Lo más visible de la nueva situación es el crecimiento de los movimientos de capital, circulando por el mundo en una especie de casino financiero internacional, sin reglas que lo hagan previsible y con sobresaltos cada vez más incontrolables. Los países centrales pueden esperar, por el momento, con más tranquilidad, porque están cargando a los países emergentes el costo de la crisis. Pero esto no se sostendrá indefinidamente. (Felipe González en El País, de Madrid.)
|