Por Fabián Lebenglik
Uiso Alemany
nació en 1941 en Valencia. Desde 1957 hasta ahora participó en unas sesenta muestras
colectivas y treinta individuales, en Europa, América latina e Israel. Ahora se puede ver
en Buenos Aires su obra de alto impacto, en una exposición organizada por el Consorcio de
Museos de la Comunidad Valenciana.
La estética de Alemany comenzó estando asociada con los ecos de la obra de Antoni
Tápies y del informalismo, que buscaba la espontaneidad de la expresión gestual, la
lógica de los materiales, el vértigo cercano a su propio presente. El legado de la
gestualidad informalista buscaba discurrir por el lienzo con una gran carga de
improvisación para dejar una marca de lo efímero. Se intentaba pintar la contradicción:
atrapar el instante, perpetuar la fugacidad y su contracara dramática, denunciar el paso
furioso del tiempo, el envejecimiento de todo trazo momentáneo.
Alemany asocia la experiencia de estos tiempos con la idea de dislocación.
En su obra se cruzan el dibujo, la pintura y la escultura en una nueva, cuarta forma, que
al mismo tiempo conserva la impronta de los otros tres géneros de la tradición. La suya
es una suerte de versión ampliada de la pintura, el dibujo y la escultura, en un
aparatoso híbrido de fuerte impacto visual.
Las obras que presenta en el Centro Borges de Buenos Aires pertenecen a la serie Retratos
dislocados y se trata, fundamentalmente, de inmensos remedos de rostros construidos con
planchas y tejidos de metales remachados y superpuestos, exhibidos dentro de grandes cajas
de embalaje, con las tapas abiertas como si fueran rampas de acceso a las obras. Son
piezas concebidas con su propio contexto. Las enormes cajas de embalaje generan las
condiciones de aislamiento en que estas caras deben ser vistas. Hay un componente
primitivo, preartístico, en sus trabajos, en el sentido de remitir, en parte, a una
ampliación de la escala de la imaginería de culturas primitivas.
Como escribe Fernando Castro Flórez en el catálogo de la muestra, la tradición de la
que proviene Alemany es la que instauró Tápies en España: la de la tachadura de la
mirada y la desorganización de la composición, al mismo tiempo que imponía la
insistencia y la densidad de la materia y la dimensión táctil de la obra. El caos del
informalismo era la representación más acabada de la sensación de presente.
Las planchas, placas y tejidos de metal que configuran rostros distorsionados producen un
efecto en el que se cruzan las arrugas faciales geometrizadas de Picasso, con las líneas
de fuerza que Bacon hacía visibles para producir una torsión de las caras y los cuerpos.
Las caras de Alemany toman como punto de partida el esquema infantil de trazar un perfil
uniendo un seis y un cuatro. La boca, casi siempre, luce como un violento entubamiento, o
una máscara antigás de apariencia brutal. La percepción humana está ultraespecializada
en reconocer rostros. Básicamente, todas las caras son parecidas, pero la intensidad y el
detalle con que se observan y reconocen las caras establece tipologías y diferencias no
sólo entre personas distintas, sino también en una misma persona a lo largo del tiempo.
Las caras de Alemany atraviesan estas tipologías y exploran cierta trama secreta del
rostro; algo así como su estructura profunda, su verdadera naturaleza. Hay una sintaxis
de la cara que incluye una morfología, un sentido, la atracción, la distancia, la
armonía o el desarreglo de sus escasos componentes. Hay minúsculos campos de fuerzas,
expresiones y actitudes predominantes, que van dándole forma al rostro. Con los años se
va teniendo diferentes caras, hasta que, pasado cierto tiempo, cada uno tiene la cara que
se merece según sentencia la sabiduría popular hasta llegar al rictus final,
a la máscara que también está citada en la obra de Alemany: la máscara de la muerte.
(En el Centro Borges, Viamonte esquina San Martín, hasta el 23 de junio.)
SILVANA LACARRA
Revestimientos
Por F. L.
Silvana Lacarra (1962) se
formó en su ciudad natal (Bragado, provincia de Buenos Aires) y en los talleres de Carlos
Gorriarena y Ahuva Slimowicz. En 1997/98 fue seleccionada para trabajar en el programa de
becas de perfeccionamiento para artistas dirigido por Guillermo Kuitca y en estos días
presenta su primera muestra individual.
