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YUGOSLAVIA DIO EL SI AL ACUERDO TECNICO-MILITAR CON LA OTAN
Dos potencias se saludan y firman

Los representantes militares yugoslavos y de la OTAN firmaron el acuerdo que establece el repliegue de las tropas serbias de Kosovo y el envío de un fuerza de paz internacional. El Consejo de Seguridad votará una resolución cuando la OTAN cese los ataques. Pero el fin depende del inicio de la retirada.

Soldados de la OTAN cargan los mapas de la provincia yugoslava de Kosovo que lograron el acuerdo.
En los mapas se decidió por dónde se irán los serbios y por dónde entrarán las fuerzas de ocupación.

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t.gif (862 bytes)  Ni la OTAN ni Yugoslavia se hicieron amigos y el fin oficial de lo bombardeos sobre Serbia no llegó. Pero ayer se dio el paso más firme hasta el momento para que no haya muchos agregados a los 78 días de la ofensiva Fuerza Aliada contra el régimen de Slobodan Milosevic. Los representantes militares yugoslavos y los de la OTAN, reunidos en la ciudad macedonia de Kumanovo, firmaron un documento que establece para Kosovo el retiro de las tropas serbias y el despliegue de una fuerza internacional de paz. Aunque las potencias atlantistas salieron presurosas a anunciar que la ofensiva aérea continuará hasta que la retirada serbia sea verificable, en Belgrado ya comenzaron los festejos de lo que consideran su victoria.
El presidente yugoslavo Slobodan Milosevic salió ayer a recalentar el clima triunfalista que reinó en la capital yugoslava apenas se difundió la noticia de la firma al aclarar que Yugoslavia no perdió el histórico bastión serbio de Kosovo y que el papel que sus representantes militares firmaron “en nombre de la República Federal de Yugoslavia” es una muestra de la voluntad de paz de su país sostenida desde el inicio de la Ofensiva Fuerza Aliada el 24 de marzo pasado. Pero lo que Milosevic no mencionó es que ese papel firmado es un acuerdo con la OTAN, la misma organización militar cuyos ataques aéreos los serbios padecieron 78 días por una causa “humanitaria” que no terminan de explicarse.
El jefe adjunto del Comando Supremo del Ejército de Yugoslavia, el general Svetozar Marjanovic, aseguró que la firma “significa que la guerra terminó, que la política de la paz gana”. El jefe de la delegación de la OTAN, el teniente general Michael Jackson anunció que Yugoslavia había acordado un “retiro escalonado, verificable y ordenado” de sus fuerzas que prepararía el escenario para el cese del fuego aliado. “No fue fácil”, resumió el militar británico. Pero a los aliados aún les falta comprobar un punto neurálgico: el inicio de la retirada serbia de Kosovo. Una vez que la OTAN esté en condiciones de verificar que el ejército y las fuerzas policiales yugoslavas comenzaron a retirarse, el secretario general de la Alianza, Javier Solana, ordenará la detención de los bombardeos, explicó el general Jackson. Pero, como advirtió el portavoz de la Casa Blanca Joe Lockhart, “la campaña aérea continúa”.
Según el acuerdo técnico firmado ayer, las fuerzas serbias tienen un plazo de 11 días para retirarse de la provincia en conflicto. Se trata de una concesión de los aliados, que inicialmente habían establecido un período menor para el repliegue. La paz podría ser firmada 24 horas después de la verificación del comienzo del repliegue serbio, afirmó el ministro británico del Exterior, Robin Cook. “Si observamos que los serbios retiran sus tropas, estamos dispuestos a poner fin a la campaña militar y a informar a la ONU para que el Consejo de Seguridad pueda adoptar una resolución”, agregó Cook. Pero la Alianza decidió no correr riesgos y siguió adelante, en el día 78 de su Ofensiva Fuerza Aliada, con los ataques a posiciones serbias en Kosovo. Bombardeos B-52 destruyeron tanques, vehículos blindados y artillería en la provincia yugoslava, con prescindencia del proceso que llevó a que en Macedonia se firmara el acuerdo técnico-militar.
El Consejo de la OTAN dio ayer en Bruselas su aprobación al acuerdo firmado en Kumanovo y se mantenía reunido a la espera de una confirmación de la retirada. El Consejo de Seguridad de la ONU reunido en Nueva York estaba a la espera de un anuncio de la OTAN, para votar la resolución sobre el establecimiento de una presencia internacional en Kosovo. “Estamos a la espera de la decisión de la OTAN de suspender los bombardeos –adelantó el embajador ruso ante la ONU, Serguei Lavrov–. Entonces se aprobaría inmediatamente la resolución”.

