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EXPERIMENTAN LA CLONACION DE EMBRIONES HUMANOS
Vuelve el fantasma del clon

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Dos empresas norteamericanas que están trabajando sobre la clonación de embriones aclararon que no pretenden clonar una persona, sino crear bancos de células madre para tratar enfermedades. Pero el paso hacia el clon humano sería mínimo.


t.gif (862 bytes)  Dos empresas privadas norteamericanas, Geron de California y Advanced Cell Therapeutics (ACT) de Massachusetts, están experimentando la clonación de embriones humanos, según informó ayer The Washington Post. Las dos empresas precisaron que su objetivo no es producir por clonación un ser humano completo, sino intentar utilizar los embriones como bancos de células madre. Eso, sostienen, implica un avance considerable en el tratamiento de numerosas enfermedades crónicas, desde la diabetes hasta el mal de Parkinson. Sin embargo, la noticia generó una nueva polémica ya que esa experimentación dejaría a los científicos a un paso de implantar ese embrión clonado en un útero de mujer y permitir el nacimiento del primer ser humano clonado.
Geron y ACT están experimentando con fondos privados. El presidente Bill Clinton ha prohibido explícitamente el empleo de fondos federales en experimentos sobre clonación humana. Clinton también desea que se declare ilegal cualquier investigación, pública o privada, en esa dirección, pero no ha conseguido imponer sus tesis, que son objeto de una encendida polémica en el Congreso, el Instituto Nacional de Salud (NIH) y la comisión presidencial sobre Bioética. Entretanto, el sector privado, con financiación propia, está avanzando en la creación de las bases para un sector que puede resultar tan lucrativo como importante en la lucha contra la enfermedad.
Las dos empresas de California y Massachusetts pretenden crear por clonación embriones que sirvan como cosecha de células madre susceptibles de ser utilizadas en el tratamiento de diversos males. Sin embargo, se trata de los primeros intentos sostenidos y abiertos de crear embriones humanos por medio de la clonación. Y los científicos creen que esta experimentación inevitablemente permitirá a otros resolver dificultades técnicas para clonar seres humanos.
El problema es establecer las diferencias –éticas y legales– entre clonar embriones humanos para investigación médica y hacerlo como una alternativa a la reproducción humana. Las opiniones científicas a favor de la clonación terapéutica han evitado hasta ahora que el Congreso norteamericano vote a favor de una prohibición de este tipo de experimentación, como ya sucedió en otros países. Los legisladores también deberán debatir en los próximos meses hasta qué punto se pueden utilizar fondos federales para estudiar las células madre embrionarias.
“Creo que la gente no se da cuenta de que estamos hablando de células que no se han convertido en nada aún. No hay manos ni pies, y creo que buena parte del debate es sobre imágenes mentales que palabras como “embrión” implican –dijo Michael West, presidente de Advanced Cell Therapeutics (ACT)–. Impedir que la ciencia use células para curar enfermedades humanas sería un terrible paso atrás”.
Sin embargo vuelven a aparecer opiniones encontradas, ya que se trata de crear embriones humanos con el propósito de destruirlos para cultivar sus células, una idea rechazada en Estados Unidos sobre todo por sectores vinculados con la Iglesia. George Annas, de la Universidad de Boston, insistió ayer en que el embrión es un ser humano desde el momento de la concepción, por lo que cultivar embriones como bancos celulares sería “abominable”. Pero otros científicos reiteraron su tesis de que el embrión no puede ser considerado una persona hasta que tiene 14 días, cuando aparecen las primeras manifestaciones del sistema nervioso.
La investigación de Geron parte de tomar material genético de una célula humana e insertarlo en un óvulo humano cuyo ADN ha sido previamente removido. El director científico de la compañía, Calvin Harley, dijo que a largo plazo esperan aprender a obtener células madres de otras fuentes que no sean embriones, pero no saben cuánto tiempo demandará alcanzar esa técnica. Por lo que por ahora trabajarán en embriones clonados.
En el caso de ACT –donde el área de Biología Celular está dirigida por el argentino José Cibelli–, el procedimiento es distinto. La compañía trabajó con un embrión generado a partir de una célula humana y un óvulode vaca, cuyos genes habían sido extraídos. Como la difusión del método generó polémica, el año pasado ACT informó al Congreso norteamericano que había suspendido la investigación hasta tanto avanzara el debate ético. Pero en el último tiempo han reiniciado esa línea de experimentación. “No dejamos que los embriones superen los diez o doce días antes de destruirlos –dijo Cibelli al Post–. Estamos investigando cuáles son los mejores tipos de células para usar en este caso e intentamos mejorar la eficacia”.
Los investigadores rechazan las críticas desde el punto de vista ético. “Se puede decir de todas las tecnologías útiles para la humanidad que pueden ser volcadas hacia aplicaciones antiéticas –dijo Harley, de la empresa Geron–. Es la responsabilidad de la sociedad entender la tecnología y asegurar que existan salvaguardas apropiados”.
Por su parte, Cibelli dijo esperar que la perspectiva de un generalizado rechazo público evitará que los científicos apliquen su descubrimiento a la clonación de seres humanos. “Hay mucha controversia sobre la clonación humana para hacerlo –dijo–. Pero finalmente, la mente humana es complicada”.

