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Scott Henderson, puente entre el blues y el jazz

El notable guitarrista estadounidense, que  alterna entre ambos géneros, está de gira por la Argentina con el grupo Tribal Tech.

Tribal Tech toca mañana en Capital y el lunes en Neuquén.
Abordará el repertorio de su último CD de jazz-rock, “Thick”.

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Por Fernando D’Addario

t.gif (862 bytes) El jazz y el blues, parientes cercanos que cada tanto sacan a relucir desavenencias pueriles (“el blues es más limitado que el jazz”, “pero tiene mucho más sentimiento”, “el jazz es elitista”, “el blues es reventado”, serían algunos ejemplos de una dialéctica inútil), encuentran en Scott Henderson un saludable puente conciliador. Si bien es cierto que el guitarrista –uno de los mejores de su generación– tiene en una esquina una banda de jazz (Tribal Tech) y en la de enfrente otra de blues que raramente confluyen una misma noche, hay a mitad de camino un espíritu que cobija a ambas: el de la transgresión sonora o temática. Por sexta vez en Argentina (tercera con Tribal Tech), Henderson encara una gira que lo lleva esta noche a Bahía Blanca, mañana al Auditorio Bauen de Capital y el lunes que viene a Neuquén. Abordará preferentemente el repertorio de su último disco de jazz rock, Thick, a diferencia de sus presentaciones del año pasado, cuando tocó el rhythm’n’ blues de sus CD’s Dog Party (un curioso trabajo inspirado en figuras caninas) y Tore Down House. “Es probable que no sea un típico guitarrista de jazz, y tampoco un guitarrista de blues, no sé muy bien qué es lo que soy”, dice en la entrevista concedida a Página/12.
Será que toca jazz como un rockero y blues como un tipo blanco, culto y alienado por una gran ciudad (Los Angeles). Esta aparente hibridez se traduce en una música muy personal, que apasiona a algunos y descoloca a otros.
Quizá la separación de sus hemisferios musicales tenga que ver con sus influencias y con los guitarristas que lo marcaron en los comienzos de su carrera. Cuando se lo consulta sobre este tema, saca una lista imaginaria de la que extrae algunos nombres: “Por suerte no tengo uno solo, porque hubo muchos buenos. John Scofield, Allan Holdsworth, Jimi Hendrix, Jeff Beck, Ritchie Blackmore, Jimmy Page, Pat Metheny, Albert King, Stevie Ray Vaughn, Johnny Winter, sólo para nombrar algunos, hay muchos más...”. Y enseguida aclara que aunque nació en Palm Beach, Florida, eso no cuenta demasiado: “El lugar de nacimiento no es tan trascendente. Yo nací en Palm Beach, Florida y esa ciudad sólo ha influido sutilmente en mí, y es muy probable que no aparezcan en mi música rastros de ese origen. Si tengo que ser sincero, Texas debería haber sido mi lugar de nacimiento ya que influyó mucho más en mí. La mayoría de los grandes guitarristas de blues son de allí”, afirma. Su prestigio, de todos modos, se lo debe al jazz. Además de haber trabajado con artistas como Joe Zawinul, Chick Corea y Jean Luc Ponty, hace quince años fundó con Gary Willis (bajo) Tribal Tech, banda que también integran Scott Kinsey (teclados) y Kirk Covington (batería) y que tiene ocho discos en las bateas (de Estados Unidos, claro).
–Ahora está dedicando sus esfuerzos a la presentación de “Thick”, un disco de fusión jazzera. ¿La banda de blues quedó en un segundo plano?
–No, en absoluto. Tocamos todas las semanas en Los Angeles, y estoy escribiendo material para los próximos discos.
–Quizás sea esa la diferencia. ¿El jazz le da más pie para la improvisación?
–En todos los géneros se puede improvisar. Pero sí es cierto que hay una diferencia entre Thick y mis anteriores discos de jazz rock. Thick es mucho más improvisado, pero más allá del concepto jazzero. No hubo música escrita cuando fuimos al estudio de grabación y ninguna charla previa sobre música. Nosotros fuimos directamente y tocamos.
–En la Argentina los públicos del jazz y del blues están bien diferenciados. ¿Esto ocurre también en Estados Unidos?
–Sí, claro. También en Estados Unidos desafortunadamente algunas personas viven en una burbuja cultural. Allá ellos. Gracias a Dios hay otra gente que aprecia toda clase de música y no anda encasillando según estilos. Esa es la gente que nosotros queremos que nos venga a ver. –A muchos jazzeros no les gusta que usted incursione en el blues. ¿Cómo entiende esta actitud?
—¡Fuck’em! Me encanta hacer que los puristas enloquezcan ...

 

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