OPINION
El acompañante
Por Eduardo Sigal * |
En
el relato sobre los años del menemismo, cada personaje debe ocupar un lugar: el de
Duhalde es el de acompañante, puntal político y proveedor central del respaldo electoral
que permitió el mantenimiento y reproducción del poder de Menem.
A cualquiera que escucha con atención las declaraciones del gobernador y de sus
publicistas electorales le resulta difícil comprender un hecho contundente: Duhalde
gestionó durante ocho años la provincia de Buenos Aires. Se trata de la más grande y
poblada de la Argentina, la de mayor presupuesto y del escenario más visible de la
realidad social de todo nuestro país. El nuevo modelo que predica el
gobernador hubiera podido tener allí un laboratorio privilegiado. Allí se podrían haber
ensayado en plenitud las fórmulas para el empleo, la producción, la educación, la
salud, la protección social y la seguridad ciudadana que conforman su actual arsenal
publicitario.
Veamos entonces. La provincia de Buenos Aires tenía un 6 por ciento de desempleo en 1991,
cuando Duhalde asumió la gobernación: hoy supera el 14 por ciento. Las cifras oficiales
revelan hoy que 600.000 niños quedan anualmente fuera del sistema educativo. Es
innecesario abundar sobre el escenario de inseguridad, el crecimiento del narcotráfico y
el auge de la criminalidad violenta en la provincia.
Puede sumarse como parte del temario para la evaluación de la administración bonaerense
de estos años el tema del progresivo deterioro de la calidad educativa, de la corrupción
en la Policía Bonaerense que llevó a una verdadera crisis institucional, cuando el
crimen de Cabezas puso al descubierto los nidos de delincuencia que se alojaban en lo que
Duhalde proclamara como la mejor policía del mundo. ¿No sería más útil
discutir sobre ese balance que intentar retrotraer el país a las épocas en las que
regía la antinomia peronismo-antiperonismo?
La competencia electoral democrática exige que la continuidad y el cambio se distingan
con precisión. La transformación no puede venir de la mano de los que reconvirtieron un
movimiento popular con hondas raíces populares en la maquinaria legitimadora de un país
dualizado, un poder económico cada vez más concentrado y una gestión pública
atravesada de escándalo e insensibilidad. El cambio viene de la mano de los que nos
opusimos a ese proyecto y sostenemos una propuesta de profundas reformas al cuadro de
sociedad arrasada que el menem-duhaldismo nos deja como herencia.
* Senador provincial (Alianza-Frepaso) |
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