uno. Nosotros trabajamos el sufrimiento, el dolor e incluso la agresión, a través de la integración de las artes marciales. Creo que hemos podido tratar siempre bien a nuestra hija en lo cotidiano por haber permitido que toda esa agresión surgiera en el trabajo artístico, y también incorporar el humor a ello.”
–¿Cuál es la mirada que sobre el cuerpo se tiene en la danza?
–Fabio: Un bailarín debería ser un experto en el movimiento, tanto en la coreografía de la guerra como en la del sexo. Creo que, desgraciadamente, muchas veces la mirada social lo convierte en un ser reprimido, del que se considera que es más sabio cuanto menos se calienta.

 

Las cuatro funciones

Sábado 5: Padres primerizos, de y por el grupo Los esquizoonautas; Silencio por favor, dirección de Teresa Duggan e interpretación de alumnos de la Escuela de Danza del Abasto.
Sábado 12: La pisada, coreografía de Susana Szperling; Kali Yuga (Edad de los conflictos), por la Compañía Pata de ganso, dirigida por María José Goldín.
Sábado 19: Cenizas de tango, coreografía de Roxana Grinstein.
Sábado 26: Hacete la que tenés guantes, coreografía de Inés Sanguinetti; ¿Sabe uno mismo alguna vez por qué ríe?, creación e interpretación de Graciela Schuster, Andrés Sahade y Miriam Corani, con dirección de Corani.
Todas las funciones a las 21.


Demme no, Scott sí

Finalmente, Jonathan Demme rechazó dirigir la segunda parte de El silencio ...: al parecer, el director encontró “demasiado violento” el material de la novela, y pretendía introducir algunos cambios que Harris -quien trabajará en el guión, junto a un escritor aún no determinado– rechazó. Por ello, el productor Dino de Laurentiis contactó a Ridley Scott (Alien, Blade Runner, Los duelistas), quien aceptó gustoso el ofrecimiento. Las estrellas principales, en tanto, aún no dieron una respuesta definitiva. Pero tanto Hopkins como Foster fueron tentados con la nada despreciable suma de diez millones de dólares por la secuela, con lo que podría limarse cualquier resistencia.

 

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