Por Fernando Cibeira En los últimos días cambió
algo dentro de la Alianza. Lo que antes se negaba, ahora se admite pero como un problema
del pasado. Es decir, y pese a tantas desmentidas, finalmente era cierto que la fórmula
Fernando de la Rúa-Carlos Chacho Alvarez se había estancado en las
encuestas. Pero ahora no sólo no sucede más sino que, todo lo contrario, están en alza.
Tanto optimismo se debe a que según los últimos sondeos los apoyos a la coalición
habrían comenzado a ascender en lo que esperan marque una tendencia que se mantenga
inalterable hasta las elecciones de octubre. Ya está: si Duhalde no nos alcanzó en
su mejor momento y en el peor de De la Rúa, ahora no nos alcanza más, resumió uno
de los encargados de la campaña de la Alianza. Durante este fin de semana, el comando
aliancista procesaba una encuesta propia que confirmaría la tendencia que, aseguran,
apareció en los últimos quince días.
La visión optimista que campea por estos días dentro de la coalición parte también de
un análisis subjetivo de la realidad. Ganamos en todos lados, llega a decir
sin ponerse colorado uno de los estrategas aliancistas. Para eso da la siguiente
explicación: En la Capital ganamos por 30 puntos seguro, ¿en dónde nos descuenta
Duhalde esos 600 mil votos?. Y sigue: En la provincia de Buenos Aires la
elección va a ser pareja y en las otras provincias grandes, donde claramente perdemos la
gobernación, como Santa Fe y Mendoza, la fórmula de la Alianza está arriba.
Entre quienes se reúnen periódicamente con De la Rúa para analizar sus próximos pasos,
están convencidos de que el supuesto repunte obedece a una tríada de acontecimientos
favorables: el acompañamiento de la coalición a la exitosa resistencia al recorte del
presupuesto educativo, el triunfo de la Alianza en San Juan y la presentación de la
plataforma de gobierno. A partir de ahí se nota el repunte, explican cerca
del jefe de gobierno porteño. Por eso ahora el principal objetivo es estirar hasta donde
sea posible el buen efecto que aseguran causó en el electorado la
presentación anticipada de su propuesta electoral, un punto en el que pueden
diferenciarse claramente de Eduardo Duhalde, quien todavía peregrina para que le
confirmen de una vez la fecha de su interna. De ahí los afiches con el título de la
plataforma El gran cambio y la jornada de difusión de ayer. Sobre
este punto se insistirá en spots publicitarios y en las frases-fuerza que De
la Rúa utiliza como síntesis, de un tono un poco más agresivo que lo habitual en él.
Voy a terminar con esta fiesta para pocos o Voy a ser presidente de una
Argentina sin impunidad y que castigue a los corruptos, son algunos de los slogans
que el candidato presidencial intenta imponer. La idea surgió a partir de una inquietud
del norteamericano Dick Morris, el ex asesor de Bill Clinton que ahora trabaja en el
equipo de campaña que coordinan Rafael Pascual y Alberto Flamarique. Morris pidió que en
las encuestas que habitualmente realiza la coalición, a través de la consultora
Analogías de Luis Sthulman, además de la intención de voto se midiera también el
discurso. Así descubrieron que si De la Rúa hacía ciertas afirmaciones o hacía otras,
su intención de voto variaba en dos o tres puntos. Ahora algunas de esas frases quedaron
incorporadas a su discurso.
Pero si bien la convicción de los hombres que manejan la campaña es que fueron aquellos
tres hechos los que provocaron el repunte, no dejan de pensar que la ya famosa publicidad
del dicen que soy aburrido fue un acierto que también jugó su papel.
No hay programa de radio o de televisión en que no se haya hecho alguna referencia,
y hay muchos que todavía siguen con el tema. En los cines hay quienes aplauden al verla,
pero hay también quienes se ríen. Lo importante es que nadie se
mantieneindiferente, analiza uno de los consultores de la campaña, convencido de
que el spot fue el golpe que inició el quiebre.
Lo que definitivamente podría convertir a De la Rúa en una persona divertida, sería que
el radical Ricardo Campero ganara las elecciones en Tucumán. Pero la esperanza,
alimentada dentro de la coalición por unas encuestas realizadas unas dos semanas atrás,
se fue desvaneciendo con los últimos sondeos que confirmaron la ventaja del hijo del
general Bussi. Aunque no sea el gran golpe que esperaban, ayer en la Alianza se
conformaban diciendo que al fin de cuentas un segundo puesto no está mal, si
se lo compara con lo obtenido en las últimas elecciones en la provincia.
Tanto espíritu optimista no significa que los estrategas de la Alianza no esperen
contratiempos de aquí hasta octubre. Suponen que Duhalde sostendrá una campaña que
insista en la idea de que los radicales no saben gobernar, haciendo hincapié en la figura
de Raúl Alfonsín, a quien llama el jefe de la Alianza. De la Rúa acordó
con el ex presidente que salga de campaña por la provincia de Buenos Aires, movilizando a
la estructura radical entre la que conserva una gran influencia. Con ese lugar más el
ofrecimiento para que sea el presidente de la UCR a fin de año, los hombres de De la Rúa
esperan que Alfonsín se mantenga tranquilo y en un discreto segundo plano lo que, en
cierta manera, opacaría la estrategia de Duhalde. De cualquier forma, según las
encuestas sobre este punto realizadas por la coalición, la gente no tiene a De la Rúa
como un dirigente radical tradicional por lo que creen que no se vería tan afectado por
ese machacar duhaldista.
También, pese a los varios problemas surgidos en el rubro, el jefe de gobierno mantiene
inalterable su imagen de dirigente honesto. Claro que aún no se había podido analizar en
su medida exacta las repercusiones de la renuncia de Marta Oyhanarte a la UCR, pero en la
coalición veían, un poco aliviados, que el caso había surgido y desaparecido con mucha
rapidez y sin mayores consecuencias. Por otro lado, una de las cuentas pendientes que
reconocen en la Alianza es que todavía no consiguieron encontrarle a Chacho Alvarez su
lugar dentro de la campaña. Por ahora en las publicidades televisivas no está y, dado el
éxito obtenido, todo parece indicar que seguirá así.
Mientras, la mejor manera de disimular las falencias seguirá siendo unir a Duhalde con
Carlos Menem, una táctica que aseguran le viene reportando buenos dividendos. La
gente sabe que son lo mismo pero se olvida. Por eso, si se lo recordamos,
reaccionan, argumentaba, un tanto paternalista, uno de los encargados de la campaña
aliancista.
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