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Muchos reparos en la Legislatura
para aprobar el pliego de Corach

El ministro ve peligrar su nominación como senador por la  Capital. En el PJ hay quien no quiere votarlo, la Alianza pide que no haya cuestionamientos judiciales y Duhalde no se juega.

Carlos Corach se ha dado a la ímproba tarea de cabildeo para que aprueben su pliego de senador.
Pero sufre una rebelión en su partido, Nueva Dirigencia no va a votarlo y la Alianza pone condiciones.

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Por A.H.M.

t.gif (862 bytes) A pesar de que se encarga de negarlo públicamente, Carlos Corach está muy preocupado por la suerte que puede correr su pliego de senador porteño por la minoría. El ministro del Interior se enteró en los últimos días que si los bloques de la Alianza y Nueva Dirigencia se oponen a consagrarlo como miembro de la Cámara Alta, Eduardo Duhalde no va a mover un dedo por el operador menemista ya que, aunque sabe que la presencia de Corach en el Senado le vendría muy bien, no quiere pagar el costo político del escándalo que se generaría con el rechazo de la Legislatura porteña.
Sobre Corach, los duhaldistas aclaran: “Por supuesto que es necesario, quién rechazaría a un operador de semejante calibre. Pero nosotros no vamos a pagar el costo político de tener que forzar su proclamación en la Legislatura”. Mientras, desde la Alianza reclaman que el pliego llegue sin ningún tipo de cuestionamientos, lo que implica que la Corte Suprema resuelva cuanto antes el recurso de queja presentando por Claudia Bello invalidando la elección del 11 de abril.
Corach, enterado de esta posición, comenzó a trabajar desde hace unas semanas para unificar la posición del bloque justicialista, donde se hicieron públicos los primeros resquemores a la aprobación de su pliego. “Es como un fierro caliente, tenemos el bloque dividido, y nadie quiere poner la cara”, confiaron a Página/12, en la bancada peronista.
En sus contactos con el gobernador bonaerense para acordar una acercamiento entre el menemismo y el duhaldismo a nivel nacional, Corach también le pidió un apoyo a su pliego. La respuesta de Duhalde fue positiva, pero el ministro se quedó con un sabor amargo, ya que sabe que el candidato presidencial no le ordenó a su gente que modifique su negativa a concederle la senaduría. La voz cantante de la disidencia la llevan Jorge Argüello y Juliana Marino. Sobre ellos, en el bloque del PJ señalan: “están agitando de tal manera el clima que el pliego, en lugar de pasar por la Legislatura como un trámite, que es lo que debería pasar, se va a convertir en un botín de la campaña presidencial”.
En el Ministerio del Interior consideran que “los duhaldistas porteños están azuzando al Frepaso y a los radicales para que armen un escándalo y con ese marco va a ser imposible conseguir una definición de Duhalde al respecto”. Pero esta indefinición de Duhalde tiene directa relación con el enorme disgusto que le provoca al gobernador leer las listas de candidatos a diputados y legisladores por la Capital Federal, un distrito en el que tiene que remontar 700 mil decisivos votos en relación con la Alianza. Con la idea de introducir algún cambio, el gobernador recibió el lunes pasado al candidato a jefe de Gobierno, Raúl Granillo Ocampo.
La charla se centró en la forma en que se realizará la campaña y en el deseo del candidato presidencial peronista de colocar a extrapartidarios y dirigentes con mejor imagen en las nóminas de postulantes. Corach y el secretario de Seguridad Interior, Miguel Angel Toma, están de acuerdo, pero el ministro, quien se encontraba de gira oficial en Guatemala, sufrió una verdadera rebelión en su granja cuando un grupo de funcionarios que figuran en las listas se reunió para enviar un mensaje: “no vamos a permitir que nos saquen de un lugar en donde nos colocaron los afiliados”. Para mover a algunos dirigentes de la lista, los duhaldistas utilizan como argumento el escándalo que rodeó a la elección interna y a la presentación judicial que fue saldada en favor de Corach por la jueza María Romilda Servini de Cubría, aunque después Bello elevó su queja al máximo Tribunal.
El discurso de Argüello respecto de la situación del justicialismo porteño era mucho más duro que el de Duhalde, pero ayer en un acto de apoyo al sector que lo representa en el distrito, el gobernador dijo: “con este peronismo no alcanza. Es necesario renovar el partido y las instituciones. Quememos los padrones y comencemos a trabajar de cero,generando una nueva mística”. Cuando Duhalde terminó de cerrar esta frase, Argüello, Alberto Iribarne y Julio Bárbaro dejaron escapar una sonrisa.
Esta señal pública de disconformismo significó el lanzamiento de una ofensiva para destronar al menemismo en el distrito y dejó las puertas abiertas a la posibilidad de que la boleta presidencial Duhalde-Ramón Ortega también la lleven otros partidos. Una señal enviada a hacia Domingo Cavallo, con quien Duhalde negocia un acuerdo.

 

Un furcio de Duhalde

El candidato presidencial del PJ, Eduardo Duhalde, aseguró ayer que “después de Perón, voy a ser el mejor presidente que haya tenido la Argentina”. En lo que constituyó una verdadera provocación a Carlos Menem, el único peronista que se había atrevido a ponerse al mismo nivel del fundador del justicialismo, el gobernador bonaerense prometió quedar en la historia. También se posicionó en la discusión sobre los índices de pobreza al señalar que “es fácil decir que se reparte mal la riqueza, pero el tema es cómo le ponemos el cascabel al gato. Para eso, se necesita poder y coraje”. En un acto de apoyo al duhaldismo porteño, que encabezan Jorge Argüello, Alberto Iribarne, Julio Bárbaro, Roberto Digón y Alberto Fernández, el candidato presidencial del PJ no pudo evitar caer en un furcio de carácter histórico: “Vamos a trabajar para el 24 de marzo”, dijo Duhalde confundiendo la fecha del golpe de Estado que derrocó a Isabel Perón con el 24 de octubre, fecha de las elecciones nacionales de este año.

 

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