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Ahora la Coca también es mala palabra en Francia

Después de Bélgica, la gaseosa fue retirada ayer del mercado francés por varios casos de intoxicación. Luxemburgo se sumó  a la medida. La empresa reconoció fallas en la producción.

En Bélgica, miles de botellas de Coca terminaron en la basura.
Decenas de personas resultaron intoxicadas por tomar la bebida.

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Página/12 en Francia
Por Eduardo Febbro Desde París

t.gif (862 bytes) Al día siguiente de que el gobierno belga decidiera retirar de las circulación todos los productos de la marca Coca-Cola a raíz de la contaminaciones de decenas de personas que habían ingerido la famosa bebida gaseosa, el gobierno de Luxemburgo siguió la misma iniciativa mientras que en Holanda fue Coca-Cola quien tomó la decisión de sacar sus productos de la venta. En Francia, a última hora de anoche, la secretaria de Salud ordenó la suspensión de la comercialización de la Coca-Cola en lata, así como de los demás productos de la marca. Con un atraso considerable frente a la urgencia del caso, Coca-Cola recién “descubrió” cuáles fueron las fallas en la producción por las cuales la bebida más famosa del mundo había provocado vómitos, malestares fuertes y retorcijones de estómago entre las personas que consumieron el producto entre el jueves pasado y el lunes.
Según precisó Philippe Lenfant, responsable de Coca-Cola Bélgica, las intoxicaciones de los últimos días se deben a dos razones: la primera es la utilización de un “gas carbónico de mala calidad”, es decir, el C02 que sirve como gasificador de la bebida; la segunda es la contaminación del revestimiento anticorrosión colocado en la base de las latas de Coca-Cola con una pintura fungicida que se emplea en las cajas de transporte. Philippe Lafont aseguró que el producto no había penetrado en las latas pero, sin embargo, se negó a precisar cuántos lotes, botellas o latas habían sido afectados.
Curiosamente, los dos accidentes se produjeron simultáneamente en dos plantas diferentes de la firma norteamericana, una situada en Bélgica, la otra en Francia. En la planta belga de la localidad de Anveres la intoxicación se propagó a raíz del gas carbónico empleado. En la planta de Socx, cerca de la ciudad de Dunkerque, en el norte de Francia, fue el fungicida el que impregnó el producto.
Pese a que Coca-Cola aseguró que sólo el mercado belga había sido afectado y argumentó que “los problemas constatados están limitados geográficamente y no tocan el mercado francés”, países como Francia y Luxemburgo constataron en las últimas horas casos de intoxicación similares a los que se produjeron en Bélgica.
En Luxemburgo, unas diez personas resultaron contaminadas, mientras que en Francia la secretaria de Estado de Salud, Marylise Lebranchu, anunció que dos personas habían sufrido malestares que podrían coincidir con el consumo de Coca-Cola. La funcionaria francesa consideró anoche que “no somos capaces de saber cuáles son los lotes contaminados, cuántas latas fueron vendidas en Bélgica y cuántas entraron en Francia. Por esta razón, pedimos a todos los comerciantes que suspendan la comercialización de todos los productos de la marca. Es lamentable, pero creo que se trata de una lección para nosotros y para el futuro de las empresas que fabrican productos de consumo masivo”. Philippe Marty, miembro de Coca-Cola Francia, precisó ayer que “no es el producto en sí mismo el que está en tela de juicio”. Según Marty, apenas una docena de lotes distribuidos en Bélgica están contaminados.
Sin embargo, las afirmaciones de los directivos de Coca-Cola no parecen haber convencido a las autoridades de los países involucrados: Bélgica, Luxemburgo y Francia. Los tres tomaron medidas preventivas mientras que la Comisión Europea, que el viernes pasado había activado su sistema de “alerta rápida” para los problemas de seguridad sanitaria, se volvió a reunir ayer. Como si fuera poco, Coca-Cola, que alegó haber “presentado las conclusiones necesarias ante la Inspección Belga de Productos Alimentarios”, no logró convencer a las autoridades belgas para que levantaran la ley seca. Desde el pasado 9 de junio, más 130 personas,entre ellas decenas de niños, sufrieron males diversos ligados al consumo de Coca-Cola y los demás productos derivados de la marca. El escándalo alcanzó ayer una clara dimensión política. Antes de que Luxemburgo y Francia calcaran las medidas de urgencia decididas en Bélgica, los dirigentes de Coca-Cola arguyeron que “el gobierno belga está bajo la enorme presión del escándalo que surgió con la contaminación de los pollos con dioxina. El gobierno digirió mal ese caso y eso es lo que lo llevó a actuar de manera excesiva”.

 

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