Por Mariana Enriquez Hace casi tres
años que Ritchie Blackmore, el mítico guitarrista británico de Deep Purple y Rainbow,
autor de clásicos del heavy metal como Smoke on the water y Highway
Star no se dedica al rocknroll. No estuvo con Deep Purple en sus
últimas reuniones y también desbandó Ritchies Blackmore Rainbow, el grupo que
tenía como pretexto apoyarlo en su carrera solista. No es que se haya retirado. Es,
sencillamente, que cambió de estilo. Radicalmente. Con su novia, Candice Night, desde
1998 forman un dúo de música renacentista y medieval, Blackmores Night. Ya
editaron dos CDs, Shadow of the Moon (1998) y Under a Violet Moon (1999), inspirados
en la música gitana, la caballería y los trovadores. Hay por allí aires flamencos y
hasta canciones compuestas por el rey Tudor Enrique VIII. Cosa que, para Ritchie, no es
una necesaria contradicción con el rocknroll. La música renacentista
explica Blackmore en una entrevista telefónica con Página/12 es del siglo
XVI, y es muy similar al rock en algunos aspectos, incluso en su estructura melódica.
Casi toda está tocada en cuartas y quintas. Además, el entorno es similar: en el
medioevo y el renacimiento la música era un punto de reunión, y la gente se emborrachaba
y la pasaba bien en los shows. Además, tiene la misma intensidad del
rock. Blackmore no tiene intenciones de volver con Purple por el momento, aunque no
lo descarta definitivamente. Estoy muy metido en este proyecto, señala. Las
ensoñaciones medievales de madrigales, caballeros y doncellas parecen haber suavizado el
carácter de Ritchie, hombre famoso por su introspección, marcado por la leyenda de que
nadie lo ha visto nunca sonreír. Probablemente tenga que ver con eso Candice quien
además de su pareja es la letrista y cantante de Blackmores Night, dueña de
una voz etérea e hipnótica que parece revivir las épocas de magia y leyenda que
sugieren las melodías. Candice, verborrágica y mística, consigue hacer reír a
Blackmore. Toda una proeza. ¿Cómo y cuándo se conocieron? Candice: Hace 10 años.
Yo no conocí a Ritchie por cuestiones musicales. Trabajaba en una radio, y mis
compañeros tenían un equipo de fútbol y en un campeonato jugaron con Deep Purple. Yo
estaba ahí para apoyar a mi equipo, quería que Ritchie perdiera. Después del partido le
pedí un autógrafo y nos quedamos charlando durante horas. Así empezó. Fuimos mucho
tiempo amigos antes de que algo romántico sucediera, y muchos más hasta que algo musical
sucedió. Pero siempre compartimos el interés por la música renacentista y temas
relacionados con el medioevo. ¿De dónde viene el interés por la música de ese
período? Ritchie: Me metí en esta música en 1974. David Monroe grabó un álbum de
música renacentista de Enrique XVIII. Fue la primera vez que escuché algo así, y
siempre le estaré agradecido a Monroe por haberme hecho descubrir esta música. C.: Me
gusta porque es simple pero muy emocionante. Ritchie está más enganchado con la parte
exclusivamente musical. A mí me gusta la imaginería, la posibilidad de volver a una
época más simple, el romanticismo, la caballería, los castillos y las doncellas
lanzándoles pañuelos desde las ventanas a los paladines. Es volver a un mundo de
fantasía. Yo escribo las letras, probablemente porque mi interés es más lírico.
En Under the violet moon tienen un tema que se llama Spanish
nights, con aires flamencos. R.: Escucho mucho flamenco. Me moviliza la forma
dramática, teatral e intensa con que tocan. Las cosas que escuchamos en España nos
llevaron a escribir ese tema. Estuvimos en un tablao en Barcelona y nos impresionó.
Además está la relación con lo gitano, que es un tema común en la música medieval y
renacentista. En Europa hay un redescubrimiento de tradiciones celtas y medievales,
a veces relacionada con la tendencia new age y la búsqueda espiritual. ¿Cómo se
relacionan con eso?R.: Nuestra música está inspirada especialmente en lo teutónico y lo
húngaro, sobre todo en la música gitana húngara. No somos una banda celta: la mayoría
de las bandas que hacen música celta son irlandesas. Lo nuestro es más germánico, de
Europa central del siglo XIV. La idea es que la gente que no conoce esta música pueda
acercarse a ella, abrir una puerta para ellos. Pero tenemos grandes inquietudes
espirituales. Que la luna aparezca en el título de nuestros dos álbumes no es casual.
Nos inspira mucho. La luna es una madre. Escribimos de noche, y la luna es nuestra guía
en la oscuridad. Controla las mareas, y creo que como los seres humanos estamos hechos de
agua en un 75 por ciento, creo que también nos controla. Al nombrarla le agradecemos por
ayudarnos, y por permitirnos llevar esta vida alejada de las presiones y la publicidad.
Hicieron una gira en iglesias y castillos, donde el ambiente estaba muy relacionado
con su música. ¿Cómo fue esa experiencia? R.: Para mí, más allá de la gran
experiencia espiritual que significa tocar esta música en el lugar donde fue gestada, lo
mejor es la estructura arquitectónica de un castillo o un templo, que producen una
acústica inmejorable. C.: Y la forma en que se comporta la gente, el estado mental del
público. No bien entran por los arcos góticos de la puerta, se transforman. La
atmósfera los devuelve al período de tiempo en que esta música se originó. Además es
algo muy íntimo, por la cercanía con la gente y el hecho de que todos están en nuestra
misma frecuencia. Hasta subimos gente al escenario, porque muchos aparecen vestidos al
modo renacentista. R.: De todos modos, no tocamos mucho. En general, cuando estamos de
vacaciones vivimos en castillos, y si nos gustan, volvemos para tocar. Tratamos de
mantener este proyecto en un bajo perfil, sin perder la intimidad. Quiero mantener esto
muy discreto y hasta privado, porque es lo que me hace feliz.
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