Por Maximiliano Montenegro Con la reserva del caso, el
Banco Mundial ya alertó al Gobierno que los recursos de los planes sociales no aumentaron
lo suficiente desde 1993 para atender el salto en el número de pobres desde entonces. Un
informe confidencial del organismo, al que accedió en exclusivo Página/12, lo dice
textualmente así: Durante el período 1993-1997, el incremento en los gastos
sociales focalizados ha quedado atrás en relación al crecimiento de la pobreza.
También advierte que, pese a tener el gasto social más alto de Latinoamérica, una buena
parte de los fondos se desvía a personas que no los necesitan. Casi 1200 millones de
dólares que deberían destinarse a los pobres (el 30 por ciento de los programas
focalizados) terminan en manos de familias que no son pobres.
El documento se titula Protecting the Poor and Improving Investment in Their Human Capital
(Protegiendo a los pobres y mejorando la inversión en su capital humano). Los autores son
dos investigadores del Banco, Vicente Paqueo y Kihoon Lee, que integran el batallón de
economistas, coordinados desde Washington por Norman Hicks, abocados a la auditoría
social de la gestión menemista. En la portada, en su margen superior izquierdo, se lee
Confidential, lo cual se explica por la reserva con que el organismo encaró toda la
investigación, preocupado por la sensibilidad política del tema. Además, la primera
versión tiene fecha de marzo del 98, confirmando que la exhaustiva evaluación de
la pobreza en la Argentina, realizada por el Banco Mundial, no es improvisada sino que
lleva un año de trabajo.
El informe comienza diciendo que Argentina tiene el gasto social per cápita más
alto de Latinoamérica: es de 1585 pesos por habitante. Son 57 mil millones de pesos
anuales, distribuidos entre Nación, provincia y municipios. Pero la definición de gasto
social es difusa, ya que el 57 por ciento lo acaparan las jubilaciones y
pensiones, mientras que el 43 por ciento restante financia la educación y la
salud pública y los planes sociales focalizados en los pobres.
Los planes sociales focalizados (reparto de alimentos, ropa, subsidios, las viviendas del
Fonavi y otro tipo de asistencia a los pobres) representan, actualmente, alrededor de 4
mil millones de pesos al año. El primer objetivo del estudio es determinar si,
efectivamente, este nivel de gasto, que supuestamente debería orientarse exclusivamente a
socorrer a los pobres, se condice con la magnitud del problema.
Es evidente que el total de fondos destinados a planes sociales focalizados
aumentaron entre 1993 y 1997. De hecho, creció un 23 por ciento durante el período
mencionado. Medido por parámetros ordinarios, este es un crecimiento razonable,
afirma el documento. Pero luego aclara: La pregunta es si este aumento ha sido
proporcional al incremento del número de personas pobres. La respuesta preliminar es que
el financiamiento de programas sociales focalizados ha quedado atrasado (en relación al
aumento de la pobreza) durante estos años, sostiene. Y lo explica: Las nuevas
estimaciones de pobreza, realizadas por Haeduck Lee (otro experto del organismo),
utilizando datos de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares), revela que el número de
gente pobre se incrementó más que el 23 por ciento. Durante este período la pobreza se
incrementó en un 37,7 por ciento. Con una población en crecimiento, el número de
personas pobres debe haber aumentado por lo menos en esta proporción, concluye. En
otro párrafo insiste: como porcentaje de la población pobre, el número de
beneficiarios (de los programas sociales) no parece ser grande.
¿A quién beneficia?
El segundo tema es quiénes son los reales beneficiarios del gasto social, no sólo del
que debería destinarse exclusivamente a los pobres sino también de la educación y la
salud pública. Lo más sorprendente, sin duda, es que casi el 30 por ciento de los
programas sociales focalizadosen los pobres terminan siendo aprovechados por personas que
no son pobres (ver cuadro). Esto significa que 1200 millones de pesos (de los 4 mil
millones) son distribuidos entre hogares no pobres. En vez de irritarse por las
declaraciones de monseñor Rafael Rey, titular de Cáritas, el secretario de Desarrollo
Social, José Figueroa, debería preocuparse por investigar a dónde van a parar estos
recursos.
Para determinar la magnitud de la filtración de fondos en los programas
especiales, el Banco Mundial utilizó una encuesta de la Secretaría de Desarrollo Social
en la que se le pregunta a la gente si recibió en los últimos 12 meses del Estado
subsidios (para pagar servicios públicos, vivienda, alimentos, etc.), alimentos y
ropa o si asistió a comedores comunitarios o envió a sus hijos a
comedores de algún programa alimentario independiente de la escuela.
Como se esperaba, la asistencia social directa favorece principalmente a los pobres.
