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En Bélgica, ya no todo va mejor con Coca-Cola

El gobierno belga prohibió los productos  de esa marca. Cuarenta chicos se habían intoxicado al tomar la gaseosa.

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Página/12
en Francia

Por Eduardo Febbro
Desde París

t.gif (862 bytes)  El gobierno belga, en pleno marasmo político a raíz de los pollos contaminados con dioxina y vendidos a través de toda Europa, decretó ayer la ley seca para todos los productos fabricados por Coca-Cola en Bélgica. Se trata de una medida radical sin precedentes motivada por la intoxicación y posterior hospitalización de unos 40 niños de una escuela de la localidad de Lochristi, al oeste del país. El ministro de Salud belga, Luc Van den Bossche, anunció en la radio nacional que la medida “permanecerá en vigencia hasta que se descubra el origen y la naturaleza de la contaminación”.
La decisión del gobierno es el resultado de una fuerte pulseada con Coca-Cola que dura desde hace más de una semana. Los 40 niños contaminados por haber consumido latas de Coca-Cola de un distribuidor no son los primeros que sufren de un misterioso mal, sobre cuyo origen la empresa norteamericana aún no suministró ninguna información. La semana pasada, cuando 31 niños de una escuela de Bornem, norte de Bélgica, habían sufrido malestares diversos tras haber ingerido el producto, Coca-Cola retiró de la venta más de dos millones y medio de botellas sin explicar nunca a las autoridades sanitarias de dónde provenían los efectos secundarios. Todas las botellas provenían de un lote producido entre el 2 y el 4 de junio en la localidad de Anveres.
Los malestares ocasionados por la bebida la semana pasada son idénticos a los de hoy. Según explicó el centro belga contra el veneno, el conjunto de las personas intoxicadas, niños y adultos, sufren del síntoma de la hemolyse: además de provocar vómitos, dolores de estómago y fuertes contracciones, la hemolyse presenta un cuadro de destrucción masiva de los glóbulos rojos que puede incluso provocar una grave anemia. En el caso de menores de edad en pleno crecimiento, las consecuencias son notablemente peligrosas.
La medida de fuerza adoptada por las autoridades sanitarias belgas concierne ahora más de 15 millones de botellas que deberán ser retiradas del mercado sin demora. El ministro belga de Salud aclaró que se había llegado a esa decisión debido a que “Coca-Cola no nos proporcionó nunca ninguna aclaración precisa y segura sobre el producto que propagó la intoxicación”. Por lo tanto, agregó el Ministerio, la venta de los productos de Coca-Cola recién será autorizada cuando la empresa haya “detallado las causas de las intoxicaciones”.
La ley seca no sólo concierne a la misma Coca-Cola sino a todos los productos de la firma, que vengan envasados en botellas de plástico, en tetra brik, en vidrio o en latas, es decir: Coca-Cola, Coca-Cola Light, Sherry-Coke, Fanta, Sprite, Sprite Light, Nestea Splash, Nestea, Aquarius, Bon Aqua, Kinley Tonic, BL, Lift y el jugo de naranja Minute Maid.
Después del escándalo de la vaca loca y del aún sonante caso de los pollos contaminados con dioxina y vendidos en todos los países de la Unión Europea, éste es el tercer gran problema sanitario ligado al consumo de productos masivos que afecta al Viejo Continente. Si el gobierno belga recién reaccionó hoy, los malestares digestivos provocados por Coca-Cola duran desde hace exactamente una semana. Decenas de niños de las escuelas situadas en la localidades de Brujas, al este, y Courtrai, en el sudeste, vienen sufriendo los mismos síntomas desde el martes pasado. En otra dimensión, Francia conoció un problema con Coca-Cola cuando, el jueves pasado, centenas de latas y botellas producidas en el norte del país presentaban “un fuerte olor sospechoso” cuyo origen se sigue investigando.

 

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