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El Gobierno festejó el fracaso de las encuestas

Cada quien en el PJ explica el triunfo de Miranda según le parece: desde la presencia de Duhalde y Ortega hasta el apoyo de Menem.

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Por Adrián H. Mouján y
        Diego Schurman

t.gif (862 bytes)  “Si ganó Miranda, podemos ganar en cualquier lado.” La frase de uno de los voceros del Ministerio de Interior, Carlos Corach, la repetían todos los funcionarios ultramenemistas que el domingo a la noche habían celebrado el apoyo de Ricardo y Antonio Bussi –aparentes triunfadores ese día– a la gestión de Carlos Menem y al modelo económico. En cambio, el ala política del Gobierno se mostró mucho más conciliadora en el frente interno al ponderar la tracción de votos en favor del gobernador electo Julio Miranda, que generó la presencia constante de la fórmula Eduardo Duhalde-Ramón “Palito” Ortega en la provincia.
Los colaboradores de Corach, que se encuentra de visita en Guatemala, se congratularon por lo que definieron como “fracaso de los encuestadores”, más allá de que en el Ministerio del Interior creyeron en los sondeos hasta ayer por la mañana. Inclusive en los despachos del ministro del Interior y del senador mendocino Eduardo Bauzá, los dos dirigentes menemistas que negocian un acuerdo político con el duhaldismo, se comenzó a proyectar a futuro a partir de esta victoria.
“Este triunfo es una maravilla, porque entre los votos de Bussi y los del PJ tenemos 300 mil votos reunidos para la presidencial, porque Bussi va a llamar a votar a Duhalde”, explicó un operador justicialista, con una visión exgeradamente optimista y lineal. En el Gobierno diagramaron una estrategia para apuntalar las campañas de los candidatos peronistas en Tierra del Fuego y Río Negro, aunque con la diferencia de que en la provincia más austral el menemismo también considerará como propio el triunfo del postulante del Movimiento Popular Fueguino (Mopof).
Al referirse a que la insospechada victoria de Miranda puede anticipar triunfos en otros distritos, el menemismo apuntó a la figura del senador Remo Constanzo, eterno candidato a la gobernación rionegrina, que según los sondeos con los que cuenta el Gobierno podría arrebatarle la gobernación al radicalismo. Estas encuestas también las recibieron los duhaldistas y por esa razón, hace dos semanas, el candidato presidencial del PJ recibió al senador rionegrino y se sacó una foto junto al legislador. Además Duhalde y Ortega recorrerán Tierra del Fuego este viernes y sábado para apoyar la postulación a gobernador del senador Carlos Manfredotti y el domingo desembarcarán con toda la artillería en Río Negro junto a Constanzo.
Pero el justicialismo prefirió celebrar la victoria de Miranda antes de concentrarse en las campañas de Tierra del Fuego, cuya elección está prevista para el domingo 20, y Río Negro, que elegirá al nuevo gobernador el 27 de junio. En su evaluación, los colaboradores de Corach consideraron que “muchos de los tucumanos votaron al partido, no se fijaron quién iba al frente del sublema”. Siguiendo esta línea de razonamiento, los corachistas chicanearon a los encuestadores. “Los muchachos se equivocaron al hacer encuestas en boca de urna en una elección en la que había tantos sublemas”, señalaron en el Ministerio de Interior, luego de sobreponerse ellos también a la sorpresa por la victoria.
“Fue clave la presencia de Duhalde y Palito, aunque el presidente Menem también colaboró con Miranda.” Con esta frase, en el despacho de Corach repartieron los méritos del triunfo de Miranda entre el jefe de Estado y el gobernador bonaerense. En el duhaldismo también consideraron vital la activa participación de la fórmula que visitó la provincia cuatro veces en los dos últimos meses. Pero los bonaerenses también ponderaron la decisiva actuación de los intendentes tucumanos que traccionaron muchos votos en favor de la fórmula provincial.
Pero la algarabía más grande la vivían los orteguistas, ya que ellos también consideran que tienen derecho a arrogarse aunque sea parte de esta victoria como propia. “El resultado es espectacular, es bárbaro, aunque ganemos por veinte votos”, resumieron los operadores del senador tucumano. En el cuartel del candidato a vice se arrogaron el hecho de que Ortega no aceptara el triunfo de Ricardo Bussi. “Es que el candidato a vice, Sisto Terán, nos llamó a las nueve y pico de la noche diciéndonos que ganábamos; entonces resolvimos no hablar hasta no tener datos oficiales. Sonaban tan seguros que decidimos jugarnos hasta el final por Julito.”

