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Más que cirugía, una desfiguración

El cirujano plástico que operó a MirthaLegrand fue procesado en una causa dondees acusado de “desfigurar” dos rostros.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (862 bytes)  Roberto Zelicovich, el cirujano plástico que cobró fama al operar a Mirtha Legrand y que tuvo entre sus clientes más selectos al pianista Bruno Gelber, la hija del ex ministro Domingo Cavallo y su esposa Sonia Abrazian, fue procesado por el delito de “lesiones culposas y reiteradas”, en una causa iniciada por una ex diputada justicialista y una cantante, quienes lo acusaron, respectivamente, de “desfigurarle” el rostro y provocarle una “deformación permanente” en la cara, al aplicarles un “peeling” químico. El juez en lo criminal de instrucción Eduardo Daffis Niklison le fijó, además, un embargo de 300.000 pesos. La resolución del magistrado fue apelada por la defensa. La primera demanda contra Zelicovich fue presentada por la ex diputada nacional Mirta Rubini, actualmente legisladora bonaerense, en julio de 1996, después de que el cirujano plástico de la farándula le realizara un lifting facial y le aplicara ácido tricloroacético para realizarle un tratamiento de pulido de la piel, en una operación que se llevó a cabo en el Sanatorio Quintana. La segunda denuncia fue presentada, en 1997, por la cantante y profesora de música Edith Margulis, a quien el especialista sometió a un “peeling” químico similar, en el mismo centro médico. Margulis fue operada el 19 de enero de 1996 y Rubini, cuatro días después. Ambas mujeres denunciaron en la Justicia que sufrieron quemaduras profundas y que, con los sucesivos tratamientos que les propuso Zelicovich, sus lesiones se agravaron. Los dos expedientes fueron unificados el año pasado.El juez Niklison firmó el auto de procesamiento el 27 de mayo. Al calificar el delito como “lesiones culposas”, el magistrado desestimó las denuncias por “lesiones culposas graves” que habían planteado ambas querellantes. La resolución judicial favoreció a Zelicovich: el delito de lesiones graves tiene una pena de hasta 6 años de prisión, mientras que el de lesiones culposas no supera los 2 años. Niklison declaró además, la incompetencia de su juzgado, para que el caso pase a la Justicia correccional.Al prestar declaración indagatoria, Zelicovich alegó que pudo haber sido la calidad del ácido –que compraba en la farmacia Colón, ubicada en Las Heras y Callao– lo que derivó en un resultado adverso en las operaciones de sus dos pacientes. “Parecería que la concentración del producto era mayor a la que él suponía”, dijo ayer a Página/12 el abogado Juan Ignacio Imaz, a cargo de la defensa del cirujano plástico. Para el juez Niklison, “prima facie” Zelicovich actuó con negligencia al utilizar un ácido sin probarlo previamente, si el producto no estaba en condiciones de ser aplicado. Ayer fue imposible localizar a Zelicovich. Tras el desprestigio que le acarrearon las denuncias en su contra, en 1998 el afamado cirujano plástico cerró su distinguido consultorio del barrio de Recoleta y se fue del país. Según confirmó su letrado, plantó bandera en España y en los Emiratos Arabes Unidos. En la ciudad de Dubai tiene a su cargo el departamento de Cirugía Estética del Hospital Internacional Belhoul, donde opera a princesas, jeques y ricos petroleros. En las numerosas revistas y diarios locales –de habla árabe e inglesa– que dieron cuenta de su arribo al lugar, se presentó nada más y nada menos que como el cirujano plástico de Michael Jackson, Catherine Deneuve y Sophia Loren. Su abogado aseguró que a principios de 1999 Zelicovich habría iniciado visitas periódicas a Buenos Aires, para operar a pacientes que seguían confiando en su destreza y habilidad en el quirófano. Sin embargo, en el mundillo de la cirugía estética, nadie se había enterado de que estuviera trabajando por estos pagos. Antes de caer en desgracia, tuvo entre sus pacientes a Susana Giménez, al pianista Bruno Gelber y a la modelo Carmen Santos, a quien “hizo de nuevo” después que un tigre la atacara mientras rodaba una publicidad de Benson & Hedges, según recordó Luis Majul en su libro Las máscaras de la Argentina.

 

La odisea de una diputada

“Me estoy recuperando”, contó ayer a Página/12 la diputada provincial Mirta Rubini y precisó que, a principios de este año, se sometió a una cirugía reparadora, que le permitió volver a cerrar los ojos. “Lo único que espero es que ninguna otra mujer pase por lo que pasé yo, después de la operación que me hizo Zelicovich”, declaró ayer. Según la querella que le inició al afamado cirujano plástico, los ojos le quedaron ulcerados, se le deterioró la vista y ya no pudo cerrarlos bien. A los dos meses de la intervención quirúrgica, su rostro “permanecía enrojecido e inflamado, con marcas profundas que supuraban especialmente en las mejillas y la frente”. También denunció que se le formaron “durezas” en la comisura de los labios que le “impedían prácticamente abrir la boca y gesticular”.

 

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