![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|
Por H. C. ![]() Había nacido en Entre Ríos pero muy pronto llegó a Buenos Aires. El teatro lo atraía más que la universidad. Dejó los estudios para dedicarse de pleno a esta actividad, y en 1947 escribió su primera obra: El gran duque ha desaparecido, una pieza que nunca se estrenó. Poco después se incorporó al elenco del Teatro IFT y después al Teatro Popular Fray Mocho, donde en 1956 dio a conocer un drama histórico político, La peste viene de Melos. Ese mismo año se estrenó Historias para ser contadas, tragicomedia de la vida cotidiana, lo mismo que Los de la mesa diez, también llevada al cine. Otra pieza histórica fue Túpac Amaru, bien recibida en diferentes ciudades latinoamericanas, y Desde el 80, ésta en colaboración con Andrés Lizarraga. Es difícil encontrar las palabras justas para hablar de Dragún dice el dramaturgo Roberto Cossa en una comunicación telefónica con este diario. En principio quiero recordar que no sólo se va un autor muy importante sino también el más grande y vital de los provocadores en materia organizativa. Chacho participó de innumerables eventos, fue un militante del teatro independiente, del Fray Mocho. Desplegó gran actividad en México y Cuba, donde se lo recuerda con gran cariño. En Teatro Abierto, que fue inspiración suya, y hasta ahora en el Cervantes. Dragún fue un compañero entrañable, querible. No tenía resentimientos sino mucha grandeza, y estaba abierto a todo lo nuevo, muy cerca de los jóvenes. Fue un amigo, maestro, socialista. La realidad nacional fue un tema dominante en las obras de Dragún a partir de 1959, cuando escribió El jardín del infierno, retrato de la devastación que ejerce sobre el individuo un entorno aberrante. Una línea que continuó en Y nos dijeron que éramos inmortales e Historia de mi esquina. De 1963 es Milagro en el mercado viejo, premiada por Casa de las Américas y posteriores Amoretta, Una mujer por encomienda y Heroica Buenos Aires, publicada en 1966, donde intenta recrear la picaresca popular. Censurada en su época, esta pieza fue estrenada recién en 1984. Allí aventuraba una definición de la clase media argentina. Y siguieron muchas más: Dos en la ciudad o El amasijo, Historias con cárcel,Pedrito el Grande y piezas en colaboración como Y por casa ¿cómo andamos?. En Teatro Abierto estrenó Mi obelisco y yo, Al vencedor y Hoy se comen al flaco. Entre los títulos más representativos se encuentran Arriba corazón y Volver a La Habana, piezas que hablan de la desorientación de los argentinos y de la memoria. Los de la mesa 10 es una obra iniciática para el teatro argentino opina la autora Griselda Gambaro. Vi muchas representaciones de esa obra, por distintos elencos, hecha por profesionales y aficionados, y eso me parece de gran valor. La destaco porque significó descubrir a Dragún. Un descubrimiento que persistió.Dragún fue un hombre siempre comprometido con las buenas causas, apasionado, lleno de sueños referidos al teatro y a la escritura.
|