 

Claves

ron2.gif (93 bytes)  En Kumanovo, Macedonia, la OTAN firmó con responsables del ejército yugoslavo un acuerdo técnico-militar para proceder a la retirada serbia de la provincia de Kosovo.
ron2.gif (93 bytes)  Tan pronto como verifique el repliegue de los efectivos militares, policiales y parapoliciales serbios de Kosovo, la OTAN prometió el cese de los bombardeos sobre Yugoslavia.
ron2.gif (93 bytes)  Tan pronto como cesen los bombardeos, Rusia y China votarán en el Consejo de Seguridad de la ONU el proyecto de resolución y plan de paz presentado por el Grupo de los 8 (las siete potencias industriales más Rusia).
ron2.gif (93 bytes)  Tan pronto como las fuerzas serbias se retiren de Kosovo, esta provincia yugoslava de mayoría étnica albanesa será ocupada por la OTAN y dividida en cinco sectores.
ron2.gif (93 bytes)  Tan pronto como ocupe efectivamente la provincia, la OTAN procederá a la desmilitarización del Ejército de Liberación de Kosovo (guerrilla de albaneses étnicos separatistas) y a la repatriación del millón de refugiados albano-kosovares.


 

LA OTAN YA TIENE DECIDIDO COMO REPARTIRSE KOSOVO
Preparados, listos, repartan

t.gif (862 bytes) Los miembros líderes de la OTAN planean dividir a Kosovo en cinco secciones y controlar cada uno de ellos una zona bajo una estructura unificada. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia –los “quintillizos”, como se llaman a sí mismos– rechazaron la idea de un sector ruso.
El sector británico estará basado en Pristina, la capital provincial de Kosovo, reflejando el rol de Gran Bretaña como contribuyente líder de tropas y la posición de un general británico, sir Michael Jackson, como comandante del cuerpo aliado de reacción rápida, la base para la implementación de la llamada Fuerza de Paz (KFOR). Según el plan de la OTAN, el sector de Estados Unidos estaría basado en Gnijilane en el este de Kosovo, el de Francia en Pec en el oeste, el de Alemania en Prizren en el sur y el de Italia en Leposavic en el norte.
Para mantener lo que esencialmente es el mito del comando independiente de Rusia sobre sus propias tropas en Bosnia, éstas se reportan también a un general ruso asentado en los cuarteles de la OTAN en Bruselas, donde éste a su vez consulta con Wesley Clark en su calidad de jefe de las fuerzas norteamericanas en Europa, más que en su rol de comandante supremo de la OTAN. Dónde podrían estacionarse las tropas rusas, cuántas serían y con qué dinero sobrevivirían, no era nada claro ayer a la noche. Un lugar para ellos es concentrarse en el noreste de Kosovo, al lado del sector norteamericano. A pesar de la insistencia de Albright que la OTAN debía estar “incluida” en cada zona, ayer los funcionarios sugirieron que un contingente ruso podría establecer un enlace con un alto oficial no perteneciente a la OTAN, que a su vez establecería un enlace con el comando de la OTAN.
Los rusos también insistirían en desarmar a todos los guerrilleros del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) en su sector –el acuerdo de paz se refiere sólo a la “desmilitarización” del UCK– y serían más dóciles que la OTAN a la presencia de oficiales de enlace yugoslavos. El acuerdo de paz establece que “todos los países de la OTAN, socios, y otros países serán aptos para contribuir a la fuerza de seguridad internacional”. Ucrania y los tres Estados bálticos, así como Finlandia, Suecia y los Emiratos Arabes Unidos, todos dijeron que querían consignar tropas. La fuerza, de 48.000 o más tropas, incluirá por lo menos 13.000 efectivos británicos, y la contribución de los Estados Unidos totalizará unas 7000. Las primeras tropas británicas que entren incluirán abundantes gurkas.

 


 

La polémica por la ayuda para reconstruir Serbia

Las potencias industriales del Grupo de los 8 debaten la ayuda a la reconstrucción en los Balcanes. El problema (para ellos) es hasta dónde, y cómo, ayudar al enemigo de la OTAN, el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic.

