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OPINION

Los caudillos provinciales

Por Rosendo Fraga *


t.gif (862 bytes)  En la Argentina, parecen coexistir simultáneamente dos culturas políticas. Una de tipo urbano, con base geográfica en la Capital y el primer cordón del Gran Buenos Aires y algunos núcleos urbanos del interior: una cultura moderna y pluralista, que en términos electorales, ha coincidido con el ámbito de influencia del Frepaso.
La otra, con epicentro en el interior del país, está caracterizada por estructuras más conservadoras y tradicionales, en las cuales los caudillos y sus familias siguen jugando un rol político fundamental.
Para dar ejemplos pueden ser útiles las seis elecciones provinciales de los últimos meses. El duelo en Córdoba entre De la Sota y Mestre, fue un ejemplo de la primera cultura política: ninguno de ellos es un caudillo típico provincial ni su familia ha tenido un rol relevante en la política local.
Catamarca mostró, como contrapartida, un enfrentamiento entre los hijos de los dos caudillos provinciales –Castillo y Saadi–, con la particularidad de que el gobernador radical de los últimos ocho años lo fue también durante el régimen militar. En Salta, es reelecto el gobernador justicialista (Romero), a la vez hijo de quien también ocupara el mismo cargo. En San Juan, el candidato aliancista que gana (Avelín), es un caudillo provincial tradicional, cuyo hijo fue, en los mismos comicios, electo intendente de la capital. En Santa Cruz el candidato ganador (Kirchner) es un justicialista antimenemista, pero que logra la tercera elección consecutiva y tiene en su esposa –actual diputada nacional–, la segunda figura política provincial. En Tucumán, el hijo del general Bussi disputó la gobernación con un nivel de votos similar al del candidato del PJ.
Corrientes es otro ejemplo de caudillismo. El intendente de la Capital –Tato Romero Feris–, tras ser gobernador retiene el poder designando como gobernador a un hombre bajo su control. El enfrentamiento con su hermano –el ex gobernador y actual senador nacional José A. Romero Feris–, significó la división de una familia que ha dominado la política correntina desde 1983. Enfrentamiento familiar que deriva en una crisis político-institucional.
Más allá de la explicación “sociológica” sobre el caudillismo que subsiste en la cultura política del interior del país, las crisis que enfrentan los Bussi y Tato Romero Feris también tienen una explicación política: ambos fueron aliados del menemismo durante la segunda mitad de la década del noventa y en el momento de declinación política del Presidente, parecen haber perdido el apoyo político nacional que tuvieron hasta el presente.
* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

 

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