Ni la OTAN
ni Yugoslavia se hicieron amigos y el fin oficial de lo bombardeos sobre Serbia no llegó.
Pero ayer se dio el paso más firme hasta el momento para que no haya muchos agregados a
los 78 días de la ofensiva Fuerza Aliada contra el régimen de Slobodan Milosevic. Los
representantes militares yugoslavos y los de la OTAN, reunidos en la ciudad macedonia de
Kumanovo, firmaron un documento que establece para Kosovo el retiro de las tropas serbias
y el despliegue de una fuerza internacional de paz. Aunque las potencias atlantistas
salieron presurosas a anunciar que la ofensiva aérea continuará hasta que la retirada
serbia sea verificable, en Belgrado ya comenzaron los festejos de lo que consideran su
victoria.
El presidente yugoslavo Slobodan Milosevic salió ayer a recalentar el clima triunfalista
que reinó en la capital yugoslava apenas se difundió la noticia de la firma al aclarar
que Yugoslavia no perdió el histórico bastión serbio de Kosovo y que el papel que sus
representantes militares firmaron en nombre de la República Federal de
Yugoslavia es una muestra de la voluntad de paz de su país sostenida desde el
inicio de la Ofensiva Fuerza Aliada el 24 de marzo pasado. Pero lo que Milosevic no
mencionó es que ese papel firmado es un acuerdo con la OTAN, la misma organización
militar cuyos ataques aéreos los serbios padecieron 78 días por una causa
humanitaria que no terminan de explicarse.
El jefe adjunto del Comando Supremo del Ejército de Yugoslavia, el general Svetozar
Marjanovic, aseguró que la firma significa que la guerra terminó, que la política
de la paz gana. El jefe de la delegación de la OTAN, el teniente general Michael
Jackson anunció que Yugoslavia había acordado un retiro escalonado, verificable y
ordenado de sus fuerzas que prepararía el escenario para el cese del fuego aliado.
No fue fácil, resumió el militar británico. Pero a los aliados aún les
falta comprobar un punto neurálgico: el inicio de la retirada serbia de Kosovo. Una vez
que la OTAN esté en condiciones de verificar que el ejército y las fuerzas policiales
yugoslavas comenzaron a retirarse, el secretario general de la Alianza, Javier Solana,
ordenará la detención de los bombardeos, explicó el general Jackson. Pero, como
advirtió el portavoz de la Casa Blanca Joe Lockhart, la campaña aérea
continúa.
Según el acuerdo técnico firmado ayer, las fuerzas serbias tienen un plazo de 11 días
para retirarse de la provincia en conflicto. Se trata de una concesión de los aliados,
que inicialmente habían establecido un período menor para el repliegue. La paz podría
ser firmada 24 horas después de la verificación del comienzo del repliegue serbio,
afirmó el ministro británico del Exterior, Robin Cook. Si observamos que los
serbios retiran sus tropas, estamos dispuestos a poner fin a la campaña militar y a
informar a la ONU para que el Consejo de Seguridad pueda adoptar una resolución,
agregó Cook. Pero la Alianza decidió no correr riesgos y siguió adelante, en el día 78
de su Ofensiva Fuerza Aliada, con los ataques a posiciones serbias en Kosovo. Bombardeos
B-52 destruyeron tanques, vehículos blindados y artillería en la provincia yugoslava,
con prescindencia del proceso que llevó a que en Macedonia se firmara el acuerdo
técnico-militar.
El Consejo de la OTAN dio ayer en Bruselas su aprobación al acuerdo firmado en Kumanovo y
se mantenía reunido a la espera de una confirmación de la retirada. El Consejo de
Seguridad de la ONU reunido en Nueva York estaba a la espera de un anuncio de la OTAN,
para votar la resolución sobre el establecimiento de una presencia internacional en
Kosovo. Estamos a la espera de la decisión de la OTAN de suspender los bombardeos
adelantó el embajador ruso ante la ONU, Serguei Lavrov. Entonces se
aprobaría inmediatamente la resolución.
LA OTAN YA TIENE DECIDIDO COMO REPARTIRSE
KOSOVO
Preparados, listos, repartan
Los
miembros líderes de la OTAN planean dividir a Kosovo en cinco secciones y controlar cada
uno de ellos una zona bajo una estructura unificada. Estados Unidos, Gran Bretaña,
Francia, Alemania e Italia los quintillizos, como se llaman a sí
mismos rechazaron la idea de un sector ruso.
El sector británico estará basado en Pristina, la capital provincial de Kosovo,
reflejando el rol de Gran Bretaña como contribuyente líder de tropas y la posición de
un general británico, sir Michael Jackson, como comandante del cuerpo aliado de reacción
rápida, la base para la implementación de la llamada Fuerza de Paz (KFOR). Según el
plan de la OTAN, el sector de Estados Unidos estaría basado en Gnijilane en el este de
Kosovo, el de Francia en Pec en el oeste, el de Alemania en Prizren en el sur y el de
Italia en Leposavic en el norte.
Para mantener lo que esencialmente es el mito del comando independiente de Rusia sobre sus
propias tropas en Bosnia, éstas se reportan también a un general ruso asentado en los
cuarteles de la OTAN en Bruselas, donde éste a su vez consulta con Wesley Clark en su
calidad de jefe de las fuerzas norteamericanas en Europa, más que en su rol de comandante
supremo de la OTAN. Dónde podrían estacionarse las tropas rusas, cuántas serían y con
qué dinero sobrevivirían, no era nada claro ayer a la noche. Un lugar para ellos es
concentrarse en el noreste de Kosovo, al lado del sector norteamericano. A pesar de la
insistencia de Albright que la OTAN debía estar incluida en cada zona, ayer
los funcionarios sugirieron que un contingente ruso podría establecer un enlace con un
alto oficial no perteneciente a la OTAN, que a su vez establecería un enlace con el
comando de la OTAN.
