Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Un poco de alivio y mayor confianza en la Alianza

La cúpula de la coalición siente que se ha recobrado. Los sondeos
van mejorando. El triunfo en San Juan, la pelea por el recorte
educativo y el lanzamiento de la plataforma produjeron el quiebre.

De la Rúa y Alvarez ven que los números los están favoreciendo.
Con el repunte, ahora aceptan la pérdida de votos que habían sufrido.

na04fo01.jpg (11827 bytes)
Por Fernando Cibeira

t.gif (862 bytes) En los últimos días cambió algo dentro de la Alianza. Lo que antes se negaba, ahora se admite pero como un problema del pasado. Es decir, y pese a tantas desmentidas, finalmente era cierto que la fórmula Fernando de la Rúa-Carlos “Chacho” Alvarez se había estancado en las encuestas. Pero ahora no sólo no sucede más sino que, todo lo contrario, están en alza. Tanto optimismo se debe a que según los últimos sondeos los apoyos a la coalición habrían comenzado a ascender en lo que esperan marque una tendencia que se mantenga inalterable hasta las elecciones de octubre. “Ya está: si Duhalde no nos alcanzó en su mejor momento y en el peor de De la Rúa, ahora no nos alcanza más”, resumió uno de los encargados de la campaña de la Alianza. Durante este fin de semana, el comando aliancista procesaba una encuesta propia que confirmaría la tendencia que, aseguran, apareció en los últimos quince días.
La visión optimista que campea por estos días dentro de la coalición parte también de un análisis subjetivo de la realidad. “Ganamos en todos lados”, llega a decir sin ponerse colorado uno de los estrategas aliancistas. Para eso da la siguiente explicación: “En la Capital ganamos por 30 puntos seguro, ¿en dónde nos descuenta Duhalde esos 600 mil votos?”. Y sigue: “En la provincia de Buenos Aires la elección va a ser pareja y en las otras provincias grandes, donde claramente perdemos la gobernación, como Santa Fe y Mendoza, la fórmula de la Alianza está arriba”.
Entre quienes se reúnen periódicamente con De la Rúa para analizar sus próximos pasos, están convencidos de que el supuesto repunte obedece a una tríada de acontecimientos favorables: el acompañamiento de la coalición a la exitosa resistencia al recorte del presupuesto educativo, el triunfo de la Alianza en San Juan y la presentación de la plataforma de gobierno. “A partir de ahí se nota el repunte”, explican cerca del jefe de gobierno porteño. Por eso ahora el principal objetivo es estirar hasta donde sea posible el buen efecto que –aseguran– causó en el electorado la presentación anticipada de su propuesta electoral, un punto en el que pueden diferenciarse claramente de Eduardo Duhalde, quien todavía peregrina para que le confirmen de una vez la fecha de su interna. De ahí los afiches con el título de la plataforma –”El gran cambio”– y la jornada de difusión de ayer. Sobre este punto se insistirá en spots publicitarios y en las “frases-fuerza” que De la Rúa utiliza como síntesis, de un tono un poco más agresivo que lo habitual en él.
“Voy a terminar con esta fiesta para pocos” o “Voy a ser presidente de una Argentina sin impunidad y que castigue a los corruptos”, son algunos de los slogans que el candidato presidencial intenta imponer. La idea surgió a partir de una inquietud del norteamericano Dick Morris, el ex asesor de Bill Clinton que ahora trabaja en el equipo de campaña que coordinan Rafael Pascual y Alberto Flamarique. Morris pidió que en las encuestas que habitualmente realiza la coalición, a través de la consultora Analogías de Luis Sthulman, además de la intención de voto se midiera también el discurso. Así descubrieron que si De la Rúa hacía ciertas afirmaciones o hacía otras, su intención de voto variaba en dos o tres puntos. Ahora algunas de esas frases quedaron incorporadas a su discurso.
Pero si bien la convicción de los hombres que manejan la campaña es que fueron aquellos tres hechos los que provocaron el repunte, no dejan de pensar que la ya famosa publicidad del “dicen que soy aburrido” fue un acierto que también jugó su papel. “No hay programa de radio o de televisión en que no se haya hecho alguna referencia, y hay muchos que todavía siguen con el tema. En los cines hay quienes aplauden al verla, pero hay también quienes se ríen. Lo importante es que nadie se mantieneindiferente”, analiza uno de los consultores de la campaña, convencido de que el spot fue el golpe que inició el quiebre.
Lo que definitivamente podría convertir a De la Rúa en una persona divertida, sería que el radical Ricardo Campero ganara las elecciones en Tucumán. Pero la esperanza, alimentada dentro de la coalición por unas encuestas realizadas unas dos semanas atrás, se fue desvaneciendo con los últimos sondeos que confirmaron la ventaja del hijo del general Bussi. Aunque no sea el gran golpe que esperaban, ayer en la Alianza se conformaban diciendo que al fin de cuentas “un segundo puesto no está mal”, si se lo compara con lo obtenido en las últimas elecciones en la provincia.
Tanto espíritu optimista no significa que los estrategas de la Alianza no esperen contratiempos de aquí hasta octubre. Suponen que Duhalde sostendrá una campaña que insista en la idea de que los radicales no saben gobernar, haciendo hincapié en la figura de Raúl Alfonsín, a quien llama “el jefe de la Alianza”. De la Rúa acordó con el ex presidente que salga de campaña por la provincia de Buenos Aires, movilizando a la estructura radical entre la que conserva una gran influencia. Con ese lugar más el ofrecimiento para que sea el presidente de la UCR a fin de año, los hombres de De la Rúa esperan que Alfonsín se mantenga tranquilo y en un discreto segundo plano lo que, en cierta manera, opacaría la estrategia de Duhalde. De cualquier forma, según las encuestas sobre este punto realizadas por la coalición, la gente no tiene a De la Rúa como un dirigente radical tradicional por lo que creen que no se vería tan afectado por ese machacar duhaldista.
También, pese a los varios problemas surgidos en el rubro, el jefe de gobierno mantiene inalterable su imagen de dirigente honesto. Claro que aún no se había podido analizar en su medida exacta las repercusiones de la renuncia de Marta Oyhanarte a la UCR, pero en la coalición veían, un poco aliviados, que el caso había surgido y desaparecido con mucha rapidez y sin mayores consecuencias. Por otro lado, una de las cuentas pendientes que reconocen en la Alianza es que todavía no consiguieron encontrarle a Chacho Alvarez su lugar dentro de la campaña. Por ahora en las publicidades televisivas no está y, dado el éxito obtenido, todo parece indicar que seguirá así.
Mientras, la mejor manera de disimular las falencias seguirá siendo unir a Duhalde con Carlos Menem, una táctica que aseguran le viene reportando buenos dividendos. “La gente sabe que son lo mismo pero se olvida. Por eso, si se lo recordamos, reaccionan”, argumentaba, un tanto paternalista, uno de los encargados de la campaña aliancista.

 

PRINCIPAL