Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Avalancha de taxis contra el impuesto para docentes

Como broche de oro para una semana de terror en las calles de
la ciudad, los taxistas coparon el centro en protesta por el gravamen docente y los carriles exclusivos para colectivos.

na12fo01.jpg (12915 bytes)

t.gif (862 bytes)  El comisario tiene un celular en la oreja y un handy sujeto al cinto. Está agitado. Quedó parado en medio de la Avenida de Mayo ya despoblada de taxistas protestones. “Y... es difícil –dice–. La mano... es que la ligan todos. A mí, a mí me quisieron linchar”. El dueño de esa piña reprimida por la custodia fue un taxista. Integraba el pelotón de propietarios y peones de taxis que ayer surcaron la Capital. Fraccionados en dos, unos 270 coches protestaron contra los carriles exclusivos para colectivos de las avenidas Callao y Entre Ríos. Al trastorno del tránsito se sumaron insultos y vasos arrojados a un fiscal y un puñetazo a un camarógrafo. En el medio, un pandemónium, tal como repite la canillita de Perú y Avenida de Mayo.
El inicio de la protesta corrió por cuenta de los peones, encabezados por Jorge Viviani, secretario general del gremio. La cola de autos partió 15 minutos antes del mediodía y absorbió 270 coches en el punto de partida que fue Combate de los Pozos y Brasil. Media hora después la caravana generaba el primer congestionamiento de tránsito en el Congreso.
Todavía la mayor abatida no llegaba. Después de las 12, la segunda columna salió desde Corrientes y Agüero, integrada por los propietarios. La zaga de autos consiguió abrirse paso hasta Callao. Sólo hasta ahí. A partir de ese instante se trabó tránsito y buenas conducta. Los choferes tiraron vasitos plásticos en busca de un solo blanco: el fiscal Luis Dua Castella, encargado de corregir desvíos en ese circuito. Dua Castella había advertido a los taxistas que, si ocupaban más de dos carriles o si detenían la marcha, serían multados. La infracción sería detectada, según explicó el fiscal a los propietarios, por dos vías: los policías y filmaciones.
Fue en el momento que los taxis cruzaban Callao cuando Dua Castella ordenó a la policía llenar talonarios. Según explicó, los choferes habían detenido sus autos. El fiscal no previó las consecuencias. Inmediatamente quedó rodeado por varios infractores. Lo insultaron y desde los coches fueron tirándole vasitos y latas de gaseosa. Dua Castella ya no pidió más actas sino que se dejó sujetar por la policía, que lo metió en un patrullero para sacarlo del lugar.
Fue el último susto para Dua Castella. Apenas impartida la prohibición, desde los propietarios bajaron los vidrios sólo para gritar: “aburrido” y “corrupto”. También “ladrón”. En tanto, Humberto Moretti, presidente del gremio, pedía a la DGI cotizaciones reales de los autos: “No es que, digamos, el taxista se niega a pagar un impuesto para que se incremente el sueldo del docente –decía–, pero queremos un régimen de facilidades”. Hasta ahí, Moretti dejó enumerado un solo punto de los reclamos. Los otros fueron los carriles exclusivos para colectivos y los autos que circulan sin licencia.
Una mujer desesperaba ante la salida del subte A. Buscaba abrirse espacio. Más atrás se repetían protestas. Candy Rodríguez viajó toda la semana en subte. “La alteración que le hacen a una persona que necesita trabajar y está todo el día en la calle es mucha”, se quejaba. La mujer cruza la Avenida de Mayo y sigue: “Ayer fue el de los colectivos, antes los autos. Córdoba, Florida hasta San Martín, me encuentro con colectivos parados. Hace una semana que me manejo en subte”. A metros, se habla de pandemónium. La zaga ocurrió después de las dos. Los propietarios pasaban frente a la Jefatura de Gobierno porteño. “Uno o dos taxistas se pusieron muy nerviosos y le quisieron pegar a uno que tenía una cámara”, dice. En los laterales, mientras los colectivos empujaban para abrirse espacio con timbrazos mecánicos de bocinas, una mujer de amarillo oía gritos de “filmá, filmá”. La vereda se había trasformado en estrado para porteños convertidos en público. Alentaban desde allí la continuación del show. El taxista Ernesto Grazioli fue detenido por el comisario inspector José Antonio Denisio y trasladado a la sede de la seccional segunda. Poco después quedó en libertad. Mientras tanto, el jefe de Gobierno, Fernando de la Rúa, intentaba consenso para habilitar un remanso: “Los carrilesexclusivos no justifican una movilización por toda la ciudad.” Y recordó: “La medida está en estado de experimentación”.

 

PRINCIPAL