Cerca del 35 por ciento de los fondos van a familias indigentes (...). Otro 35 por ciento
va hacia los moderadamente pobres, asegura. Pero esto significa que (más de)
un cuarto de la asistencia social focalizada estaría yendo a familias que no son
pobres, advierte.
El Banco no analiza el porqué de esta situación y, por supuesto, ni se atreve siquiera a
hablar de clientelismo político.
Menos sorprendente es que la educación y la salud pública no sólo sean aprovechadas por
los sectores de menores recursos sino también, en buena proporción, por la clase media y
alta (ver cuadro). En educación, Argentina debería reducir la brecha que existe en
la educación posbásica entre los pobres y las personas de buen nivel económico, y
simultáneamente debería mejorar la disponibilidad de oportunidades para que haya un
mejor acceso a la educación secundaria para los chicos pobres. Esto es importante para
mejorar la competitividad internacional y la equidad al mismo tiempo, destaca.
Propone diversas alternativas, como por ejemplo la provisión de becas a los
estudiantes pobres que quieran seguir el secundario. Otra es revaluar los subsidios
otorgados a las escuelas privadas, que no tienen en cuenta el status económico de
los beneficiados.
Pero, también, el Banco insiste en acotar la universidad pública con mecanismos de
recuperación de costos para reducir su dependencia de los subsidios públicos.
UN HOMBRE DE ROQUE TAMBIEN ENTRA EN LA
POLEMICA
Cambiar el modelo sería peor
El secretario de
Programación Económica, Rogelio Frigerio, fue el primer funcionario de Roque Fernández
que ayer aceptó inmiscuirse en la polémica por la cantidad de pobres en Argentina.
Nosotros tenemos claros indicadores de que la pobreza bajó en comparación con
1989. Pero la cuestión central es dejar en claro que los pobres de hoy no son producto
del programa de gobierno de los últimos 10 años. Si en el país alguien quiere dar
marcha atrás con esta política económica, entonces vamos a tener muchísimos más
pobres, aseguró.
Estos fueron sus principales conceptos:
Comparar
con el 89 tiene sentido porque es el inventario que recibió este gobierno.
Entonces, hay que hacer el inventario de lo que se recibió y de lo que se deja. Estoy
convencido de que el Presidente va a dejar muchos menos pobres de los que recibió.
Lo que
sí se nos puede achacar es que no eliminamos la pobreza. La bajamos un 50 por ciento en
base a las únicas estadísticas oficiales que existen.
La
pobreza del 89 no fue una circunstancia de ese año sino que es el producto de los
horrores económicos de los 5 años anteriores. La gran política contra la pobreza, que
hoy se olvida, fue la baja de la inflación. Las victimas del 2000 por ciento de
inflación eran los pobres.
Si
tomamos por válidas las cifras del Banco Mundial, que dicen que hoy hay 13 millones de
pobres, sobre esa misma base en 1989 había 18 millones de pobres. De cualquier manera,
hoy hay 6 millones de pobres menos que entonces.
Hoy hay
una correlación muy fuerte entre la evolución del PBI y la pobreza. No podemos evitar
que la caída del producto, a causa de la crisis internacional, repercuta en la situación
social. Pero otros países están mucho peor que nosotros frente a la crisis.
Lo que
hay que preguntarse hoy es qué hubiera pasado con los pobres si con las cuatro plagas de
Egipto que vivimos en el último año (la crisis asiática, rusa, Brasil y el contexto
internacional) no hubiéramos ratificado la política económica. Simple: habría
muchísimos más pobres.
Los datos
de pobreza no muestran toda la ayuda que reciben los pobres del Estado. Hoy hay un Estado
que tiene la capacidad de focalizar el gasto público y asistir a los más carenciados. La
línea de pobreza marca el número de pobres que deja el mercado. Pero después vienen
todas las políticas públicas destinadas a estos sectores.
La UIA tiene un repentino fervor
nacionalista
Los industriales lanzarán una
campaña de compre argentino. Preparan, además, una movilización para
el Día de la Independencia.
Osvaldo Rial, presidente de la Unión
Industrial Argentina.
Cuando casi ya no quedan empresas nacionales, la UIA se acordó de defenderlas. |
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Por Pablo Ferreira
La Unión Industrial,
contagiada por el actual clima de movilizaciones y con la consigna de revalorizar la
industria local y defender el empleo, decidió embanderar a la población tras sus
críticas a la política económica. La urgencia por reactivar el mercado interno decidió
a Osvaldo Rial, presidente de la entidad, a lanzar una campaña para que la gente
compre argentino. Además, con ese mismo objetivo y el de repudiar el
acelerado proceso de desnacionalización, la UIA prepara una movilización para el
próximo 9 de Julio, Día de la Independencia. En esa fecha se prevé poner banderas en
las fábricas y, probablemente, realizar una marcha de trabajadores y empresarios al
Congreso.
