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¿Qué imágenes han quedado como ineludibles cuando se habla de Mayo del 68? ¿Qué films pueden dar cuenta de aquel momento de insurrección general? ¿Qué cine nacía por entonces en América latina, acompañando los nuevos modos de militancia revolucionaria? ¿De qué manera afectó el paso del tiempo a los movimientos surgidos al calor de la experiencia cubana y el Mayo Francés? A todas estas preguntas y algunas más pretende responder el ciclo 1968 y después: el acto en cuestión, que se llevará a cabo del martes 15 de junio al domingo 4 de julio, en la Sala Leopoldo Lugones. Tomando como base 23 films de Godard, Solanas, Rivette, Fassbinder, Pasolini, Glauber Rocha, Raymundo Gleyzer y varios documentales inéditos en Argentina (ver recuadro) la muestra toma a Mayo del 68 como punto de partida para reflexionar sobre los nuevos modos de representación política y cinematográfica que surgieron en Europa y América latina durante los años de brasa. En el comienzo fue Godard y allí está para probarlo, en el inicio mismo del ciclo, La chinoise, que se anticipó proféticamente a su tiempo, al punto que el film parece hoy el guión de las revueltas que menos de un año después sacudirían al gobierno de Charles De Gaulle y esparcirían la llama revolucionaria europea. A su manera, El chiquero, de Pasolini, también fue un film visionario, porque apenas un año después de los acontecimientos del 68 denuncia la asimilación que la sociedad organizada realiza de sus hijos rebeldes, a través de la metáfora del canibalismo. Y si Lamour fou, de Jacques Rivette, muestra según Cahiers du Cinéma la época y a la vez la sublimación de la época, con la distancia que otorga el paso del tiempo Rainer W. Fassbinder, en La tercera generación, desarrolla una tesis estremecedora. En sus propias palabras: Es el capital el que produce el terrorismo, para que le sirva a sí mismo y al sistema. La afirmación de Fassbinder se refería a los efectos del grupo armado alemán Baader-Meinhof, al cual el ciclo le dedica dos documentales inéditos en el país, El juego de la muerte (El acontecimiento mediático más importante de la década, según el periódico Frankfurter Rundschau) y Ulrike Meinhof, un retrato en profundidad de la fundadora de la guerrilla alemana. Habrá también otros documentales, dedicados a Tania, la guerrillera, y Mónica Ertl, alemanas de origen que compartieron con el Che la experiencia boliviana. De Francia se podrá ver un trabajo esencial, Regreso al trabajo, un formidable estimulante de la reflexión (según Le Monde), que reencuentra hoy a una mujer que treinta años atrás se negó a acatar el levantamiento de las huelgas de Mayo. La búsqueda del tiempo perdido será también el eje que guíe el capítulo latinoamericano del ciclo, que cuenta con clásicos indiscutidos como Tierra en trance de Glauber Rocha y La hora de los hornos (en su versión completa), de Pino Solanas, y además Montoneros, una historia, de Andrés Di Tella, y Cazadores de utopías, de David Blaustein, que con enfoques diferentes vuelven la mirada sobre los militantes de la década del 70 para saber qué pensaban entonces y qué piensan ahora. No faltarán tampoco imágenes del Cordobazo (del que en estos días se cumplen 30 años) y films fundamentales de Raymundo Gleyzer, como Los traidores, que circuló de forma clandestina y precipitó la desaparición forzada del director durante la última dictadura militar.
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