Por Cristian Alarcón Terminada la audiencia,
Guillermo Coppola se paró, sonrió a los cronistas apiñados en la sala y se alentó a
sí mismo en voz muy baja: Vamos Coppolita, vamos Coppolita todavía. Acababa
de quedar a un paso de ganar la batalla legal más frívola y escandalosa en torno a una
causa de drogas, iniciada en octubre 1996 cuando el juez federal Hernán Bernasconi lo
detuvo acusado de traficar cocaína. Ayer el tribunal que lo juzga por tenencia de
esa sustancia suspendió la convocatoria a todos los testigos que restaban declarar
en el juicio, y pasó a un cuarto intermedio hasta el martes próximo. La medida en la que
finalmente acordaron todas las partes, fue sorpresivamente propuesta en un comienzo por la
fiscalía, que definió el corte del juicio, desistiendo de los testigos que propuso,
después de haber dado en los interrogatorios claras muestras de que no puede acusar al
manager y los otros tres imputados debido a las graves irregularidades evidenciadas
durante las audiencias.
Los dos cuartos intermedios de ayer durante la tercera audiencia del juicio oral tuvieron
clima festivo. La detención de Sergio Camaratta, el martes, había dejado el
convencimiento de que la nulidad que estaban dispuestos a pedir los defensores se
acercaba. Para las cinco de la tarde, los acusados eran efusión pura. Fue cuando, antes
de que comenzara a declarar el último testigo de la jornada, el policía Antonio Gerace
que fue agente encubierto y participó de los allanamientos en las casas de Coppola
y en la requisa al automóvil de Héctor Yayo Cozza, los defensores
dejaron la sala para una consulta en banda. Regresaron sin comentarios. El periodismo
entero pensó que pedirían de común acuerdo la nulidad de lo actuado. En realidad se
había filtrado información de la decisión de la fiscalía. Por eso cuando Raúl Perotti
resignó los testigos de la fiscalía, de a uno los defensores desistieron de los propios,
convencidos de que ya no hay riesgos para sus clientes.
La sesión de ayer tuvo su momento de tensión cuando declaró el policía Daniel
Diamante, preso por plantar droga a Alberto Conejo Tarantini, y
acusado de integrar una banda junto al secretario de Bernasconi, Roberto Schlagel
(también detenido), destinada a fabricar causas a ricos y famosos. Diamante hizo gala de
su corto genio y mal humor, bordeando el grito a cada frase de gramática policíaca. Para
la sesión del próximo martes a las diez y media, la expectativa está puesta en lo que
hará la fiscalía, después de su decisión de ayer. Perotti se niega a hablar con la
prensa. Las especulaciones en tribunales indican que podría adoptar tres posturas
teniendo en cuenta su evidente crítica a la investigación de Bernasconi. Pedir la
nulidad de todo lo actuado, cosa que también harán los defensores de Tomás
Paco Simonelli, Cozza y Claudio Coppola. Podría también pedir nulidades
parciales. O, simplemente, modificar su acusación inicial y, ante la falta de pruebas,
solicitar al tribunal que absuelva a los cuatro acusados.
El juicio oral venía anunciando un desbarranque, producto de las irregularidades en el
expediente iniciado por el juez Bernasconi. Y el empujón final lo dio el testimonio del
oficial Sergio Camaratta, uno de los policías preso por el asesinato de José Luis
Cabezas. Camaratta fue quien inició la causa Coppola cuando el 11 de marzo de 1996
declaró en el destacamento de Cariló que un testigo de identidad reservada le había
entregado una lista de ocho teléfonos de personas vinculadas al tráfico de cocaína en
gran escala. Esa declaración, que causó la detención del policía el martes por falso
testimonio, implicaría otro delito: la falsedad ideológica de un documento público.
Según el criterio jurídico de la noticia criminis, o sea aquello que inicia
una investigación judicial, si ésta es falsa, no se puede sostener lo que genere a
continuación.
La denuncia de Camaratta decía que había realizado intensas tareas de
inteligencia y recomendaba al juzgado que investigara e interviniera esos números.
