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ENTREVISTA EXCLUSIVA A HERBERT VIANNA, EN RIO DE JANEIRO
“Este acústico es un salto al vacío”

El líder de Paralamas, que acaba de grabar un unplugged para MTV, recuerda los tiempos en que su grupo era “local” en Argentina y no convocaba tanto en Brasil. Hoy se da la situación a la inversa, pero confía en poder recuperar el mercado argentino.

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Por Martín Pérez
Desde Río de Janeiro

t.gif (862 bytes)  Campera de gamuza, mirada humilde y un tanto perdida y los brazos cruzados. En la escuela de Artes Visuales del Jardín Botánico de Río de Janeiro, mientras el grupo de su hijo Herbert dejaba grabado su unplugged para MTV Brasil ante unos trescientos espectadores por noche, Vianna padre desbordaba orgullo pero aparentaba estar impávido, moviendo sólo un pie al ritmo de algún tema. Sentado a mitad de la sala, el ex responsable de la seguridad aérea del último presidente militar del Brasil apenas si dejaba escapar la emoción de ver –como tantas veces– en vivo a su hijo devenido en un icono del rock brasileño. Convertido hoy en la viva imagen de su hijo, pero con treinta años más encima, Hermano Vianna forma parte de la leyenda inicial de Os Paralamas do Sucesso, conocida como la banda que dio su puntapié inicial más de dos décadas atrás en el privilegiado ambiente diplomático de la gubernamental Brasilia. El grupo del hijo de un militar, Herbert, y el hijo de un diplomático, Bi, que, reinstalados en Río, se hicieron famosos con su música deudora de The Police –como muchos otros grupos del rock latinoamericano de aquellos tiempos–, pero paulatinamente brasileña y contestataria.
“Yo no formé parte del golpe del ‘64, porque soy militar aeronáutico y la mayor parte de ese proceso fue realizada por el ejército. Pero además porque siempre fui democrático”, le explicó el ya retirado Hermano a Página/12, como respuesta a cómo eran las relaciones entre el padre militar y el hijo rockero. “Además, yo siempre lo apoyé en lo suyo. Por ejemplo, la primera guitarra eléctrica que tuvo se la compré yo, en Los Angeles. Corría el año 1975, y yo había viajado a buscar el 737 que aún hoy es el avión presidencial, para pilotearlo hasta Brasil. Mi hijo me había dado una lista de cosas que debía comprarle, entre las que estaba una Gibson negra y un amplificador. Y, como el avión venía vacío...”, se justifica el padre, poniéndole broche de oro a la historia de cómo la primera guitarra de Herbert viajó hasta sus manos en el primer viaje del avión presidencial brasileño. Y lo hace justo en el fin de semana en que su hijo sólo utilizará guitarras acústicas durante la grabación del doceavo disco de Paralamas: un triunfal unplugged, vibrante y sin concesiones que, con su edición local anunciada para fines de julio, se anotará –después de los de Gilberto Gil, Gal Costa y Rita Lee, entre otros– como el décimo álbum nacido de los acústicos de MTV Brasil.
A primera vista, lo que sorprende del acústico de los Paralamas está en el vestuario: como las viejas bandas populares –o como un equipo de fútbol–, todos lucen la misma casaca. Ahí están los tres, Herbert, Bi y Joao, luciendo una pulcra camisa roja de manga larga (sin mangas para el baterista, pero camisa al fin). Y el color también se continúa en el resto de la banda, que incluye un percusionista, tres vientos, un pianista y otro guitarrista, el ex Legiao Urbana Dado Villa-Lobos. Salvo Villa-Lobos, invitado especial al proyecto acústico, el resto no es novedad: los Paralamas son desde hace tiempo mucho más que un trío. Pero el uniforme lo destaca como nunca.
La otra sorpresa es el escenario del show, dentro del Parque Lage, el jardín botánico que da nombre a ese barrio (Jardim Botanico) de Río. La escuela de bellas artes del Lage es un edificio histórico, y el acústico se lleva a cabo en el abierto patio central de la construcción, convenientemente techado e iluminado para tal fin. Desde la terraza, no sólo es posible asomarse para mirar banda y público allá abajo; también se puede ver bien de cerca, en la cima del cerro a cuyo pie está ubicado el Botánico, al Cristo Redentor de Río casi de espaldas, envuelto en nubes de lluvia. “Acá no suelen hacerse shows”, cuenta Joao Barone, el baterista del grupo. “Pero a comienzos de los ochenta, en este patio solían tocar Hermeto Pascoal o Egberto Gismonti. Así que para nosotros es un honor grabar nuestro acústico aquí.” Es raro que llueva de corrido durante un fin de semana en Río, pero eso fue precisamente lo que sucedió durante las dos jornadas de grabación del acústico. “Siempre que tocamos al aire libre, llueve. Pero esto ya es el colmo”, señala Herbert.
Pero la sorpresa más importante del show, sin embargo, estuvo donde debe estar: del lado de las canciones. “Generalmente, un unplugged suele ser algo así como la traducción para un público aún mayor, de los éxitos de una banda”, explica Herbert. “Y lo más importante suele ser una sección de cuerdas para envolver bien todo. Pero nosotros queríamos ritmo, música, y una cierta densidad en nuestro acústico. Por eso es que el primer paso fue usar una sección de vientos en vez de las cuerdas. Y después nos apoyamos en el hecho de que nosotros no necesitábamos de este acústico para reconquistar nada. A diferencia de Titas, por ejemplo, quienes venían de mal en peor y ya llevan dos discos acústicos. Y ya se habla de un tercero, lo que vendría a ser casi un certificado de defunción. Nosotros, en cambio, hemos tenido una resurrección en Brasil desde Vamo Bate Lata, nuestro anterior disco en vivo.”
