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SUBRAYADO

Rusia debe estar dentro

Por Claudio Uriarte


t.gif (862 bytes)  Detrás de los escarceos ruso-occidentales en torno de quiénes y de qué modo participan en la fuerza de estabilización para Kosovo, hay dos cosas que la OTAN parece o finge no tener en claro:

1) La OTAN no ganó sola y en toda la línea la guerra contra Yugoslavia, sino gracias a una misión de equilibrismo político-diplomático militar de gran altura desplegada por el enviado ruso a los Balcanes, Viktor Chernomyrdin. Pretender, a partir de este resultado negociado, que Rusia no iba a tener ningún papel significativo en las operaciones del día después, o --más aún-- que iba a aceptar subordinar su presencia militar en Kosovo al comando militar unificado de la OTAN era cuanto menos --para decirlo suavemente-- una noción excéntrica. El acuerdo negociado por Chernomyrdin se impuso por sobre las profundas dudas y objeciones del alto mando militar ruso; por lo tanto, seguir negándole a Rusia el derecho a una zona administrada por fuerzas militares dependientes de Moscú es simplemente volver a cometer uno de los errores de comienzos de la campaña, cuando los aliados menospreciaron a Rusia como un mero lisiado económico-militar. El empantanamiento militar de 70 y pico de días de tempestades aéreas sin resultados, así como el temor a embarcar las fuerzas norteamericanas en una peligrosa misión terrestre, los hizo retroceder. Si ahora EE.UU. insiste en que Rusia se subordine a la OTAN habrá un reforzamiento de la línea dura militar en Rusia, posiblemente más entradas de facto de las fuerzas rusas en la provincia y episodios de tensión como el vivido el sábado, cuando unidades rusas impidieron por tres horas la entrada de un contingente británico en Pristina.

2) Kosovo evoluciona, a largo plazo, hacia una partición entre zonas del norte de la provincia, donde están los templos, lugares históricos y parte importante del 10 por ciento de la minoría serbia, y un resto musulmán cuyas aspiraciones a unirse con Albania tendrán que ser sofocados por alrededor de 20 años --el plazo de una generación-- mediante la presencia de la OTAN. En esta prospectiva, la presencia de Rusia representa un amortiguador indispensable entre fuerzas que van a estar en tensión por largo tiempo. Excluir a Rusia del juego de la solución es ponerla nuevamente del lado del problema, potenciando así a la derecha antioccidental rusa y suscitando más problemas en un escenario donde todo parecía en vías de una trabajosa resolución. Es peor que un crimen: es una estupidez.

 

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