Por Mariana Carbajal Roberto
Zelicovich, el cirujano plástico que cobró fama al operar a Mirtha Legrand y que tuvo
entre sus clientes más selectos al pianista Bruno Gelber, la hija del ex ministro Domingo
Cavallo y su esposa Sonia Abrazian, fue procesado por el delito de lesiones culposas
y reiteradas, en una causa iniciada por una ex diputada justicialista y una
cantante, quienes lo acusaron, respectivamente, de desfigurarle el rostro y
provocarle una deformación permanente en la cara, al aplicarles un
peeling químico. El juez en lo criminal de instrucción Eduardo Daffis
Niklison le fijó, además, un embargo de 300.000 pesos. La resolución del magistrado fue
apelada por la defensa. La primera demanda contra Zelicovich fue presentada por la ex
diputada nacional Mirta Rubini, actualmente legisladora bonaerense, en julio de 1996,
después de que el cirujano plástico de la farándula le realizara un lifting facial y le
aplicara ácido tricloroacético para realizarle un tratamiento de pulido de la piel, en
una operación que se llevó a cabo en el Sanatorio Quintana. La segunda denuncia fue
presentada, en 1997, por la cantante y profesora de música Edith Margulis, a quien el
especialista sometió a un peeling químico similar, en el mismo centro
médico. Margulis fue operada el 19 de enero de 1996 y Rubini, cuatro días después.
Ambas mujeres denunciaron en la Justicia que sufrieron quemaduras profundas y que, con los
sucesivos tratamientos que les propuso Zelicovich, sus lesiones se agravaron. Los dos
expedientes fueron unificados el año pasado.El juez Niklison firmó el auto de
procesamiento el 27 de mayo. Al calificar el delito como lesiones culposas, el
magistrado desestimó las denuncias por lesiones culposas graves que habían
planteado ambas querellantes. La resolución judicial favoreció a Zelicovich: el delito
de lesiones graves tiene una pena de hasta 6 años de prisión, mientras que el de
lesiones culposas no supera los 2 años. Niklison declaró además, la incompetencia de su
juzgado, para que el caso pase a la Justicia correccional.Al prestar declaración
indagatoria, Zelicovich alegó que pudo haber sido la calidad del ácido que
compraba en la farmacia Colón, ubicada en Las Heras y Callao lo que derivó en un
resultado adverso en las operaciones de sus dos pacientes. Parecería que la
concentración del producto era mayor a la que él suponía, dijo ayer a Página/12
el abogado Juan Ignacio Imaz, a cargo de la defensa del cirujano plástico. Para el juez
Niklison, prima facie Zelicovich actuó con negligencia al utilizar un ácido
sin probarlo previamente, si el producto no estaba en condiciones de ser aplicado. Ayer
fue imposible localizar a Zelicovich. Tras el desprestigio que le acarrearon las denuncias
en su contra, en 1998 el afamado cirujano plástico cerró su distinguido consultorio del
barrio de Recoleta y se fue del país. Según confirmó su letrado, plantó bandera en
España y en los Emiratos Arabes Unidos. En la ciudad de Dubai tiene a su cargo el
departamento de Cirugía Estética del Hospital Internacional Belhoul, donde opera a
princesas, jeques y ricos petroleros. En las numerosas revistas y diarios locales de
habla árabe e inglesa que dieron cuenta de su arribo al lugar, se presentó nada
más y nada menos que como el cirujano plástico de Michael Jackson, Catherine Deneuve y
Sophia Loren. Su abogado aseguró que a principios de 1999 Zelicovich habría iniciado
visitas periódicas a Buenos Aires, para operar a pacientes que seguían confiando en su
destreza y habilidad en el quirófano. Sin embargo, en el mundillo de la cirugía
estética, nadie se había enterado de que estuviera trabajando por estos pagos. Antes de
caer en desgracia, tuvo entre sus pacientes a Susana Giménez, al pianista Bruno Gelber y
a la modelo Carmen Santos, a quien hizo de nuevo después que un tigre la
atacara mientras rodaba una publicidad de Benson & Hedges, según recordó Luis Majul
en su libro Las máscaras de la Argentina.
La odisea de una diputada
Me estoy recuperando, contó ayer a Página/12 la diputada provincial Mirta
Rubini y precisó que, a principios de este año, se sometió a una cirugía reparadora,
que le permitió volver a cerrar los ojos. Lo único que espero es que ninguna otra
mujer pase por lo que pasé yo, después de la operación que me hizo Zelicovich,
declaró ayer. Según la querella que le inició al afamado cirujano plástico, los ojos
le quedaron ulcerados, se le deterioró la vista y ya no pudo cerrarlos bien. A los dos
meses de la intervención quirúrgica, su rostro permanecía enrojecido e inflamado,
con marcas profundas que supuraban especialmente en las mejillas y la frente.
También denunció que se le formaron durezas en la comisura de los labios que
le impedían prácticamente abrir la boca y gesticular. |
|