Fueron así pinchados por orden de Bernasconi los números de Guillermo Coppola, su hija
Natalia, un empresario de la noche, el patovica de un boliche de Pinamar y la nocturna
Samantha Farjat. Esa es la foja 2 del expediente, o sea la que da inicio a la causa. La
foja quedó prácticamente invalidada el martes cuando en el interrogatorio del tribunal
quien fue testigo de la denuncia, el oficial Héctor Colo, estuvo punto de ir preso cuando
el fiscal Perotti pidió su detención inmediata por falso testimonio. Y luego Camaratta
no pudo explicar de dónde sacó esa información, qué tareas de inteligencia la avalaban
y por qué señaló a esas personas.
La importancia de la denuncia de Camaratta no sólo radica en la noticia
criminis. Sucede que esa prueba es una de las pocas que sobrevivió en diciembre de
1996 a las anulaciones dictadas por la Cámara Federal. Forma parte de lo que se denominó
la línea independiente, ajena a la actuación de los policías adscriptos al
juzgado de Bernasconi. Los camaristas declararon nula la designación del agente
encubierto Diamante, responsable operativo de la investigación y mano derecha de
Bernasconi. Quitaron toda validez a sus declaraciones y a las escuchas de una quincena de
teléfonos. Aquello fue consecuencia de la detención de Alberto Tarantini y Natalia de
Negri, a quien, según el testimonio de Samantha Farjat, los policías de Bernasconi les
plantaron cocaína para incriminarlos. A los defensores les quedaron en la
manga varios cuestionamientos más a los procedimientos de Bernasconi. Entre ellos una
lista de peritos que iban a declarar sobre la calidad de los 406 gramos hallados en el
jarrón, de los que sólo 40 eran cocaína. Los jueces antes de iniciado el juicio oral
hicieron sus averiguaciones al respecto. Están al tanto de que esa porquería no la
toman ni en el Polo Norte, dijo ayer un hombre de tribunales.
Lo que vendrá según tres especialistas La decisión tomada ayer por el fiscal Raúl Perotti, de desistir de los
restantes testigos acreditados en el caso Coppola, en coincidencia con la postura de la
defensa, dio lugar a una serie de interrogantes: ¿Debe pedir la nulidad de lo actuado, o
la absolución? ¿Puede desistir de la acusación? ¿El tribunal puede condenar sin
existir acusación? Opinan dos abogados penalistas y un juez:
Eugenio Freixas, penalista, director de la Oficina de Asistencia a la Víctima del Delito.
No es habitual que un fiscal desista de los siguientes testimonios, pero no es
anormal ni ilegal. Es una práctica. Y no quiere decir que no vaya a acusar. Un fiscal
puede considerar que lo que quería probar está probado. Pero el objetivo se va a ver en
los alegatos. Teniendo en cuenta cómo fue dándose el juicio, es probable que no acuse,
aunque no es común, o que pida la nulidad. Todo parece ir hacia una no acusación, por la
caída de los testigos que sustentaban la prueba. Es destacable e interesante que un
fiscal se anime a ir contra el estereotipo de acusar a ultranza, si él cree que las
pruebas son falsas o no suficientes.
Juan Carlos Abud, presidente del Colegio de Abogados bonaerense.
Camaratta, Prellezo, Diamante y Gerace fueron los grandes actores de esta historia,
conformaron el grupo que trabajaba para el juez Bernasconi y fueron los que presentaron
las pruebas. Si ellos se caen, si demuestran ser falsos, ¿qué otros testigos va a tener
el fiscal? En los alegatos va a carecer de pruebas, incluso hay que ver si no llega al
extremo de pedir la absolución. No es lo habitual, pero si no tiene elementos, ¿sobre
qué va a acusar? Incluso puede pedir la nulidad de todo lo actuado. Pero en ese caso,
casi le tendrían que pedir disculpas a Coppola y estarían abriendo la puerta a un juicio
por daños y perjuicios.
Juan Makintach, juez de Garantías de San Isidro.
