Por Mónica Flores Correa Desde Nueva
York Hace ya un tiempo que el presidente Carlos Menem disfruta más de
visitante que de local. Su viaje a Londres fue acaso la última gran satisfacción de sus
dos mandatos. Su visita de ayer a Nueva York, sin llegar a tanto, le permitió un día
dichoso lejos, muy lejos, de la Argentina donde Eduardo Duhalde quedaba consagrado como
candidato presidencial del PJ. Distante de esos problemas de cabotaje, el Presidente
disfrutó un día de paseo en la Gran Manzana, que incluyó diálogo con poderosos
empresarios, una tenida mano a mano con el secretario general de las Naciones Unidas y la
entrega del premio Sendero para la Paz otorgado por la Santa Sede, que recibió a bordo de
un barco, en compañía de su hija Zulema María Eva. Ahí, al cierre de esta edición
volvía a hacer méritos frente a la Iglesia reiterando su firme y decidido rechazo
al crimen del aborto y recibiendo aplausos y felicitaciones. Hoy vuelve a Buenos
Aires, donde sus días no suelen ser tan gratos, y se despidió de esta ciudad como
Presidente. Aunque, previsor, dejó abierta una puertita para volver como
Presidente en el 2003.
Con cierto dejo de nostalgia, enfático en cuanto a las realizaciones positivas de su
gobierno y destacando que durante su gestión había ganado la confianza y la amistad del
mundo político y económico estadounidense, Carlos Menem entonó ayer el canto de cisne,
o discurso de despedida, como jefe del gobierno argentino, en el almuerzo con
representantes de la banca e inversionistas, que en su honor organizaron el Consejo de las
Américas y la Sociedad de las Américas en el hotel Sheraton de Nueva York. Este es
mi agradecimiento y despedida dijo, ya que el 10 de diciembre le pondré la
banda presidencial al nuevo presidente electo. Ratificaré así el estilo de vida que
hemos elegido, es decir, la democracia, la libertad y los derechos humanos. Pero el
canto no pareció demasiado agónico, ya que el Presidente dejó la puerta abierta para
volver a hablar con ustedes como Presidente en el 2003. Menem aprovechó
fundamentalmente el espacio del Sheraton para promover su proyecto de dolarización como
moneda única en la región latinoamericana. Allí anunció su intención de vetar
cualquier propuesta del Congreso argentino de prorrogar los plazos de las patentes (ver
nota aparte).
Después de un encuentro con William Rhodes del Citicorp y previo al almuerzo con los
representantes de los círculos financieros e inversionistas, el Presidente se reunió a
puertas cerradas con miembros del directorio de las dos instituciones organizadoras y de
la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana. Ahí habló de la dolarización en el
contexto de la integración hemisférica, la situación del Mercosur y de las perspectivas
de la estabilidad regional. Según el embajador Diego Guelar, Menem dijo
claramente que no existía la posibilidad de dolarizar por
decreto. Guelar indicó que se propondrá la creación de una comisión de estudio
bilateral, que juntamente con el Tesoro de Estados Unidos estudie las posibles
implicancias de la dolarización, siempre en el marco de la futura conformación de una
unidad monetaria de las Américas. Por su parte, el canciller Guido Di Tella,
después de bromear que los financistas y banqueros se cayeron al suelo al
escuchar al
Presidente, señaló que la dolarización es una tendencia que no se pondrá
en practica de inmediato, pero seguramente dentro de 20 o 30 años habrá sólo tres
monedas en el mundo.
En su discurso al cierre del almuerzo, Menem hizo una comparación entre el euro, el marco
alemán y la posible adopción del dólar como moneda única en el hemisferio. El
euro es el marco dijo, y yo me pregunto cuál es la moneda fuerte de esta
región. No es para halagar, pero yo creo que es el dólar. Si alguien tiene otra idea que
me la diga.
Interrogado acerca de la posibilidad de instaurar la dolarización pordecreto, el
mandatario argumentó que dicha medida sería resistida por el Congreso argentino.
