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LA OTAN AVANZA EN KOSOVO CON INCIDENTES A CADA PASO
La pacificación sigue a los tiros

Rusia y la OTAN aún no se ponen de acuerdo sobre la fuerza internacional de paz. Los enfrentamientos armados continúan en Kosovo.

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t.gif (862 bytes)  Rusia y Estados Unidos no se ponen de acuerdo sobre la situación de las tropas rusas en Kosovo. Los presidentes Bill Clinton y Boris Yeltsin volvieron a hablar ayer, pero no llegaron a otro acuerdo más que el de concertar para esta semana, en Helsinki, una reunión de sus ministros de Defensa. En el aeropuerto de la capital kosovar de Pristina el general británico Michael Jackson, comandante de la fuerza internacional de paz para Kosovo (KFOR), volvió a reunirse con su par ruso Viktor Zavarzin para arreglar el asunto en el terreno. La KFOR continuó avanzando en la provincia yugoslava, donde sus efectivos ya llegan a 14.000, y sus voceros anunciaron el descubrimiento de fosas comunes, cuyas pruebas serán remitidas al Tribunal Penal Internacional de La Haya para la ex Yugoslavia (TPIY). Las tropas occidentales siguen teniendo problemas para controlar totalmente el terreno: ayer se enfrentaron en Prizren con el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), matando a tres de sus efectivos.
El jefe de la Administración Civil de Kosovo, Sergio Vieira de Mello, restó importancia a los incidentes que se están produciendo en la provincia entre la KFOR, el UCK y las fuerzas irregulares serbias que aún no abandonaron Kosovo. Un vocero militar de la OTAN dijo ayer en Bruselas que el UCK, efectivamente, “ha matado a cuatro serbios y secuestrado a otros cuatro, pero si se piensa en el régimen de terror que habían impuesto aquí los 40.000 soldados, policías y paramilitares serbios, ha habido sorprendentemente pocos incidentes”.
Sin embargo, el comandante oficial de prensa de la KFOR en Prizren, Hans Christian Klasing, pintó otro panorama. “Las fuerzas serbias están aún muy presentes, son muy numerosas, tienen muchas armas y están muy nerviosas. Más aún, cuando las fuerzas militares y policiales se hayan ido, quedarán unidades paramilitares que nadie controla. Además, los combatientes del UCK y la población albanesa podrían ponerse entonces más agresivos”, dijo Klasing. La localidad de Prizren fue ayer el mayor epicentro de las noticias (ver nota aparte): allí se descubrió una de las fosas comunes halladas ayer –con 70 cadáveres– y allí se registró el combate entre la KFOR y el UCK.
La presencia de facto de las tropas rusas en Pristina, que llegaron el viernes antes que los primeros contingentes de la KFOR, es otro motivo posible de tensión, y no sólo para los ejércitos occidentales. El líder del UCK, Hashim Taci, dijo que su ejército no tolerará la presencia de rusos en Kosovo. En respuesta, un alto dirigente militar ruso dijo que “tanto los militares como los diplomáticos estamos alarmados por el hecho de que la guerrilla albano-kosovar entra en Kosovo detrás de las fuerzas aliadas de KFOR”. En cuanto al problema principal generado por el control del aeropuerto militar de Pristina, el general Jackson, como si estuviera encarnando la fábula del zorro y las uvas, dijo que pensó en convertirlo en el cuartel general de la KFOR pero que “luego me di cuenta de que queda lejos de la ciudad y que quedan bombas por explotar por ahí, con lo cual estoy contento de dejárselo a los rusos”.
Pero el general Jackson también dijo que la retirada de las tropas serbias y la entrada de la KFOR se está realizando dentro de lo previsto en el acuerdo técnico-militar firmado la semana pasada entre la OTAN y Yugoslavia. El secretario general de la OTAN, Javier Solana, dijo ayer que la zona I (sur de la provincia) ya está prácticamente vaciada y que hoy comenzará la retirada de la zona II, el centro de Kosovo. La última zona de retirada, la III, será el norte kosovar. La fecha límite para la retirada total de las tropas serbias es el 20 de junio.
A partir de ese momento comenzará a actuar la Administración Interina de la ONU para Kosovo (UNMIK), cuya creación fue anunciada ayer por el secretario general de la ONU, Kofi Annan. La UNMIK se ocupará de la administración interina de la provincia y de los asuntos humanitarios. Según Annan, la Organización para la Seguridad y el Cooperación de Europa (OSCE) se encargará del reestablecimiento de las instituciones y la Unión Europea encabezará la reconstrucción de la región.

