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LA UBA ENSEÑARA A BUSCAR TRABAJO
En busca del empleo

La Facultad de Ciencias Sociales (UBA) dictará un programa de extensión en zonas carenciadas para enseñar a los desempleadosa enfrentar la discriminación de clase que ejerce el mercado.


Por Cecilia Sosa

t.gif (862 bytes) Con la certeza de que tener o no tener empleo no es una cuestión de suerte, la Facultad deuniver01.gif (4630 bytes) Ciencias Sociales (UBA) lanzó el “Programa de capacitación en estrategias de búsqueda y presentación laboral”. El proyecto empezará a funcionar en clubes de barrio, sociedades de fomento, escuelas, instituciones religiosas y asociaciones comunitarias de zonas carenciadas de la Capital y del Gran Buenos Aires. “El mercado laboral discrimina por clases sociales. No evalúa sólo capacidades técnicas, sino atributos culturales: la vestimenta, cierto dominio del lenguaje, destrezas y seguridades, la pertenencia a un determinado sector y la posesión de cierta educación informal. Todo esto aparece enmascarado bajo la demanda de buena presencia, que oculta mucho más que cuestiones estéticas –explica el sociólogo Leonardo Moretta, coordinador del programa–. Pero todo esto puede ser transferido a los sectores populares a través del voluntarismo universitario”, asegura el investigador del Conicet, de 28 años. “El programa Buscando Trabajo es un muy buen modo de acercar la universidad a la gente y ayudarla a conseguir empleo –asegura el profesor consulto Floreal Forni que, junto con el profesor Julio Testa, es asesor académico del programa–. Su dinámica le permite llegar a muchos más espacios que la educación formal. Podrá tener un efecto multiplicador”, aventura Forni, que además coordina el área de religión y pobreza del Conicet.Dónde buscar empleo, cómo redactar una carta de presentación laboral o un currículum y cómo sortear con éxito una entrevista, son los ejes del programa. A partir de un diagnóstico de la situación de los participantes, los organizadores propondrán jornadas teórico-prácticas, divididas en grupos por edades: jóvenes y desocupados desalentados. Cada uno de los encuentros tiene un objetivo rector. El primero es enseñar dónde y cómo buscar. “Creemos que nunca hay una única opción. Por eso, para prevenir embustes, intentamos romper con la cultura de los clasificados como única estrategia de búsqueda. Estimulamos la consulta en bolsas de trabajo y la presentación espontánea en empresas; así como la búsqueda entre familiares o conocidos”, dice Moretta. Otra de las etapas estará dedicada a brindar estrategias para la presentación escrita. “Llevamos modelos de cartas y currículums. Ayudamos a pensar estratégicamente para llegar al conocimiento de las propias capacidades, pero también de las limitaciones”, comenta. También se recrea la situación de entrevista de selección. “Aquí, es donde los sectores populares suelen ser más discriminados porque desconocen los códigos y la cultura de los selectores de personal, que habitualmente pertenecen a una clase distinta”, advierte Moretta. Por eso, los participantes tienen la oportunidad de vivir la entrevista tanto desde la perspectiva del entrevistado, como de la del entrevistador y del espectador. “Todo esto ayuda a perder el miedo. Y al enfrentarse a la situación real, el comportamiento logrado es mucho más desenvuelto”, apunta. También se dará preparación para enfrentar tests de evaluación psicológica. Moretta, subraya que la clave para acceder a un bueno empleo es entenderlo como un proceso gradual. “La mejor manera de buscar trabajo es teniendo trabajo –dice–. Por eso, aconsejamos tomar puestos de trabajo temporario que brinden una capacitación mínima para avanzar en un proceso de gradual ascenso.” Y advierte: “La desocupación no es sólo un problema de oferta y demanda, sino de la discriminación en la selección de personal”. La cantidad de clases que incluirá el curso estará sujeta al acuerdo con la institución que lo dicte, pero el ideal son ocho clases. El costo es de 2,5 pesos por participante, por clase. No obstante, los organizadores insisten en que la prioridad es que el programa llegue y pueda aplicarse casi sin costos. La Secretaría de Extensión Universitaria de CienciasSociales otorgará certificados académicos. Las instituciones interesadas pueden solicitar una entrevista al 4662-6511. La convocatoria también está abierta para graduados o alumnos avanzados que quieran sumarse al programa como capacitadores. “Los sectores populares suelen ver a la universidad como algo distante –alienta Moretta–. Para saltar esa barrera sólo hace falta el voluntarismo del universitario, un diálogo de igual a igual y la humildad de transferir conocimiento sin pretensiones de rigidez académica.”