Por esta razón, debemos armar una estrategia con Estados Unidos.
Menem también se reunió con Koffi Annan, secretario general de las Naciones Unidas.
Menem expresó que la Argentina estaba dispuesta a contribuir con fuerzas de paz a la
misión de paz en Kosovo, así como también con fuerzas humanitarias de los Cascos
Blancos. El tema Malvinas también fue discutido. El Presidente subrayó que para la
Argentina era muy importante establecer vínculos aéreos con las islas Malvinas, así
como un retorno a la situación similar a la que se vivía antes del conflicto del
Atlántico Sur, en 1982.
Al cierre de esta nota, Menem recibía el premio Sendero para la paz en el yate
Princess. La distinción, que consiste en un diploma y una medalla, fue
otorgada por el Vaticano como reconocimiento a la política antiaborto del presidente.
Alberto Kohan, secretario general de la presidencia, retrucó con un sarcasmo una
objeción del obispo Miguel Hesayne acerca de este premio. El obispo había calificado de
inoportuna la entrega del premio. El prelado consideró que en el marco de la
polémica que enfrenta al jefe de Estado con un sector importante del obispado argentino
referida a la pobreza la entrega de la distinción es inoportuna, ya que puede
considerarse como un respaldo a Menem. Hesayne señaló que no es la Iglesia la que
le da el premio, es el Estado Vaticano. Kohan replicó con frialdad y lógica
burocrática a la crítica del obispo. Como (Hesayne) es un obispo retirado, no sabe
que la autoridad máxima es el Vaticano, afirmó secamente la mano derecha del
Presidente, como él poco dispuesta a que menciones sobre la pobreza o la situación real
de su país arruinaran la luminosa jornada de un (presidente) argentino en Nueva York.
LOS DIPUTADOS CONTRA MANUEL ROCHA
Un posible no grato
La Cámara
de Diputados declarará persona no grata al encargado de negocios de la embajada
norteamericana en caso de aprobar una iniciativa presentada por el presidente de la
Comisión de Industria, el entrerriano Emilio Martínez Garbino. A falta de embajador,
Manuel Rocha ejerce la doble función, a la cual está asociada la fundamental labor de
presionar en favor de los intereses de las empresas estadounidenses. En ese menester,
Rocha vino arremetiendo contra un proyecto que busca modificar la Ley de Propiedad
Intelectual, que regula el negocio de las patentes, al que son especialmente sensibles los
laboratorios medicinales.
Para tranquilizar a los lobbistas norteamericanos, Carlos Menem anticipó ayer en Nueva
York, hablando ante empresarios estadounidenses, que vetará cualquier reforma de la ley.
En concreto, impedirá que se extienda el período de transición hasta el 2005 (según el
texto actual la nueva norma regiría plenamente a partir del 2000) o que se imponga la
fabricación de los remedios en la Argentina, considerando que ello perjudicaría
las inversiones extranjeras.
Martínez Garbino sostuvo, en cambio, que todo el ímpetu que pone Rocha en
presionar para que no modifiquemos los plazos de la ley de patentes tendría que
canalizarlo en lograr que los funcionarios de IBM vengan a la Argentina a declarar por la
causa del Proyecto Centenario. El y otros legisladores acusan al diplomático de
sembrar la sospecha de filtraciones y desvíos de trámites iniciados por laboratorios
extranjeros hacia competidores locales. Esas versiones le apuntan al Instituto Nacional de
la Propiedad Industrial. En reuniones con Roque Fernández, Rocha habría amenazado con
represalias para el caso de que se dilate en otros cinco años la patentabilidad de las
invenciones de productos farmacéuticos. La cuestión afecta directamente la subsistencia
de los laboratorios nacionales.
El frepasista Rafael Flores y el justicialista Saúl Ubaldini firmaron junto a Martínez
el proyecto de declarar indeseable al fáctico sucesor de James Cheek.
OPINION
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