Se trata de una serie de cuadros de una notable economía estética y formal,
que consiste en placas de fórmica caladas, en las que la figura calada está recolocada
en su lugar original. El perímetro de cada figura, por lo tanto, luce dibujado pero la
línea perimetral es un corte.
Entre la pintura y el dibujo, las piezas de Lacarra evocan un silencio, una intimidad y al
mismo tiempo una aparente distancia, por otra parte, muy elocuentes.
La economía de cada trabajo -.fórmica con incisiones presupone la minuciosa y
voluntaria selección de cada color -.ninguno se repite, textura, corte y forma, de
modo que a priori se sobrecarga de sentido ese escueto repertorio. En principio hay un
gesto artificioso en la elección del revestimiento que, antes de adquirir autonomía
decorativa, nació como sustituto económico de la madera, como paisaje de interiores de
la clase media.
De lejos, cada obra tiene un rigor formal impecable. De cerca los cortes dejan ver marcas
microscópicas del material saltado y carcomido, así como un cambio de grosores en las
incisiones que, más allá de las formas, determinan alternativamente un encastre perfecto
o que se filtre una luz. La cercanía revela la respiración, el trabajo y la huella de la
mano de la artista.
La distancia respecto de cada obra pasa a ser un elemento que oculta o exhibe el artificio
minucioso pensado por Lacarra: el silencio de una obra que respira, ocultando y
desocultando la mano de su autora. (En el Centro Borges, Viamonte y Tucumán, hasta fin de
mes.)
Inauguran en la semana
María
Eugenia Castelli, pinturas, hoy, en Van Riel, Talcahuano 1257.
Felisa
Gradowczyk, esculturas, hoy, en Atica, Libertad 1240.
Floki
Gauvry, obras sobre papel, hoy, en Tobago, Alvarez Thomas 1368.
Adriana Leibovich, pinturas, hoy, en Hilda Solano, avenida Alvear 1777, local 4.
Florencia Melo, fotos y objetos, hoy, en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
Leo
Tavella, esculturas, hoy, en Lo Scarabeo, Vicente López 1661.
Juan
Carlos Villarreal, fotos, hoy, en el C.C. San Martín, Sarmiento 1551.
Mónica Girón y Otra fotografía, mañana, en Ruth Benzacar, Florida 1000.
Laura
Filippi, bronces, mañana, en el Club Alemán, Corrientes 327, piso 21.
Alvarez Debans, pinturas; Premio La Casella, mañana, en el Palais de Glace, Posadas 1725.
Premio
Trabucco de dibujo y pintura, inauguración y entrega; Camille Pisarro: visión
impresionista de Venezuela, mañana, en el Centro Borges, Viamonte y San Martín.
Arte
infantil y adolescente, mañana, en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
Dolores Cáceres, Si-no, maquillaje de museos, intervención urbana; Teresa
Serrano, Siempre el pasto del vecino es más verde; Heidi Kumao, Mecanismos
ocultos, el jueves 17, en el MAM, San Juan 350.
Esther
Barugel, esculturas, el 17, en Palatina, Arroyo 821.
Velázquez, el arte de mirar, muestra educativa, el 18, en el Palais de Glace,
Posadas 1725.
José
Eduardo Goitisolo, pinturas, el 18, en Forma, Aráoz 2540.
Nora
Barenghi, pinturas, el lunes 21, en el Centro Cultural San Martín.
Premio por Internet
Está abierta la convocatoria para un concurso internacional de arte digital por Internet,
que tendrá su página web en www.arteuna.com, donde se exhibirán las obras enviadas y
seleccionadas por un jurado de reconocido prestigio nacional e internacional. Podrán
participar con una obra todos los artistas argentinos y extranjeros, sin límite de edad.
Las obras no deberán exceder los 200 K y serán enviadas en diskette o vía e- mail.
Habrá un 1er. premio de $3000, dos premios de $1000; y varios premios más. El concurso
está organizado por ArteUna, Mosto & Rojas Arte y Revista Arte al día. Informes: en
http://www.arteuna.com., o pedirlas en el mail: [email protected], o en el
tel«MDRV»«MDNM»efax: (5411) 4328-1675 o en Paraguay 934 1º G (1057) Capital. |
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