–Que entonces hizo las veces de unplugged, luego del fracaso de Severino...
–Puede ser. Pero el asunto es que ahora venimos de una gran gira con hey na na, así que no necesitamos hacer ninguna concesión. Nuestro acústico es un proyecto que venimos armando desde hace tiempo e incluye, en su gran mayoría, una retrospectiva de canciones que son importantes para nosotros, y que al mismo tiempo iluminan aspectos del grupo que pasaron desapercibidos para la mayoría. No es que querramos decir que el público no es lo suficientemente inteligente y que el oro estaba en otra parte, nada de eso. Nosotros estamos orgullosos de los éxitos de la radio, de todo lo que hicimos hasta ahora. Pero en ese camino, siempre hemos sugerido otras posibilidades. A veces fue la salsa, otras la bossa nova, otras el jazz. Lo que estamos haciendo ahora, entonces, es recuperar estas alternativas y probarlas de nuevo, a ver si de ahí salen más cosas...
Aunque Vianna tiene su casa en Río, para el fin de semana en que se grabó el acústico el guitarrista se mudó a un hotel con su familia. “Es que vivimos muy lejos, así que era mas cómodo instalarnos acá para ir y venir del Parque Lage todo el tiempo”, explica. El hotel elegido fue uno de los mas distinguidos de Río, con playa propia entre acantilados, cerca de Leblon y a unos minutos de auto del Jardim Botanico aun en el caprichoso tráfico de la ciudad. “Fito Páez una vez se hospedó acá”, recuerda Herbert, mirando las olas que golpean en la playa privada, frente al balcón de su suite. “Me acuerdo porque esa vez lo llevé a pasear en mi helicóptero y, cuando en un momento del paseo nos ubicamos frente al hotel, Fito estaba tan feliz que incluso amagó tirarse al mar para volver nadando a su cuarto.” El recuerdo de Páez no es caprichoso. Viene a cuento porque, cada vez que se charla con Herbert, Buenos Aires surge de todas partes. El mismo guitarrista siempre pregunta por novedades porteñas: cómo está Charly (incondicional, a Herbert le encanta El aguante), cuándo sale el nuevo de Fito, y demás.
–Hubo una época, no muy lejana, en que Paralamas era prácticamente un grupo local en Buenos Aires. ¿Qué fue lo que paso? ¿Decidieron dedicarse más al Brasil?
–Para nada. Nuestra ausencia no se debe tanto a decisiones propias, sino a la falta de interés de los productores locales. Por ejemplo, cuando comenzamos a girar con este show acústico soñábamos con llevarlo a la Argentina, pero la respuesta desde allá era siempre que la cosa estaba muy dura. Que Divididos, por ejemplo, que solía llenar Obras cada dos meses, casi ni estaba tocando y cosas así. Y nosotros nos resignamos. Pero paranosotros la Argentina es una frustración muy grande, porque realmente estuvimos muy cerca de hacernos locales. Hasta tal punto que, en un momento viajábamos cada dos semanas y yo ya me conocía a toda la gente de la Aduana. Había uno que me decía: “Che, ¿todavía tenés pasaporte brasileño? Si a esta altura vos ya sos argentino y de Boca...” Y ahora ya no es así, al punto que no sé qué pasaría si fuéramos a tocar allá.
–Fue una época muy especial para Paralamas, porque acá en Brasil por entonces no los trataban muy bien...
–Justamente. Yo creo que nosotros nunca podremos estar lo suficientemente agradecidos por la inyección de confianza que nos dio la Argentina en un momento en que acá parecía que no teníamos ninguna razón para existir. Por eso es que estar allá fue para nosotros como empezar de nuevo... no sé... tal vez la naturaleza rockera del lugar hacía que todo fuese más romántico. Fue una cosa muy libertaria, como un sueño, es algo difícil de explicar. Incluso, creo que en algún momento fuimos excesivamente románticos al respecto, y casi no veíamos los aspectos negativos que estaban presentes. Por ejemplo, muchas veces escuchamos hablar de que Buenos Aires no tenía espacio suficiente para Fito y Charly en un buen momento al mismo tiempo. Pero nunca nos sentamos a pensar en cómo esas limitaciones se aplicaban a nosotros.
Tal vez los Paralamas no necesiten recuperar ningún mercado interno, pero –como bien sabe Vianna– todo acústico despierta cierto entusiasmo en la propia compañía discográfica. “En este negocio no hay nada parecido a un éxito seguro”, dice Herbert. “Pero si lo hay, últimamente se llama unplugged.” Por eso es que los responsables de la filial argentina de EMI se hicieron presentes en Río para la grabación del próximo disco Paralamas, ya que sueñan con revivir la época en que el grupo era local en el Río de la Plata. Y, si su semblante no fue el mejor cuando Herbert les anticipó que el acústico sería aguerrido y no tendría hits, luego de escuchar la grabación lucieron más que relajados. “Tal vez éste sea un buen disco para volver a Buenos Aires, tal vez no. Esas son cosas que nunca se saben”, dice Herbert. “Pero si lo es, será con un salto al vacío. Porque este acústico es eso para nosotros. Nos salió bien con Selvagem?, no tanto con el fracaso de Severino, pero ya hicimos un par de veces eso de saltar sin paracaídas. Es una costumbre de esta banda. Y con este disco era una buena oportunidad para hacerlo de nuevo”. El acústico de Paralamas: un verdadero salto al vacío unplugged. Tal vez esta sea la mejor forma de volver a su eléctrica ciudad de pobres corazones.