LA ALIANZA SACO MENOS DE LO QUE ESPERABA
“Motivación netamente provincial”

t.gif (862 bytes) El inesperado resultado de las elecciones tucumanas provocó un efecto revulsivo en la Alianza. Es que la ilusión de un triunfo del radical Rodolfo Campero había motivado que en pocos días la fórmula Fernando de la Rúa-Carlos “Chacho” Alvarez visitara dos veces la provincia, y que en la última semana dirigentes de peso como Raúl Alfonsín y Graciela Fernández Meijide también se sumaran a la campaña. Es decir, impulsados en encuestas que ahora se verificaron equivocadas, la coalición buscó nacionalizar la elección que podría terminar derivando en un impensado escenario para el festejo de Eduardo Duhalde. Ayer, en la Alianza hacían todo lo posible para restarle importancia al lejano tercer puesto. Con De la Rúa afectado de una oportuna gripe, Alvarez salió a explicar que el voto de los tucumanos tuvo una motivación “netamente provincial”.
El optimismo que se había apoderado de los estrategas de la Alianza por el repunte de Campero de los últimos quince días llevó hasta a hacer trascender que De la Rúa tenía un avión listo en Aeroparque para participar de los festejos de Campero el domingo a la noche. Ayer esa versión era adjudicada al “exceso de triunfalismo” de algunos dirigentes tucumanos. “El problema era que se instaló la idea de que saldríamos primeros o segundos, porque si tomamos en cuenta lo que habían sacado la UCR y el Frepaso en las dos últimas elecciones, Campero anduvo muy bien”, analizaba ayer un legislador cercano a Alvarez.
“Evidentemente, la candidatura de Campero y la oferta de la Alianza no fue la que polarizó la elección”, concedió ayer Chacho. “Hubiéramos querido ser nosotros quienes polarizáramos. Cuando no se logra esto, evidentemente no es una buena elección”, añadió. Fue la única autocrítica que el candidato a vicepresidente de la coalición realizó en público porque de inmediato se abrazó a la hipótesis del espíritu provincial del voto. Así insistió en que “la oferta electoral de los partidos tiene una fuerte connotación provincial” y aseguró que “nosotros dijimos que cuando gana o cuando pierde un candidato provincial tiene que ver con lo que pasa en esa provincia. La gente no se confunde, sabe cuando vota a un gobierno nacional o a un gobierno provincial”.
Alvarez hacía referencia a los sondeos realizados en la provincia que daban a Campero muy por debajo de la intención de voto que recogía la fórmula presidencial. Incluso, aunque ahora resulte difícil medir la credibilidad de cualquier sondeo en Tucumán, también se adjudicaban una importante diferencia respecto de Duhalde. La amarga experiencia del domingo no alcanzaba para aplacar el espíritu optimista que en los últimos días campea entre los coordinadores de la campaña aliancista. Aún ayer, luego de haber fabricado un marco adecuado para el festejo de Duhalde, sostenían que “el despegue de la fórmula de la Alianza a nivel nacional ya es firme”. Como argumento esgrimían una encuesta propia que habrían terminado de procesar durante el fin de semana, que le daría al binomio De la Rúa-Alvarez una diferencia que no tenían desde fines del año pasado, en su momento de mayor auge.

 

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