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"Con el Presidente tenemos diferencias insoslayables"

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Menem había dicho que Duhalde y Ortega son "mediocres". Y el gobernador contraatacó reflotando su idea de cambiar el modelo.


t.gif (862 bytes)  "Tenemos diferencias insoslayables". Esta fue una de las tantas frases con las que Eduardo Duhalde utilizó para contestarle a Carlos Menem, quien inició una polémica con la fórmula presidencial de su partido. El gobernador bonaerense, haciendo un sobrevuelo sobre la gestión del riojano, dijo que "lo que se hizo se hizo bien, pero hay que hacer mucho más, hay un reclamo de todo el país de cambio". El candidato del PJ, quien sale beneficiado en las encuestas por estos cruces con el jefe de Estado, buscó dejar sentada su diferenciación del programa económico al señalar que "el Presidente está convencido de que hay que profundizarlo y yo creo que hay que cambiar".

Menem había atacado duramente a Duhalde y a Ramón Ortega. Sobre el primero dijo: "Yo no compito con mediocres. Voy a competir en el 2003. Me han proscripto; en la Argentina soy el único proscripto". A Palito le dedicó una frase de Napoleón: "Yo hice mariscales de campo a generales que no tendrían que haber llegado ni a capitanes".

La respuesta no se hizo esperar. Ortega dijo que, cuando fue candidato a gobernador en Tucumán, "no le conocía la cara a Menem" y aclaró que su postulación la decidió personalmente. "¿A qué se refirió cuando habló de los generales? A lo mejor lo dijo por Bussi y no me doy por aludido", señaló con doble ironía, por el apoyo que el gobernador tucumano recibió del gobierno nacional en las recientes elecciones.

Duhalde prefirió una de cal y otra de arena. Primero rescató "la profunda reforma que llevó a cabo en el país", pero inmediatamente aclaró: "Es la hora del cambio y ese cambio nuevamente debe implementarlo el justicialismo". De paso, manifestó en Río Negro su convencimiento de que se van a producir nuevos "tucumanazos", en alusión al triunfo del PJ en la provincia de Bussi.

La reacción de Menem sorprendió a propios y extraños. Sobre todo por la dureza de sus palabras --con el mismo argumento de la Alianza, también atacó a Duhalde por los índices de desocupación en la provincia de Buenos Aires-- cuando es evidente el acercamiento entre su círculo más íntimo y el duhaldismo.

El gobernador y Julio César Aráoz, su jefe de campaña, charlan o se reúnen una vez por semana con el ministro del Interior, Carlos Corach, el senador Eduardo Bauzá y el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, quienes alientan un acuerdo entre los dos líderes del justicialismo que le permita al oficialismo continuar en el gobierno cuatro años más y sortear el difícil examen que suponen las elecciones del 24 de octubre.

Tal como publicó Página/12, Aráoz y Hugo Anzorreguy, el titular de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), están trabajando para lograr un acercamiento entre Duhalde y Menem. Aprovechan su condición de "amigos" de los dos hombres fuertes del PJ. Pero saben que por ahora la política diferenciadora del Gobierno está dando sus frutos en las encuestas.

La soledad de Menem en la defensa de su gestión pone en evidencia una estrategia que lleva adelante el ala política del Gobierno: la de tolerar una diferenciación de Duhalde con respecto de la gestión presidencial y no contestar a sus críticas. Pero una parte del plan falló: Menem montó en cólera y, como ocurre todos los fines de semana, sus ministros se recluyeron y nadie salió a atenuar la andanada presidencial o a pedirle "prudencia" en sus respuestas a Duhalde.

En el círculo íntimo del duhaldismo achacan al Presidente. "Menem está muy mal, muy aislado, no vive la realidad. Ya no tiene poder". Y señalan como indicadores la discusión generada tras las críticas del obispo y titular de Caritas, Rafael Rey, quien se quejó por la falta de reacción del Gobierno ante el evidente crecimiento de los índices de pobreza en todo el país.

 

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