La idea es lanzar una campaña tendiente a concientizar a la sociedad que al comprar
un producto nacional se está favoreciendo a los trabajadores y a la industria
argentina, destacó ayer Rial. Para el secretario general, José De Mendiguren, se
trata de promover en los consumidores la conciencia de que los productos argentinos
son de excelente calidad y que la industria nacional es capaz de competir con las mejores
del mundo. Los fundamentos esgrimidos por los industriales se emparentan con los
utilizados el mes pasado por sus pares del Brasil, en una medida que cuenta con el
respaldo de ese gobierno. Entre los antecedentes en la materia mencionados por la UIA
figuran Estados Unidos, Francia y Suiza.
La inédita propuesta fue acercada el martes pasado a la reunión del Consejo Directivo de
la central fabril por el empresario misionero José Luis Cuqui Coll. Lo más
llamativo para los analistas fue la unánime adhesión y la
celeridad en asumir la novedosa iniciativa. Hace dos o tres años un
proyecto semejante hubiera dividido a la Unión Industrial, señaló uno de los
ejecutivos de la entidad, aludiendo a una nueva actitud del empresariado que reflejó
también la Sociedad Rural al sumarse en abril pasado al paro agropecuario.
Los industriales buscan que las autoridades adopten medidas que preserven a los productos
elaborados con mano de obra nacional. La agenda pendiente de la UIA incluye la
preservación de los mercados sobre la base de un control del comercio exterior
(antidumping). Y el incentivo a la producción con valor agregado nacional mediante la
aplicación de tasas de interés acordes con las del resto del mundo. Al respecto, De
Mendiguren señaló que es muy lastimoso ver cómo se destruyen empresas que han
sido sometidas a una fuerte presión impositiva que les impide competir en mejores
condiciones. El directivo deslizó también una advertencia al recordar que si
la Argentina no aumenta su producción de bienes con valor agregado en forma inmediata y
no ocupa a su gente, no va a poder hacer frente al elevado endeudamiento del sector
público. A propósito el ex propietario de Coniglio (empresa que vendió al Exxel
Group), denunció, además, la obstinación de algunos funcionarios por no tomar
medidas en defensa de las manufacturas argentinas, contra una avalancha de prácticas
desleales del comercio.
En tanto, Diego Videla, otro de los dirigentes de peso de la UIA, admitiendo la urgencia
empresaria, destacó a este diario que no queremos esperar cinco meses, necesitamos
medidas ya. Videla afirmó que queremos revalorizar lo nacional, la identidad,
rechazando la desnacionalización de las empresas y de los bancos.
ECONOMIA ADMITIRA HOY UNA CAIDA DEL PBI DE MAS
DEL 4%
La recesión ya es oficial
Roque
Fernández anunciará hoy al mediodía que la economía se contrajo más del 4 por ciento
durante el primer trimestre del año. La magnitud de la caída del producto bruto no
sorprenderá ya que se encuentra en línea con los pronósticos realizados tanto por
Economía como por los consultores privados. Y no hará más que reflejar el período
recesivo por el que atraviesa la economía desde la segunda mitad del 98.
Roque le adelantó los números del PBI a Menem ayer, durante un breve encuentro a solas
que tuvieron en Olivos minutos antes de que comenzara la reunión de Gabinete.
Tenés que explicar con claridad qué está sucediendo con la economía, le
pidió Menem al titular del Palacio de Hacienda. El ministro expondrá los datos hoy a las
12 en una conferencia de prensa. Además, informará sobre una nueva metodología para
medir el PBI que ya puso en marcha Economía. Atendiendo la dinámica actual de la
economía, la medición le otorga mayor ponderación al sector servicios. Según ese
cálculo, el PBI cayó más del 3 por ciento en el trimestre.
Afectado por la crisis en Brasil, durante el período enero-marzo el ciclo económico
profundizó la tendencia que ya mostraba a fines del año pasado: en el último trimestre
del 98, el PBI cayó el 0,5 por ciento. En todo caso, la caída del producto bruto
en el primer trimestre confirma los datos económicos negativos que se fueron conociendo
en los últimos meses. En ese sentido, la producción industrial viene mostrando caídas
del orden del 10 por ciento en comparación con el comportamiento de hace un año;
también es fuerte la desaceleración en el sector de la construcción; y el nivel de
importaciones cayó un 25 por ciento a lo largo del primer cuatrimestre.
Las turbulencias ocurridas en las últimas semanas (versiones sobre una devaluación,
aumento de las tasas de interés) retardarán seguramente la salida de la recesión.
Economía supone que el PBI del 99 mostrará un signo negativo en torno del 2 por
ciento. Y las consultoras privadas estiman una contracción económica anual de entre 1,5
y 3,5 por ciento. El despegue de la economía ocurriría recién hacia fines de año,
proyectan los especialistas.
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