Se desiste de los testigos que siguen cuando se cree que está probado lo que se
planteó en la estrategia. No creo que el fiscal pueda desistir de acusar, como puede
ocurrir en Estados Unidos. El artículo 71 del Código Penal sostiene que las acciones que
emanan de delitos de acción pública son investigadas de oficio. No puede el fiscal
deshacerse de sus propias funciones. Debe acusar siempre. De otra forma, si el fiscal
consideraba que no había suficiente prueba, no debía comenzar el juicio. Pero si fue
iniciado es porque está acusando. No puede empezar a acusar y después decir que no lo
hace. |
DIAMANTE DEBIO SER REPRENDIDO POR EL TRIBUNAL
Con la prepotencia intacta
Por C. A.
Por la ventana que da a
la espalda de los acusados, entró esa melodía de auténtica banda militar. Era un
marchita como la de las viejas épocas, como la de las últimas fiestas patrias. Pero esta
vez, en lugar de festejo nacional, se convirtió en la cortina musical de la declaración
más conflictiva de la jornada: la del ex agente encubierto Daniel Diamante. Entre otras
cosas repitió que para él quedaba claro que el cuñado de Diego Maradona, Gabriel
Espósito, mandaba droga a Japón. Y que Guillermo Coppola era jefe de una
banda que traficaba a España. También negó una denuncia que podría resultar la punta
del ovillo de la causa: la realizada por Carlos Fassari, un conocido lejano de Coppola,
detenido por él y el juez Hernán Bernasconi en febrero de 1996, quien aseguró que le
fue sustraída una agenda donde estaba el número del manager.
Fassari declaró en 1997 ante un tribunal oral de Mar del Plata que cuando me
detuvieron y encontraron la agenda, Diamante subrayó los números de teléfonos de
Ginette Reynal, modelo de (Pancho) Doto, y de Natalia y Guillermo Coppola, y a Bernasconi
se lo veía tan entusiasmado con los números que se la llevó. Ayer, quien más
vehemencia usó para inquirir a Diamante fue el fiscal Raúl Perotti. Pidió que se le
leyera el acta del procedimiento en que fue secuestrada la agenda, para refrescarle
la memoria. Diamante, que hinchaba su cuello en medio de respuestas que parecían
imprecaciones, se defendía: No vengo a mentir sino a decir la verdad. Pero como
Diamante y sus hombres están detenidos, ponen droga y le pegan a la gente.... Sus
gritos provocaron que el juez Luis Velazco le llamara la atención: Señor,
¿podría ser más educado en sus contestaciones?, le dijo. El hombre no se
amilanó.
Diamante resultó el paradigma de la jornada, mostró las características más obvias de
la no tan vieja policía bonaerense. Y habló con la métrica de la declaración policial.
Acusado de haber golpeado a la mujer y los hijos del remisero Claudio Coppola (sin
parentesco con Guillermo) en el allanamiento a su casa, largó: Antes de ser
policía, soy hombre y no le pego a una mujer. El policía, que todavía no ha sido
exonerado y cobra el cincuenta por ciento de su sueldo en la bonaerense, reconoció ayer
que en setiembre de 1996 le pidió a Bernasconi que separara de la investigación a un
oficial con quien no coincidía, Eduardo Molina. Molina, en su informe sobre las escuchas
telefónicas a Coppola, dijo que si bien podía deducirse que en su departamento se
consumía cocaína, nada indicaba que éste fuera un traficante de drogas. Ayer, la
justificación de Diamante para haber pedido la separación de Molina fue que vio en su
despacho una foto del oficial abrazado a Maradona.
EL SENADO ESPERA PARA VER SI LO DESTITUYE
Bernasconi juega su libertad
Por F.A.
El juez
federal de Dolores Hernán Bernasconi tiene su suerte atada a la de Guillermo Coppola. Si
Coppola es condenado, Bernasconi puede conseguir que el Senado no lo destituya como juez,
dejándolo sin fueros frente a la Justicia. Pero si el manager de Diego Maradona queda
libre, solo un milagro le garantizará al juez la continuidad y, sobre todo, la inmunidad.
