Por Gustavo Veiga Si hay una parte de la reforma
estructural del fútbol que avanzó en su instrumentación, es la que compromete a los
clubes y a sus dirigentes a mantener economías sanas y descontaminadas de las
irregularidades conocidas hasta hoy. Los dirigentes depositaron sus energías en la
modificación del artículo sexto del estatuto de la AFA que antes tenía cuatro breves
incisos y ahora tiene seis bastante más largos. El cambio aprobado por la Inspección
General de Justicia rige desde el último verano y fija sanciones como la expulsión,
desafiliación o pérdida de la categoría, según corresponda.
Las obligaciones más importantes que deberán contraer los dirigentes son no convertir a
sus entidades en sociedades comerciales, no asumir compromisos que afecten el patrimonio
de los clubes por más tiempo que el conferido en sus mandatos, la obligación de
informarle a la AFA el procesamiento de cualquiera de los integrantes de la comisión
directiva, el impedimento que tendrán los directivos condenados en sede penal a ejercer
sus cargos en las instituciones afiliadas, el cumplimiento del presupuesto anual bajo
apercibimiento de pérdida de categoría y el control de las cuentas por parte de la AFA.
Para que estos lineamientos se apliquen, sólo resta que sea designado el ente que tendrá
a su cargo el control de los clubes. Caben tres posibilidades: 1) que la función sea
cumplida por el actual Tribunal de Cuentas de la AFA; 2) que se constituya un nuevo
órgano de verificación dentro de la AFA; 3) que se contrate a un servicio de auditoría
externo. Estamos buscando pautas que sean aplicables tanto para Boca como para Dock
Sud, confió una fuente que trabaja desde enero pasado en la reglamentación del
artículo 6.
Tres dirigentes se abocaron de lleno a este tema: José Luis Meiszner (Quilmes), Héctor
Domínguez (Gimnasia y Esgrima La Plata) y Salvador Stumbo (Gimnasia y Esgrima Jujuy).
Junto al doctor Mario Schmoisman uno de los abogados de la AFA tienen en sus
manos la instrumentación de los cambios estatutarios. Un objetivo que en principio no
resultará sencillo. A raíz de los pasivos que arrastra la mayoría de los clubes, aún
no se determinó cómo se tomarán en cuenta las viejas deudas. Si se arribara a un
mecanismo satisfactorio de control, la aplicación del artículo 6 recién arrojaría
resultados a mediados del 2000. Aquel club que, por ejemplo, no se ajuste al presupuesto
presentado un año antes, correría el riesgo de perder la categoría. Una situación que
en Europa ya se ha dado en más de un país.
¿Acaso sea este el primer paso hacia la profesionalización total de la dirigencia? El ex
presidente de Ferro y ex subsecretario de Deportes porteño, Santiago Leyden, ya lo
vislumbraba hace unos años: Se va a terminar en eso. Habrá una comisión directiva
que dé los lineamientos principales, que fije una política, pero los ejecutores de la
misma serán todos cuadros rentados.
Lo curioso de la reglamentación que se está intentando, es que el inciso c del artículo
sexto niega a los directivos la conversión de sus clubes en sociedades anónimas. Todo un
problema para los espíritus privatistas. También se presenta una seria dificultad con
los presupuestos si se toma en cuenta que en todos los clubes están integrados los
deportes amateurs con los profesionales. ¿Cómo podrían separarse estatutariamente las
cuentas del fútbol y el hockey sobre patines en San Lorenzo?
Por último, queda otro asunto pendiente. Las instituciones deben adecuar sus estatutos al
de la AFA. Boca, por ejemplo, ya modificó el propio. ¿Deberá volver a cambiarlo o
hacerle agregados? Todo es demasiado complejo e impensado. Como la dinámica del fútbol
de la que hablaba el fallecido periodista Dante Panzeri.
ESCUELAS PARA DIRIGIR
Educando a don Julio
Por G. V.
Una
contribución, aunque parcial, al desarrollo y capacitación de la dirigencia deportiva se
comenzó a dar a través de las escuelas para directivos. Hoy el negocio del deporte
está en movimiento. Prepárese para dirigirlo, se sostiene en la carátula de un
folleto que River dio a conocer para presentar su carrera de Técnico en dirigencia
deportiva. La experiencia que arrancó este año en la institución de Núñez no es
la primera en el país. El Club de Amigos, una entidad ubicada en lo que fuera el ex
circuito KDT, posee una oferta educativa similar desde hace tiempo. Su titular es Hugo
Masci, un ex presidente de Atlanta ahora convertido en hombre de consulta para temas
deportivos de la candidata a gobernadora bonaerense, Graciela Fernández Meijide.
En River, el gestor de la idea es el directivo José María Aguilar. El instituto
educativo del club estableció que la carrera tiene una duración de tres años y demanda
una asistencia de dos días por semana, con el equivalente a seis horas cátedra. El plan
de estudios fue aprobado con carácter experimental por el secretario de Educación del
Gobierno porteño, profesor Mario Alberto Giannoni.
Las materias que se dictan son informática, introducción a la filosofía,
comercialización, teoría y práctica de la comunicación, en el área de formación
general básica. Durante el segundo año están previstas las asignaturas sociología,
políticas de conducción, psicología e infraestructura deportiva, entre otras. Por
último, en el tercer año se agregan medicina del deporte, recursos humanos, legislación
deportiva y ética y deontología profesional, más otras cuatro materias.
Poner en práctica estas experiencias resultaría adecuado sólo si la dirigencia
futbolística acompañara proyectos como el de River o el Club de Amigos con el
consiguiente debate y autocrítica que se requieren para estos tiempos de replanteos y
cambios bruscos. Siempre existirán los buenos y malos ejemplos, aunque, como los primeros
son escasos, resulta complicado imitarlos.
|