 

El uso en tratamientos
na16fo03.jpg (9277 bytes)Hace dos meses, el 13 de abril, el investigador argentino José Cibelli -director de biología celular del laboratorio Advanced Cell Technology– anticipó a Página/12 las impresionantes perspectivas del clonado terapéutico de células humanas para vencer enfermedades hasta ahora incurables.
Ya en noviembre de 1988, el equipo del investigador Jeremy Thomson, en la Universidad de Wisconsin, había logrado clonar células de embriones humanos y diferenciarlas en distintos tipos de tejidos. Eso abrió la expectativa de clonar células de un adulto, por ejemplo de la piel, y transformarlas en productoras de insulina –si se tratara de un diabético-, de dopamina –la sustancia faltante en el mal de Parkinson–, o incluso en células nerviosas para regenerar la médula de personas paralizadas por accidentes.
Esos tejidos serían implantados en el paciente sin ningún riesgo de rechazo, ya que procederían de células –clonadas– de la propia piel del paciente.
“Antes de fin de año va a aparecer en un journal científico el primer trabajo mostrando que células humanas adultas pueden ser transformadas en ‘totipotenciales’, como las de los embriones –anunció, en abril, Cibelli-; lo único que puede demorarlo es la resistencia o el temor ante el hecho de clonar células humanas.”
Según el investigador argentino, en cuanto se anuncie la clonación de células de un humano adulto, “se va a producir una revolución: los laboratorios más importantes del mundo se van a poner a trabajar en esto”, siguiendo las fases habituales de investigación de nuevos medicamentos, “que pueden durar unos cinco años”.
El argentino que trabaja en Advanced Cell Technology destacó que “no conozco a nadie interesado en hacer clonación para reproducir seres humanos”. Ni siquiera se intenta reproducir órganos completos para trasplante sino “solamente células: los órganos son muy complejos como para tratar de obtenerlos por clonación”.



Razones para la prudencia

La clonación, tal como se ha logrado efectuarla en animales, tiene consecuencias que la harían inviable –por razones éticas, y en el estado actual de los conocimientos– para ser aplicada en seres humanos.
Hace menos de veinte días se reveló que la célebre oveja Dolly, obtenida por ese método en un instituto de Edimburgo, sufre un envejecimiento prematuro, lo cual muestra que no se logró detener el “reloj biológico” de la célula que le dio origen.
Además, en las clonaciones de ovejas y vacas, la mayoría de los animales tiene graves problemas circulatorios, hepáticos y pulmonares, y en el 50 por ciento de los casos la madre muere. Se producen muchos abortos espontáneos, y gran parte de las crías presentan malformaciones.
Como los animales se modifican y clonan con propósitos determinados -por ejemplo, hacer que su leche produzca albúmina humana–, con que algunos sean viables resulta suficiente para el objetivo buscado, pero es claro que esto no sería aplicable a la clonación de personas.

 

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