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La cena de los famosos es cada vez más suculenta

A pesar de que su contenido no mejoró, “Sábado Bus” mide 25 puntos de rating y lidera una franja horaria antes poco codiciada.

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Por Cecilia Bembibre
t.gif (862 bytes)  Una figura nueva, producto de la televisión comercial sometida al rating, se afianza en el imaginario de los televidentes. Es la del conductor, actor o productor televisivo pidiendo clemencia, necesitado de explicar ante ejecutivos y anunciantes que hacer que los números cierren a veces es cuestión de tiempo. Telefé, la emisora líder de audiencia que acaba de reestructurar sus noches para enfrentarse a los exitosos productos del 13, tiene como ejemplo de esta tendencia a Guillermo Francella, que pidió aire para sus “Trillizos” cuando perdían por lejos frente a “Gasoleros”. El rating de la comedia sobre tres hermanos subió, y el bueno de Francella no se cansó de destacar que el canal había tomado una decisión apropiada.
Algo parecido pasa con Nicolás Repetto y “Sábado Bus”. El fracaso de “Nico(R)” el año pasado sólo aumentaba la presión sobre el estreno de su nuevo ciclo. Casi sin competencia, hoy el programa de Repetto domina cómodamente la pantalla del sábado a la noche, con mediciones que rondan los 25 puntos, una cifra comparable a las de ciclos consagrados como “Gasoleros” y “Muñeca brava”. Alrededor de siete puntos más que cuando el programa debutó, en abril de este año.
Repetto podría decir que todo lo que necesitaba era un poco de paciencia. Al fin y al cabo, la estructura de su programa no varió gran cosa desde el estreno. En cambio el conductor se permite, de vez en cuando, pequeños reproches al aire destinados a quienes alguna vez dudaron de su capacidad de convocar espectadores. “Hace un tiempo, nadie se animaba a este horario. Ahora que la tanda se puso suculenta, todo el mundo quiere estar los sábados a la noche”, ironizó el conductor durante la última emisión. El pie se lo había dado Lucía Galán, cuando anunció que estaba pensando en conducir un programa en el mismo horario que el animador.
El tiempo en pantalla le fue dando a “Sábado Bus” un ritmo y una soltura que al principio parecían forzados. Cada vez más, Repetto seduce con su rol de anfitrión informal, intenta generar conversaciones grupales, y aportarle carisma a un esquema poco innovador. Y la eficacia de la producción se hace evidente en la presencia de figuras de peso de Telefé u otros canales. Pero aun su éxito en cuanto a televidentes no habla de una mejora general del programa. En primer lugar, son pocos los invitados que llegan coS días. Repetto tomó el tema central (en este caso, eligió la protesta masiva contra el impuesto automotor), e hizo un recorrido por los comensales para que opinaran sobre el tema en cuestión. Lo que podría haber sido un debate al menos interesante se vio frustrado por la urgencia de casi todos los invitados por desembarazarse del compromiso de tener que hacer un comentario. Entonces, el intento no sirvió para mucho.
Por otra parte, los regalos a los artistas invitados y el sorteo del auto entre los concurrentes quizás buscan recrear el suspenso de los concursos telefónicos que son una tradición de la pantalla local. Pero el efecto emotivo se atenúa mil veces cuando la ganadora de los regalos es una modelo famosa en lugar de un televidente del montón.
El cuerpo de bailarinas ligeras de ropa y las producciones de fotos que realzan al máximo los esbeltos cuerpos de actrices y modelos invitadas funcionan como síntesis perfecta de las debilidades del programa: no dejan dudas a la hora de comprender que “Sábado Bus” sólo aspira a ser un ciclo de entretenimiento, pero no lo hacen en sí mismo entretenido.

 

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