Los rusos también insistirían en desarmar a todos los guerrilleros del Ejército de
Liberación de Kosovo (UCK) en su sector el acuerdo de paz se refiere sólo a la
desmilitarización del UCK y serían más dóciles que la OTAN a la
presencia de oficiales de enlace yugoslavos. El acuerdo de paz establece que todos
los países de la OTAN, socios, y otros países serán aptos para contribuir a la fuerza
de seguridad internacional. Ucrania y los tres Estados bálticos, así como
Finlandia, Suecia y los Emiratos Arabes Unidos, todos dijeron que querían consignar
tropas. La fuerza, de 48.000 o más tropas, incluirá por lo menos 13.000 efectivos
británicos, y la contribución de los Estados Unidos totalizará unas 7000. Las primeras
tropas británicas que entren incluirán abundantes gurkas.
La polémica por la ayuda para
reconstruir Serbia
Las potencias industriales del
Grupo de los 8 debaten la ayuda a la reconstrucción en los Balcanes. El problema (para
ellos) es hasta dónde, y cómo, ayudar al enemigo de la OTAN, el presidente yugoslavo
Slobodan Milosevic.
Los duros de la OTAN, Albright y Cook,
sonríen satisfechos.
EE.UU. y Gran Bretaña son los peor dispuestos con Serbia. |
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El País de Madrid
Por Pilar Bonet Desde Bonn
Los ministros de
Exteriores del Grupo de los 8 (G8, los siete países más industrializados y Rusia)
comenzaron ayer dos jornadas de discusiones. Hoy deberían concluir con la puesta a punto
de un plan de estabilidad para los Balcanes en una reunión ampliada con ministros de
otros países de la Unión Europea, otros países y organizaciones internacionales.
El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, ha presentado un plan de
estabilización en nombre de la presidencia del G 8, que en la actualidad es ejercida por
Alemania. El plan quiere abrir una perspectiva de integración en la Unión Europea (UE)
para los países de los Balcanes. Para la reconstrucción, la UE tendrá que desembolsar
sumas que oscilan entre 5000 y 7500 millones de euros. Uno de los temas más polémicos es
el tipo de ayuda de la que podrá beneficiarse Serbia y en qué medida el mantenimiento de
Slobodan Milosevic en el poder afectará a los proyectos para aliviar los sufrimientos que
padece la población civil serbia, a consecuencia de sus dirigentes políticos y de los
bombardeos de la OTAN.
Los planes europeos contemplan una ayuda diferenciada entre los distintos países de la
zona. Esta ayuda estará condicionada a los progresos hechos en el proceso de
democratización. El gran defensor del derecho del régimen de Slobodan Milosevic a la
ayuda comunitaria fue su aliada tradicional, la Federación Rusa. El ministro de
Relaciones Exteriores ruso, Igor Ivanov, consideró inmoral que Serbia fuera excluida de
los planes de ayuda. En torno de la cumbre se celebraron ayer distintas reuniones
bilaterales de los jefes de la diplomacia que se encuentran en Alemania desde el pasado
lunes, cuando comenzaron sus reuniones en Petersberg, cerca de Bonn, para pasar después a
Colonia.
La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, elogió ayer a la presidencia
alemana de la Unión Europea, al concluir una entrevista bilateral con su colega, Joschka
Fischer. Albright se entrevistó también con Igor Ivanov y éste dijo a los periodistas
de su país que los acontecimientos en los Balcanes han dificultado las relaciones entre
Rusia y Estados Unidos. Pero el ministro aseguró también que una vez que acabe la guerra
y comience la reconstrucción de Yugoslavia, Rusia se esforzará por hacer desaparecer el
daño causado a las relaciones y hacer que éstas sean de nuevo normales.
Ante los periodistas rusos, Ivanov presentó ayer el acuerdo logrado la víspera en
Colonia por los ministros de Exteriores de la G 8 como un éxito personal del presidente
Boris Yeltsin. Según dijo, el presidente ruso había insistido enérgicamente en que la
OTAN debía interrumpir los bombardeos a Yugoslavia antes de que se adoptara la
resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Kosovo. Una cosa son los
papeles y otra es la vida, dijo el ministro, según la agencia Itar-Tass. Si
se interrumpen se firman los documentos, entonces comenzará el proceso de retirada de
tropas serbias de Kosovo. En esto es necesario sincronizar todos los procesos, el de
retirada del ejército yugoslavo, el retorno de los refugiados albaneses y el despliegue
de la operación civil y de seguridad internacional en el Kosovo. El ministro
manifestó que la participación de Rusia en el contingente pacificador se determinará
después de que se adopte la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
Belgrado era una fiesta Queridos televidentes, ha vencido la paz y la política de Yugoslavia y
del presidente Slobodan Milosevic, anunció ayer por la noche la televisión serbia.
El noticiero ofreció las imágenes de un breve y digno general Svetozar Marjanovic, jefe
adjunto del Comando Supremo del Ejército yugoslavo, pero evitó mostrar al general
atlantista Michael Jackson. En línea con la postura oficial, informó que el acuerdo se
había firmado con la ONU y no con la OTAN. Minutos después del noticiero, los habitantes
de Belgrado empezaron a celebrar en las calles el fin de la guerra con petardos y disparos
de ráfagas festivas de las defensas antiaéreas. Y desde muchas viviendas se escuchaba
una y otra vez Toda Yugoslavia baila rock and roll, uno de los temas más
populares de la banda Orgasmo Eléctrico. Muchos jóvenes salieron a festejar con cerveza
que ya no serían movilizados. |
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