The Guardian
De Gran Bretaña
Por Rory Carroll
Desde Belgrado
El
presidente Slobodan Milosevic salió a luchar por su vida política ayer, en una de las
raras apariciones públicas después de que se enfrentó a renovadas señales de rebelión
dentro de su gobierno y de la república
yugoslava de Montenegro. Pidiendo la unidad nacional, Milosevic dijo en Novi Sad que lo
peor había pasado y que era el momento de comenzar a reconstruir, mientras cientos de
refugiados serbios entraban a Belgrado y denunciaban que su presidente los había
traicionado.
En un discurso muy grandilocuente frente a un puente bombardeado, Milosevic le dijo a una
multitud que lo aclamaba que las 11 semanas más difíciles desde la Segunda Guerra
Mundial habían quedado atrás. Logramos, no sólo defender a nuestra patria
heroicamente, sino también lograr garantías de la ONU, de soberanía e integridad
territorial. Ahora que la paz está nuevamente aquí, nos enfrentamos a la tarea de
reconstruir el país. No es accidental que empecemos la renovación desde Novi Sad. Hay
mucho simbolismo. Los puentes conectan a la gente, proclamó. Milosevic prometió
que el puente de la ciudad sobre el río Danubio, en el norte de Serbia, sería
reconstruido en 40 días. La televisión estatal mostró a Milosevic, rodeado de generales
y políticos partidarios, dándole la mano con una multitud de 5000 personas que flameaba
banderas al grito de ¡Ahí vamos!.
Esta primera aparición pública desde que comenzaron los ataques de la OTAN en marzo
sucedió horas después de que Vojislav Seseli retiró a su partido radical
ultrancionalista del gobierno serbio, como protesta por el tratado de paz que les permite
a las tropas de la OTAN entrar en Kosovo. El retiro de los 80 miembros de parlamento y de
12 ministros deja al partido socialista gobernante de Milosevic con una minoría
gobernando en Serbia.
En el corto plazo el poder de Milosevic no se verá amenazado, porque tiene el poder en el
parlamento federal, donde mantiene el apoyo. Sin embargo, el abandono de los
ultranacionalistas hará que su tarea de montar sobre la cresta de la ola del
resentimiento por Kosovo, le resulte mucho más difícil. Otras malas noticias para
Milosevic llegaron desde Montenegro, donde está creciendo la presión para una secesión
de la federación yugoslava. El presidente Milo Djukanovic dijo ayer que Montenegro
insistirá en su independencia a no ser que Yugoslavia asegure reformas democráticas
genuinas.
Pero las protestas de la derecha y la izquierda lograron poco impacto en la línea serbia
oficial. El diario del gobierno Politika mantuvo la ficción de que el tratado de paz era
una victoria y omitió mencionar a los refugiados serbios huyendo de las posibles
venganzas de los albaneses étnicos. En la ciudad natal de Milosevic en Pozareva, en el
noroeste, los clientes de Caffe nº 1, un bar propiedad de Marko, el hijo de Milosevic,
dijeron que estaban repugnados. Todo el conflicto no debería haber sucedido
nunca, dijo Milsa Pavlovic, una estudiante de agricultura de 20 años. A veinte
millas, en la autorruta de Nis a Belgrado, había una amenaza mayor para Milosevic: los
refugiados serbios de Kosovo, ante sus más fervientes partidarios, denunciaban que la UCK
y la OTAN eran terroristas, pero reservaban más veneno para el presidente.
Prometió protegernos. Dijo que nunca se iba a entregar, pero nos traicionó,
dijo un campesino.
Traducción: Celita Doyhambéhère
Gurkas en Kosovo
Desde el fin de semana, los gurkas desarmaron a 70 guerrilleros del Ejército de
Liberación de Kosovo (UCK), en una serie de ataques lanzados por comandantes de la OTAN
como una exhibición de que las fuerzas aliadas iban a actuar ecuánimemente. Los
guerrilleros del UCK no ofrecieron ninguna resistencia a los gurkas y entregaron sus armas
que incluían ametralladoras livianas. El general Jackson elogió al desplazamiento de las
tropas gurkas calificándolo como notable. Fueron las elegidas como tropas de
choque contra los efectivos del UCK, más renuentes a desarmarse de lo que prefieren
presentar las políticos occidentales. El UCK prometió desmilitarizarse, pero
no desarmarse. Necesitan las armas para defensa, dicen.
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