 


En pie de igualdad

El programa “Buscando Trabajo” fue aprobado la semana pasada por el consejo directivo de Ciencias Sociales y es impulsado por la Secretaría de Extensión. Con todo, el año pasado ya sorteó su prueba de fuego. Siendo parte del programa “La Universidad en el barrio”, de la Facultad de Filosofía y Letras, llegó a reunir 500 jóvenes desocupados en el Gran Buenos Aires. “Esa experiencia sirvió para comprobar que la distancia social puede ser salteada y la transferencia puede hacerse”, asegura Moretta. Ahora, el desafío es abrir la propuesta a adultos y ampliar la convocatoria a nuevas instituciones. Moretta, que realiza las tareas de coordinación y docencia ad-honórem, sigue a través de una base de datos los resultados del curso. “No podemos asegurar la obtención del empleo, pero sí el acceso a una presentación laboral en pie de igualdad con otros sectores sociales”, asegura. E ilustra: “A partir del curso, los participantes consiguen más entrevistas y presentan mejor su perfil profesional”.

 

para el tiempo... libre (si queda)

Derechos humanos. La cátedra libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y los docentes ayunantes invitan al seminario “Niños y adolescentes: sujetos sociales de derecho”. Empieza mañana, a las 19, en la Carpa Blanca, Entre Ríos 50.
Cursos. “Historia social del tango”, “Folklore y cultura nacional” y “Deuda externa” son algunos de los cursos que comenzaron este mes en el Centro Cultural Quimera, Alsina 1994, Tel. 4952-9803.
Poesía. Hoy, a las 19, la Casa de la Poesía invita a una charla sobre “Oliverio Girondo en los ‘50 y los movimientos poéticos y revistas de la época”. En la sala C del Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
Orientación. Mañana, a las 14, el Departamento de Orientación del CBC dará charlas sobre las carreras de Abogacía, Calígrafo Público y Traductor Público. En el subsuelo del Pabellón III de Ciudad Universitaria.
Kinesiología. Hoy, a las 14, continúan las jornadas de “Medicina y kinesiología deportiva en el niño”, organizadas por la Facultad de Medicina (UBA). Informes: Paraguay 2201, Piso 4º, Tel. 4508-3690.
Seminario. La Universidad Torcuato Di Tella invita a un seminario sobre “Ciencia, democracia y políticas económicas”, que se hará hoy, a las 18, en Miñones 2177.
Concurso. La Universidad del Salvador organiza un concurso sobre “Arte y medio ambiente” en las áreas de artes gráficas, dibujo, pintura y fotografía. Los trabajos se reciben antes del 15 de junio en Rodríguez Peña 770, Piso 2º, de 12 a 19, Tel. 4813-0631/1381.
Orientación II. Hoy, a las 18, la FUBA dará una charla informativa sobre las carreras que se dictan en la Facultad de Agronomía. La cita es en el auditorio de Uriburu 950, Tel. 4508-3618.

Las facultades diluyen la unidadde la universidad

El rector de la Universidad de General Sarmiento defendió un modelo donde todos los docentes investigan y brindan servicios.