La causa Coppola le costó a Bernasconi un pedido de juicio político que, al revés de la
costumbre, logró progresar en la Cámara de Diputados. Los legisladores consideraron que
había suficientes elementos de prueba como para acusar al magistrado de mal desempeño en
sus funciones, posible comisión de delito y asociación ilícita. Y enviaron el
expediente al Senado. Allí Bernasconi logró la protección del justicialismo, que hasta
la semana pasada estaba dispuesto a votar en contra de su destitución del magistrado. La
mayoría que ostenta el bloque del PJ en la Cámara alta le aseguraba al juez salir libre
de culpa y cargo frente a la acusación de los diputados. Pero ahora que Guillermo Coppola
puede ser absuelto justamente por las irregularidades en la causa que le inició el juez
de Dolores, los senadores dudan. Y para no pagar ningún costo político por anticipado
esperarán la decisión de la Justicia antes de votar.
Entre las irregularidades de la acusación figura la fabricación de pruebas y la
comisión de actos de extorsión. Por ellas, curiosamente Bernasconi podría terminar en
la misma celda que hace poco más de un año habitó Guillermo Coppola por decisión del
magistrado.
El Senado, que suele ser sensible a las conveniencias políticas, dilató hasta donde le
fue posible el proceso contra el juez sobre el que pesa un pedido de destitución e
inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Mientras fueron apilando una
sobre otra las 19 mil fojas del expediente y escucharon a lo largo de 16 meses a los 44
testigos que declararon durante el proceso, los senadores le permitieron a Bernasconi
seguir al frente de su juzgado.
La excepción fue promovida por la mayoría justicialista en la que se refugia el juez,
quien antes de asumir como tal integró el gabinete de Antonio Cafiero en la gobernación
de la provincia de Buenos Aires.
Bernasconi hizo su descargo ante los senadores dos semanas atrás. La mayoría quería
descartar la acusación. A nadie le escapaba que la destitución implicaba la seria chance
de enviarlo a prisión, porque el delito de asociación ilícita que pesa sobre él no es
excarcelable.
Pero ni los senadores del PJ acortarán los tiempos. Si bien estamos dispuestos a
salvarlo, no podemos hacerlo contradiciendo lo que resuelva la Justicia, señaló
ayer a Página/12 un senador justicialista. Solo seguía un viejo principio: en el
peronismo, la lealtad se acaba cuando hay que cargar con el costo político en las propias
espaldas.
Los momentos centrales
Punta de lanza: En marzo de 1996, el ex policía Sergio Camaratta entregó al
también ex oficial Gustavo Prellezo una lista de ocho sospechosos de tráfico de drogas,
entre ellos Guillermo Coppola. La nómina llegó al juez federal Hernán Bernasconi.
Montaje: Bernasconi ordenó escuchas telefónicas y usó como
agente encubierto al ex policía Daniel Diamante, detenido luego por falsificación de
pruebas.
Acusación: El 4 de octubre, Bernasconi detuvo a Yayo Cozza,
Tomás Simonelli, Claudio Coppola y Gabriel La Morsa Espósito, cuñado de
Diego Maradona. Los acusó de tenencia de droga para comercialización.
Jarrón: El 8 de octubre, Bernasconi ordenó el allanamiento al
departamento de Libertador 3540. Ese día, Diamante, Antonio Gerace y Carlos Gómez
secuestraron un jarrón con 406 gramos de cocaína. Coppola insiste en que la droga fue
plantada.
Preventiva: El 10 de octubre, Coppola quedó detenido en
Dolores, acusado de manejar una banda de tráfico y contrabando de drogas.
Ricos y famosos: El 19 de diciembre, la Cámara de Apelaciones
porteña y el juez federal Gabriel Cavallo pidieron la remoción de Bernasconi. Cavallo
impulsó el primero de los seis juicios políticos que ahora pesan sobre él. Lo acusó de
asociación ilícita por capitanear una banda de caza de ricos y famosos, y de graves
irregularidades.
Libre: El 14 de enero del 97, Coppola recuperó la
libertad, pero siguió acusado por tenencia de droga. |
OPINION
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