Los duros de la OTAN, Albright y Cook, sonríen satisfechos.
EE.UU. y Gran Bretaña son los peor dispuestos con Serbia.

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El País de Madrid
Por Pilar Bonet Desde Bonn

t.gif (862 bytes) Los ministros de Exteriores del Grupo de los 8 (G8, los siete países más industrializados y Rusia) comenzaron ayer dos jornadas de discusiones. Hoy deberían concluir con la puesta a punto de un plan de estabilidad para los Balcanes en una reunión ampliada con ministros de otros países de la Unión Europea, otros países y organizaciones internacionales.
El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, ha presentado un plan de estabilización en nombre de la presidencia del G 8, que en la actualidad es ejercida por Alemania. El plan quiere abrir una perspectiva de integración en la Unión Europea (UE) para los países de los Balcanes. Para la reconstrucción, la UE tendrá que desembolsar sumas que oscilan entre 5000 y 7500 millones de euros. Uno de los temas más polémicos es el tipo de ayuda de la que podrá beneficiarse Serbia y en qué medida el mantenimiento de Slobodan Milosevic en el poder afectará a los proyectos para aliviar los sufrimientos que padece la población civil serbia, a consecuencia de sus dirigentes políticos y de los bombardeos de la OTAN.
Los planes europeos contemplan una ayuda diferenciada entre los distintos países de la zona. Esta ayuda estará condicionada a los progresos hechos en el proceso de democratización. El gran defensor del derecho del régimen de Slobodan Milosevic a la ayuda comunitaria fue su aliada tradicional, la Federación Rusa. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Igor Ivanov, consideró inmoral que Serbia fuera excluida de los planes de ayuda. En torno de la cumbre se celebraron ayer distintas reuniones bilaterales de los jefes de la diplomacia que se encuentran en Alemania desde el pasado lunes, cuando comenzaron sus reuniones en Petersberg, cerca de Bonn, para pasar después a Colonia.
La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, elogió ayer a la presidencia alemana de la Unión Europea, al concluir una entrevista bilateral con su colega, Joschka Fischer. Albright se entrevistó también con Igor Ivanov y éste dijo a los periodistas de su país que los acontecimientos en los Balcanes han dificultado las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Pero el ministro aseguró también que una vez que acabe la guerra y comience la reconstrucción de Yugoslavia, Rusia se esforzará por hacer desaparecer el daño causado a las relaciones y hacer que éstas sean de nuevo normales.
Ante los periodistas rusos, Ivanov presentó ayer el acuerdo logrado la víspera en Colonia por los ministros de Exteriores de la G 8 como un éxito personal del presidente Boris Yeltsin. Según dijo, el presidente ruso había insistido enérgicamente en que la OTAN debía interrumpir los bombardeos a Yugoslavia antes de que se adoptara la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Kosovo. “Una cosa son los papeles y otra es la vida”, dijo el ministro, según la agencia Itar-Tass. “Si se interrumpen se firman los documentos, entonces comenzará el proceso de retirada de tropas serbias de Kosovo. En esto es necesario sincronizar todos los procesos, el de retirada del ejército yugoslavo, el retorno de los refugiados albaneses y el despliegue de la operación civil y de seguridad internacional en el Kosovo”. El ministro manifestó que la participación de Rusia en el contingente pacificador se determinará después de que se adopte la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

Belgrado era una fiesta

“Queridos televidentes, ha vencido la paz y la política de Yugoslavia y del presidente Slobodan Milosevic”, anunció ayer por la noche la televisión serbia. El noticiero ofreció las imágenes de un breve y digno general Svetozar Marjanovic, jefe adjunto del Comando Supremo del Ejército yugoslavo, pero evitó mostrar al general atlantista Michael Jackson. En línea con la postura oficial, informó que el acuerdo se había firmado con la ONU y no con la OTAN. Minutos después del noticiero, los habitantes de Belgrado empezaron a celebrar en las calles el fin de la guerra con petardos y disparos de ráfagas festivas de las defensas antiaéreas. Y desde muchas viviendas se escuchaba una y otra vez “Toda Yugoslavia baila rock and roll”, uno de los temas más populares de la banda Orgasmo Eléctrico. Muchos jóvenes salieron a festejar con cerveza que ya no serían movilizados.

 

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