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Una ola de críticas al Código de Planeamiento

Más de 300 vecinos se anotaron en la audiencia para discutir el Código. En el primer día, la mayoría cuestionó el texto aprobado. Entre otros reclamos, la gente pidió más verde.

Advertencia: “Los legisladores deben obedecer el mandato de los ciudadanos –exhortó una mujer–, y al que no le guste ser mandado, que busque otro trabajo”.

El Salón Dorado de la Legislatura porteña, colmado de vecinos.
La gente protestó porque sólo podía hablar durante 5 minutos.

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Por Eduardo Videla

t.gif (862 bytes) El nuevo Código de Planeamiento Urbano –que fija cómo va a crecer la ciudad de Buenos Aires– podrá resultar complejo para muchos, pero no es indiferente para buena parte de los porteños. Lo demostró la audiencia pública convocada por la Legislatura para escuchar las opiniones de los vecinos, para la que se anotaron 326 oradores, y que se desarrollará durante cuatro jornadas. En la primera, que tuvo lugar ayer, se escucharon durísimos cuestionamientos al texto aprobado por los diputados, y decenas de propuestas para modificar la norma, incluida la del propio secretario de Planeamiento porteño, Enrique García Espil. Las audiencias terminarán el martes próximo y, después, los legisladores deberán consensuar las reformas, que serían aprobadas –se estima– en setiembre.
El Código, aprobado el 15 de abril último, permite que se construyan edificios más altos en los barrios del sur de la ciudad y en algunas avenidas, prevé la creación de nuevos espacios verdes y protege 35 áreas históricas. También ordena todas las modificaciones realizadas desde 1977, cuando el viejo Código fue sancionado por el gobierno de Osvaldo Cacciatore.
Después de la primera audiencia, los cuestionamientos de los vecinos podrían sintetizarse en tres ejes:
u El Código fue aprobado sin que esté terminado el Plan Urbano Ambiental, un programa estratégico que está en elaboración y que debe decidir cómo será la Buenos Aires del futuro. Muchos vecinos reclamaron que primero se apruebe el Plan y luego recién se discuta el Código.
u El nuevo texto prevé que en los terrenos desafectados de los Ferrocarriles, hoy deshabitados, se permita construir en un 35 por ciento de su superficie, mientras que el resto se destinará a espacio público (no necesariamente verde). Los vecinos propusieron que, en su totalidad, esos baldíos se constituyan en áreas verdes.
u La norma permite elevar las construcciones en las esquinas a la misma altura que los edificios de la cuadra. Muchos vecinos pidieron la derogación de ese artículo.
“Con este Código, nadie tiene idea hacia dónde va la ciudad. Pero lo seguro es que en el futuro, con el aumento de la construcción y de la población, habrá menos espacios verdes por habitante”, cuestionó Osvaldo Guerrica Echevarría, de la Asociación de Amigos del Lago de Palermo. Otros tres representantes de la Asamblea Permanente por los Espacios Verdes Urbanos reclamaron un estudio de impacto ambiental sobre las consecuencias de las reformas, para convocar luego a una segunda audiencia pública.
Por primera vez, los porteños pudieron opinar ante los legisladores sobre los cambios edilicios en toda la ciudad –antes lo habían hecho sólo sobre la futura Ciudad Judicial–. Pero cada uno de los oradores tuvo que ajustarse al corset de 5 minutos previstos para su exposición. La audiencia pública es un mecanismo establecido por la Constitución porteña, como requisito para la aprobación de las leyes más trascendentes para la ciudad.
En el Salón Dorado de la Legislatura se concentró buena parte del espectro social de la ciudad. Desde vecinos de Barracas y Parque de los Patricios, que pidieron la urbanización de la villa 21.24, hasta una habitante del barrio River, que demandó el desalojo de un restaurant y una cancha de tenis que funcionan en el parque de la zona. El actor Federico Luppi acompañó a sus vecinos para reclamar la rezonificación de un área del barrio de Belgrano. Y hubo hasta quien intentó llevar agua para su molino, como el dirigente del Deportivo Español, Daniel Calzón, quien pidió autorización para construir un barrio en terrenos del club, en el Bajo Flores.
Muchos, como Alejandro Beer, de Barracas, o Alberto Almarza, de Patricios, habían estado reunidos con sus vecinos hasta la madrugada, en los centros de Gestión y Participación, para discutir las propuestas. Otros, como Guerrica Echevarría, se quejaron porque nunca vieron un planocon las modificaciones al Código, los que “recién aparecieron hoy (por ayer) en el hall, después de que empezó la audiencia”.
El diputado Eduardo Jozami, del Frepaso, dijo a Página/12 que impulsará en la Comisión de Planeamiento reformas que contemplen “los fuertes cuestionamientos que se escucharon”. “El Código va a ser mejorado”, prometió. Miguel Doy, de Nueva Dirigencia, agregó que los reclamos centrales de los vecinos “coinciden con los que planteamos antes de la aprobación, y volveremos a insistir con ellos”. Rubén Campos (UCR), quien presidió la audiencia, subrayó “lo difícil que es compatibilizar los intereses de los habitantes del sur con los del norte”. El secretario García Espil, por su parte, insistió en que “el Código debe permitir que se construyan viviendas en toda la ciudad, aun donde hoy no está permitido, como zonas de Pompeya, Mataderos o Paternal”.
La ovación de la tarde se la llevó la docente jubilada Josefina Marino, quien criticó el Código que, por su complejidad, “no puede ser entendido por la ciudadanía”. “Los legisladores deben obedecer el mandato de los ciudadanos –exhortó la mujer–, y al que no le guste ser mandado, que busque otro trabajo.”

 

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