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Por Javier Lorca

t.gif (862 bytes) “Para dar respuesta a los desafíos de la época hacen falta sistemas flexibles, donde la racionalidad de las decisiones no esté marcada por sectores atrincherados que defienden recursos.” José Luis Coraggio es el rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), una de las casas de estudios superiores creadas en el conurbano bonaerense durante la presidencia Menem. Su crítica está dirigida a la división en facultades de las universidades, sistema que desde su nacimiento en 1993 la UNGS desdeñó, mientras perseguía una estructura que permitiera estrechar filas entre docencia, investigación y servicio a la comunidad. En diálogo con Página/12, Coraggio aseguró que en su universidad se está logrando algo que difícilmente se encuentra: el trabajo multidisciplinario. A diferencia de la vecina Universidad de Tres de Febrero –donde los estudiantes pagan un arancel para estudiar–, los mil estudiantes de la UNGS tienen garantizada la gratuidad de la enseñanza. –¿Cómo está estructurada la Universidad de General Sarmiento?–En institutos. El estatuto universitario define que tiene que haber una relación muy estrecha entre investigación, docencia y servicio. No es que tengamos una oficina de extensión, ni que algunos de nuestros docentes hacen investigación. Aquí, los docentes entran como investigadores que van a hacer docencia y prestar servicio. Los institutos fueron creados para enfrentar los grandes problemas de la Argentina y la región metropolitana en los próximos años. Tenemos un Instituto de Industria, orientado a pequeñas y medianas empresas. Otro dirigido a la cuestión urbana y social de las grandes ciudades, el Instituto del Conurbano. Hay un Instituto de Desarrollo Humano, que se ocupa del paradigma que sustituirá al de desarrollo industrial, el desarrollo de una sociedad centrada en la información y el conocimiento. El cuarto instituto, el de Ciencias, está organizado en función de la formación científica. –¿Qué beneficio tiene esta organización interna con respecto al sistema de facultades, como tiene, por ejemplo, la UBA? –Con la organización en facultades el problema es que cada facultad debe tener una serie de carreras y en cada una debe haber docentes de todas las disciplinas necesarias para formar esos profesionales. Las facultades tienden a convertirse en entes separados y se pierde la unidad de la universidad. Aquí, los institutos están diferenciados, pero los investigadores de uno pueden dar clases en otro. Todo el tiempo se trata de mantener un entramado. La administración es central. Es un sistema menos rígido que desarrolla menos los corporativismos usuales en los sistemas de facultades, donde se disputa dentro de la universidad por el presupuesto. –¿La universidad no pierde autonomía interna? –No. Todos los institutos son multidisciplinarios y eso difícilmente se da en los sistemas de facultades. En esta universidad se está intentando aplicar lo que es lugar común: todo el mundo acepta que hay que trabajar interdisciplinariamente, que hay que vincular investigación y docencia. Acá lo estamos haciendo. Para dar respuesta a los desafíos de la época hacen falta sistemas flexibles, donde la racionalidad de las decisiones no esté marcada por sectores atrincherados que defienden recursos. –¿Cómo están organizadas las carreras?–Los estudiantes cursan un primer ciclo universitario en el Instituto de Ciencias, que les da un diploma de estudios generales. Esta fue la primera universidad con este sistema modular de títulos. Luego, pasan a otro instituto a completar una licenciatura, una ingeniería o un profesorado. Y no entran directamente a primer año, primero tienen que hacer un curso de aprestamiento que busca desarrollar las capacidades cognitivas básicas para tener una mayor probabilidad de éxito en el primer año. Las carreras que ofrece la universidad son las licenciaturas en Ecología Urbana, Urbanismo, Política Social, Administración Pública (orientada al gobierno local), Comunicación, Educación; IngenieríaIndustrial y Economía Industrial (ambas orientadas a las pymes); y cinco profesorados, especialmente diseñados para la reforma educativa, para el Polimodal y la Enseñanza General Básica.

Ni para dos boletos

–A la luz de la demanda de los estudiantes durante estos años, ¿se justificaba crear esta universidad? –Sin dudas. Esta es la zona de máxima pobreza del Conurbano. Hemos tenido problemas porque muchos estudiantes no podían pagar dos boletos de colectivo para venir. Ellos no podrían ir a una universidad en Buenos Aires. Los alumnos vienen de un conjunto de partidos vecinos que tienen dos millones de habitantes. Pero parece que el tema sólo fuera el número de alumnos. Hay otras cuestiones como qué investigamos, qué servicios damos. Estamos asesorando a todos los municipios de la zona y trabajamos con ONGs y sindicatos, y tenemos un programa de desarrollo local. –¿La pobreza impide pensar en un arancel para suplir carencias presupuestarias? –En esta zona es donde el número de personas por debajo de la línea de pobreza es mayor. Igual, hay un sector que podría pagar un arancel. Pero nuestro Consejo Superior, claramente, decidió que las carreras de grado no serán aranceladas. Cualquier economista puede hacer el cálculo y darse cuenta de que un arancel no resuelve nada. Pero tiene lógica: si no alcanzan los recursos y hay gente que puede pagar, ¿por qué no? Pero, aceptar eso, es aceptar el sistema fiscal de este país. Como se quiere evitar discutir la equidad del sistema fiscal, que hoy favorece a los ricos, entonces se mete en la salud y la educación el tema de los aranceles. Hay que revisar la base de inequidad del modelo económico y fiscal.

 

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