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El 30 de junio la economía argentina puede encontrar un nuevo obstáculo para superar la recesión. Ese día, la Reserva Federal (banco central) de los Estados Unidos decidirá si aumenta o no las tasas de interés. Alan Greenspan, presidente del organismo, dio ayer indicios de que se inclinará por una suba, atento a que la productividad de la economía estadounidense no puede crecer de manera indefinida, por lo cual desaparecería el principal elemento de control a una disparada de la inflación. Las reglas de la economía globalizada indican que un incremento de las tasas en ese país opera como una suerte de aspiradora que succiona los capitales internacionales hacia los bonos estadounidenses, desplazando las inversiones en países más riesgosos, como la Argentina y Brasil, entre otros emergentes. El equipo de Roque Fernández admite que el alza de tasas en los Estados Unidos demorará la recuperación de la economía, debido a que el costo de financiamiento, tanto para el Estado como para las empresas, será más elevado. Cuando hace un mes también se especuló con una inminente suba de las tasas norteamericanas, el Gobierno tuvo que pagar mayores intereses en sus colocaciones de deuda. Brasil sentirá el impacto con mayor intensidad, dadas las importantes emisiones de títulos que debe hacer todos los meses. El sector privado de ese país tiene vencimientos hasta fin de año por 10.400 millones de dólares, el 66 por ciento de la deuda total de 1999. Para Argentina, la demora de Brasil en afianzar su situación económica es una complicación adicional para dejar atrás la recesión. Entre los empresarios y en Wall Street existe la expectativa de que la aceleración de la productividad todavía no ha llegado a la cima, dijo ayer Greenspan. La experiencia nos aconseja que seamos cuidadosos, añadió, marcando un distanciamiento con la opinión generalizada de los actores económicos de su país. Aunque no se refirió estrictamente a un posible aumento de las tasas, el titular de la FED insistió en que la historia está sembrada con proyecciones sobre la tecnología que erraron totalmente. Greenspan dio estas definiciones en Washington, ante un comité del Congreso. Con las innumerables permutaciones y combinaciones posibles, las predicciones sobre la tecnología han sido siempre un ejercicio de alto riesgo, subrayó el banquero más influyente del mundo. Hay pocas razones para creer que en el futuro estaremos mejor que en el pasado para especular sobre estas cuestiones, concluyó. Su advertencia obedece a que políticos y empresarios afirman que el incontenible crecimiento de la economía estadounidense, que ya lleva ocho años consecutivos, se debe a que los avances tecnológicos han incrementado la capacidad de producción, en un proceso que se combinó con bajos niveles de inflación y caída del desempleo. El temor de Greenspan es que la economía se recaliente artificialmente y eso derive en una escalada inflacionaria. El aumento de tasas procuraría evitarlo, ya que al encarecer el financiamiento la economía crecería más moderadamente. A pesar de la advertencia de Greenspan, la Bolsa de Nueva York finalizó ayer con un alza del 0,7 por ciento, y la tasa de los Bonos del Tesoro a 30 años bajó al 6,10 por ciento, desde el 6,14 del cierre del viernes. Sin embargo, el buen desempeño de los indicadores bursátiles fue por el anuncio de la fusión de las compañías energéticas Illinova y Dynegy, que dará lugar a una empresa con una facturación superior a los 2 mil millones de dólares.
Los
países del Mercosur dieron ayer el primer paso para coordinar sus políticas
macroeconómicas. Los cancilleres y ministros de Economía anunciaron la creación de un
Comité de Seguimiento, que se reunirá mensualmente, para intercambiar información sobre
las principales variables económicas y fijar metas comunes de inflación, déficit
fiscal, deuda y tasas de interés.
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