 

El pasado revisado

El revisionismo pop de Paralamas los lleva a recorrer en su acústico, durante hora y media de show, varios temas ajenos, para todos los gustos. Por un lado, su mutación de trío a grupo más amplio al estilo Talking Heads tiene un claro homenaje en una poderosa (y respetuosa) versión de “Life during wartime”, del grupo de David Byrne. El repaso de los ochenta continúa con “Feira Moderna”, un tema de Beto Guedes, y “Que pais e este?”, de Legiao Urbana, referencia inevitable estando Villa-Lobos como invitado. “Manguetown” sirve para el recuerdo de Chico Science, con quien los Paralamas giraron por Europa antes de su trágico accidente, y James Brown y Tim Maia (el soul man brasileño por excelencia, que falleció el año pasado de sobredosis) son reverenciados en un medley de “I feel good” y “Sossego”. Pero, más allá de los covers, lo que importa son los nuevos arreglos para temas propios. La bossa nova, por ejemplo, aparece en la nueva versión de “Nebulosa de amor”, un tema de Big Bang. El mambo es para la flamante revisión de “Parate y mira” (que es de Los Pericos pero bajo el nombre de “Lourinha Bombril” es casi un tema propio para Paralamas), el rap aparece en “Navegar Impreciso”, de Severino, y el soul en la nueva versión de “Tendo a Lua”. El único inédito, para más datos, se llama “Sincero Breu” y es deudor del bolero. Hay hits, claro, pero son bien arriba, y con los caños reemplazando los riffs de guitarra: “Selvagem?”, “Bora Bora” o “Vamo Bate Lata” (con una sorprendente cita final a “Relax”, de Frankie Goes To Hollywood).

 

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