OPINION
La levedad de Annan
Por M. Vázquez Montalbán |
La
insoportable levedad del ser ya es algo más que un título de novela de Kundera y mucho
más que un problema metafísico. Vivimos tiempos en los que se constata la insoportable
levedad de casi todo, desde la Coca Cola al pensamiento filosófico. Kofi Annan no tenía
por qué ser una excepción. De hecho le eligieron secretario general de las Naciones
Unidas para que fuera un secretario leve, a la manera de Pérez de Cuellar, y no un
secretario respondón frente a los intereses norteamericanos, como finalmente resultó ser
Butros Gali. Cuando llegó a la secretaría, Kofi Annan, ante la situación de bancarrota
logró promesas de financiación de Clinton pero siempre que consiguiera convencer al
sector anti Naciones Unidas del Senado, dirigido por el senador Helms, que considera a la
ONU la heredera espiritual del comunismo internacional. Tal es la habilidad del actual
secretario que fue aceptado por el poderoso senador y, tras varios años de ejercer su
mandato, ha conseguido pasar desapercibido, a medias por voluntad propia, a medias porque
la estrategia diseñada por el Departamento de Estado apunta a convertir a la OTAN en la
verdadera garante del orden internacional y procurar que la ONU se reduzca a paisaje
ético del mundo, algo así como el Papa cuando pide que los hombres se amen los unos a
los otros como Dios les manda y pidan ayuda a la Virgen María como mediadora. Kofi Annan
sería como la Virgen María del Nuevo Orden Internacional.
Cuando fue evidente que los Estados Unidos tenían su propia interpretación de la
soberanía internacional y bombardeaban Irak cada vez que interesaba a la teólogos de la
seguridad norteamericana, Javier Solana lanzó al mercado la Doctrina Solana que
justificaba las acciones militares de la OTAN o del tandem aliado USA-Reino Unido sin
necesidad de esperar el consentimiento del Consejo de Seguridad. Significaba la primera
cuchillada de muerte contra la ONU y el señor Kofi Annan la asumió sin un rictus. Lo
habían nombrado para eso. Cuando de la lista de violadores de derechos humanos del mundo
se escogió a Milosevic, convertido en el Fu Manchú fin de milenio, y la OTAN prescindió
de la ONU para iniciar sus bombardeos sin previa declaración de guerra, el secretario
Annan expresó su leve disgusto porque una acción de este tipo ponía en entredicho la
significación de la ONU. Pero no pasó a mayores. Sabía que no podía pasar a mayores y
el nivel de inteligencia de cualquier ser humano se revela por el conocimiento de sus
límites. No obstante tramó algunas frases afortunadas y bien intencionadas, como pedir
para la ONU un papel central en la búsqueda de una solución a la crisis de Yugoslavia y
ofreció a la ONU como paraguas protector del conflicto y cuando Belgrado aceptó las
condiciones de la OTAN, calificó el gesto como ... un movimiento muy importante en
la dirección correcta.
El lenguaje diplomático no tiene secretos para el secretario general de las Naciones
Unidas, factor importante si tenemos en cuenta que los éxitos más espectaculares de la
ONU se han dado en el terreno lingüístico, en el que ha conseguido eufemismos
magistrales para conseguir dar impresión de levedad a los conflictos de la Historia.
Formado intelectualmente en Estados Unidos como economista en la Universidad de Minnesota
y en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusets), Kofi Annan se apresta ahora a dar el
visto bueno a todo lo sucedido en Yugoslavia en los últimos meses, otorgando así la
legitimidad de la ONU a las iniciativas de la OTAN. Para algunos se trata de ayudar a la
OTAN a salir de un maldito embrollo, para otros analistas se da un paso más hacia la
obviedad de la derrota funcional de la ONU, aunque es posible que la OTAN tarde varias
décadas en encontrar otra causa humanitaria tan gratificante como la de los
albanokosovares y mientras tanto la ONU puede volver a jugar a bailar su eterno minueto
conmiserativo sobre las calaveras de las víctimas de la globalización. |
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