ESCENAS DE LA ESTAMPIDA MIENTRAS LA OTAN TOMA EL CONTROL EN PRIZREN
Cuando los que huyen son los serbios

El País
de Madrid

Por José Comas
Desde Prizren

T.gif (862 bytes) Varios miles de personas convirtieron el domingo en una fiesta la ciudad de Prizren, situada al sureste de Kosovo, a 20 kilómetros de la frontera con Albania, para celebrar la llegada, la noche antes, de las tropas alemanas. Pero mientras los albanokosovares engalanaban con flores los blindados alemanes, los serbios iniciaban una desordenada desbandada, en la que se entremezclaban víctimas y verdugos: policías, que intentaban llevarse coches confiscados, y humildes campesinos que huían con sus enseres a cuestas en caravanas con todo lo que podían llevar sobre el techo de sus vehículos por temor a la venganza de sus vecinos.
na19fo03.jpg (11997 bytes)A última hora de la tarde, autobuses y camiones cargados de serbios cruzaban a gran velocidad el centro de Prizren hacia las salidas de la ciudad. En algunas ocasiones, los serbios dispararon al aire y las tropas alemanas tuvieron que responder, también con disparos al aire, lo que causó momentos de pánico en la muchedumbre concentrada para celebrar la llegada de las tropas. El segundo cuerpo expedicionario alemán, procedente de Albania, llegó por la tarde.
La carretera que une, hacia el norte, Prizren con la capital de Kosovo, Pristina, era el domingo escenario de este éxodo caótico. Ya no se advertían gestos de arrogancia. No hacían el gesto victorioso con el pulgar y otros dos dedos de la mano. En sus rostros se palpaba la derrota y un futuro incierto. Entre los pueblos de Crnoljeva y Dulje, a unos treinta kilómetros al norte de Prizren, circulaba con paso cansino una caravana de modestos campesinos serbios que abandonaban sus pueblos. Venían de Musutiste, un lugar donde vivían mezcladas unas cuatrocientas familias de serbios y otras tantas de albaneses.
Jovan Mitic, de 62 años, viajaba sin rumbo fijo con sus cinco hijos. El mayor tiene 27 años y es padre de dos hijos; el menor, de sólo cinco días, va en brazos de su madre. El hijo de Mitic llevaba cinturones con cartucheras llenas de balas pegadas al cuerpo. “Esto es lo peor que nos podía haber pasado y ni siquiera podremos llegar a Serbia, porque los tractores están en muy malas condiciones”, decía Mitic. El campesino serbio explicaba que la noche anterior, al amparo de la llegada de las tropas de la OTAN, los albaneses empezaron a disparar contra ellos y que ahora, presos del miedo, abandonaban sus casas, sin saber adónde irían a parar.
Al mediodía del domingo, un grupo de civiles, funcionarios policiales serbios, esperaba a las puertas de un edificio en ruinas, donde se había instalado el cuartel general alemán, la llegada del general de brigada Fritz von Korff. Objetivo de la reunión: discutir las modalidades de la entrega del poder. La administración serbia ha dejado de cumplir sus funciones, que quedan en manos de los militares alemanes.
El capitán de policía serbio Zoran Savic, de 34 años; el comerciante albanokosovar Bajram Gashi, de 44, y el teniente alemán Patrick Weigand, de 27 años, protagonizaron el domingo a la entrada de Prizren una escena que resume de forma palpable la situación actual en Kosovo. Pretendía el policía Savic, a bordo de un camión Mercedes en el que se encontraba sentada una mujer rubia, huir de Prizren. El albanés Gashi le cortaba el paso y argumentaba que ese camión se lo había confiscado hace cuatro meses la policía serbia y que el teniente se lo devolviera. Savic aseguraba que la policía se lo había entregado. Detrás del camión se formaba una cola gigantesca de fugitivos serbios. En el interior de la cabina, la mujer rubia seguía la disputa. Sobre el parabrisas, una pegatina rezaba: “VJ” (iniciales del Ejército de Yugoslavia).
Mientras, en Prizren se escuchaba un solo grito: “ O-tan, ra-ra-ra!”. Unas 5000 personas se congregaron en el centro de la ciudad con carteles que decían en inglés: “Bienvenida OTAN” o “Te amo, ejército alemán”. Laavanzada de blindados alemanes había entrado la víspera, poco antes de la medianoche, en medio de un triunfal recibimiento y una explosión de júbilo popular que continuaba el domingo por la mañana. Prizren, ciudad de 60.000 habitantes, no muestra señales de destrucción. Algunos contaban que habían permanecido allí todo el tiempo, sin excesivos problemas. Jóvenes albanokosovares recorrían las calles y daban vueltas por el centro con la bandera roja y el emblema del águila bicéfala de Albania. Se vitoreaba a todo lo que pasaba por allí: desde un par de chicas jóvenes de casquivano aspecto, hasta unos individuos que daban vueltas a bordo de un espectacular Alfa Romeo y que tenían un claro tufo rufianesco. Los soldados alemanes se las veían negras para controlar a la enardecida muchedumbre.

 

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