Setenta profesores sufrirán una drástica reducción salarial, porque el Consejo Superior suspendió un programa que unificaba los cargos docentes. Las autoridades dicen que volverá a abrir. |
Por Cecilia Sosa Si me quitan la dedicación exclusiva, me tengo que hacer un haraquiri, se lamentó María Cristina Melana, profesora titular de dos cátedras en la carrera de Trabajo Social (UBA). Mi sueldo bajaría un 40 por ciento -agregó. Tendría que buscar trabajo en una universidad privada. Melana integra el grupo de 67 profesores de la UBA que a fin de este mes sufrirá una drástica caída salarial: en algunos casos, el recorte alcanzará el 80 por ciento. Los afectados son los miembros de un programa de unificación de cargos, que depende del Rectorado y permite a docentes con varios nombramientos en una o varias facultades, sumarlos y cobrar el equivalente a una dedicación más alta, a la que se hacen acreedores por la cantidad de horas que trabajan. Pero el Consejo Superior de la Universidad decidió, hasta nuevo aviso, cerrar el programa creado en 1993. Y con él, todas las investigaciones y tareas académicas iniciadas en su marco. No es un problema presupuestario. El programa se había vaciado. De los 126 docentes originales sólo quedó la mitad. Por eso lo daremos de baja: para revisar su reglamento y ampliar la convocatoria, justificó la secretaria académica de la Universidad de Buenos Aires, Alicia Camilloni, en diálogo con Página/12. También anunció que, lo más rápidamente, se hará una nueva convocatoria, para que no quede un período en blanco. La situación es desesperante. Tenía comprometido mi trabajo con la UBA todo el año y ahora, en el mejor de los casos, mi sueldo quedará reducido a la mitad se indignó la socióloga y profesora Susana Murillo. Vivo para la UBA de lunes a sábados. Gano 1100 pesos y no rezongo. Pero, ante esto, voy a tener que salir a buscar trabajo donde sea. Murillo además de ser una de las mayores expertas argentinas en el pensamiento del filósofo francés Michel Foucault es coordinadora de la sede Uriburu del Ciclo Básico Común, profesora titular de dos materias en la Facultad de Ciencias Sociales, docente en el programa UBA XXII en las cárceles y directora de dos equipos de investigación, entre otras actividades. Gracias al programa, alcanzaba a cobrar una dedicación exclusiva. En la UBA, un docente con dos dedicaciones simples cobra 80 pesos por cada una. Pero trabaja la misma cantidad de horas que otro con dedicación semiexclusiva, que percibe 300 pesos. El Programa de incremento de los cargos docentes fue creado para compensar esa diferencia: en el ejemplo referido, el Rectorado agregaba 140 pesos a los salarios. La cifra crecía cuando el docente seleccionado por el programa reunía simples y semiexclusivas. El programa era la única manera de compensar mínimamente nuestra precariedad laboral. Damos clase, investigamos y formamos nuevos investigadores. Suspendiendo el programa, todo esto se va a ver muy afectado, advirtió Melana, también directora de una investigación. Desde la UBA se informó que el 30 de junio no será el final del programa, sino la apertura de una instancia de evaluación, tras la que habrá una reapertura en la que serán beneficiados más docentes. Sin embargo, los 68 profesores que recibirán la baja no serán reincorporados. Si quieren volver, deberán presentarse al nuevo concurso y ganarlo. Los concursos son libres y nadie tiene prioridad. No obstante, si los antecedentes acumulados son favorables, pesarán en la evaluación, dijo Camilloni. Desde el gremio docente de la UBA (Aduba), el secretario adjunto Daniel Ricci respondió: Para no cortar la continuidad de las investigaciones, exigiremos que tengan prioridad los docentes que hoy están incluidos. Pero también se duda de que la reapertura se concrete. Es una mentira académica disparó Néstor Correa, de la asociación docente de Ciencias Sociales, que no integra Aduba. Nunca para mejorar un programa se lo cierra antes. De los 68 profesores universitarios afectados, 21 dan clases en la Facultad de Ciencias Sociales, 15 en el CBC, 12 en Filosofía y Letras, y el resto en Psicología, Derecho, Farmacia, Ingeniería y Ciencias Económicas. Queremos defender el programa pero, después de cinco años, esnecesario evaluar sus resultados. Además, tenía un sesgo en la representación. La mayoría de los docentes eran de Ciencias Sociales, Filosofía y Letras y del CBC argumentó Camilloni. Por eso, se resolvió darlo de baja, hacer una depuración y revisar su reglamento. No tengo problema en concursar. Pero avisar ahora que el programa caduca a fin de mes, cuando iba a durar todo el año, es un maltrato gratuito se quejó Luis Ivancich, docente en la Facultad de Ciencias Económicas, el CBC y Ciencias Sociales. Me queda la mitad del sueldo y pierdo la motivación para seguir con las investigaciones que dirijo. Además, yo voy a seguir al frente de los mismos cursos e investigaciones: no veo por qué tengo que dejar de cobrar, razonó. La resolución del Consejo Superior decidió que una comisión evalúe al programa y estudie los mecanismos para llamar una nueva convocatoria. Cada año tenemos que presentar informes sobre nuestras actividades. Incluso, muchos docentes quedaron afuera por este examen. En octubre, la UBA nos evaluó positivamente y nos aprobó un plan de trabajo para todo el año, explicó Murillo. Andrea Ostrov, docente de Latín y de Literatura Latinoamericana en Filosofía y Letras dijo: Con dos cargos, mi sueldo es de 340 pesos. Ahora, sería de 200. Sería un bajón. Pero, siendo docente, uno ya está acostumbrado a seguir adelante con el trabajo aunque no paguen, completó, con resignación.
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