Por Maximiliano Montenegro El Banco Mundial escogió un
pulcro ambiente académico para trasmitir un mensaje de apoyo político al Gobierno en la
polémica desatada a raíz de un informe del propio organismo, publicado en exclusivo por
Página/12, que revela que en Argentina existen 13,4 millones de pobres. Aprovechando un
seminario sobre crisis financieras, inaugurado ayer en Buenos Aires, el funcionario de
más alto rango del Banco Mundial para la región distribuyó una nota en la que asegura
que a pesar de algunos desvíos desde la crisis del Tequila, la pobreza en Argentina
es hoy significativamente más baja que en los niveles de crisis de 1990. Así, se
hizo eco del discurso del Presidente Menem que insiste en comparar los niveles actuales de
pobreza con el período hiperinflacionario.
Sin embargo, la discusión se había planteado por la gravedad del problema y el aumento
del número de pobres e indigentes en los últimos cinco años, que mostraban los informes
del organismo. El Banco Mundial elude delicadamente la cuestión, sin desacreditar a sus
técnicos. El comunicado busca aliviar la inédita tensión entre los burócratas de
Washington y el menemismo que provocó la difusión de los impresionantes datos de pobreza
en todo el país.
El vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, el indio Shahid
Javed Burki, inauguró ayer un seminario en la Universidad Di Tella, sobre
Integración y contagio financiero, en el que ni uno solo de los expositores
planeaba hablar de la cuestión social. Sin embargo, Myrna Alexander, directora de la
oficina local del Banco, sorprendió a los periodistas cuando distribuyó un comunicado
en nombre de Burki titulado La pobreza en Argentina. El menemismo
había fijado a la funcionaria canadiense un ultimátum para retractarse públicamente. En
especial, después de que las cifras del Banco Mundial fueran tomadas por monseñor Rafael
Rey, titular de Cáritas, para denunciar que este gobierno esconde el creciente
empobrecimiento de los argentinos.
El Banco Mundial está preparando estimaciones sobre pobreza a nivel nacional en
Argentina. Las estimaciones preliminares son consistentes con recientes estimaciones del
Gobierno que dan una cifra alrededor del 25 por ciento para el área de Buenos Aires; pero
nuestra metodología expande la cobertura para incluir otras áreas urbanas que podrían
alterar los resultados, empieza el comunicado, buscando contemporizar con el
Gobierno. Pero, al mismo tiempo, sin desacretidar los informes del equipo de técnicos del
organismo que realizó la primera estimación de pobreza a nivel nacional.
Ese estudio, anticipado por Página/12, revela que poco más de 13 millones de argentinos
(el 36 por ciento de la población) se encuentra bajo la línea de pobreza, valuada en una
canasta de bienes y servicios de 140 pesos mensuales por adulto. El jueves pasado,
Presidencia publicó una solicitada en la que aseguraba que la pobreza se había reducido
de 15 millones en 1989 a 9 millones el año pasado. Sin embargo, ese mismo día, este
diario informó que, según los datos del Banco, la pobreza había disminuido entre 1989 y
1993, pero luego había vuelto a pegar un salto importante. Así, en los últimos cinco
años, la cantidad de pobres había aumentado en 4,1 millones.
El Banco Mundial no dice nada del número de pobres. Habla de algunos desvíos desde
la crisis del Tequila, para referirse al aumento ocurrido en los índices entre 1993
y 1998. Y tranquiliza a Menem repitiendo su propio argumento, aunque enfatizando que el
punto de comparación escogido era un año de crisis: la pobreza es hoy
significativamente más baja que en los niveles de crisis de 1990.
Luego, como si fuera una broma, dice que los indicadores sociales en este país (por
Argentina) son favorables comparados con indicadores sociales en América latina, a pesar
de que los niveles de ingreso enArgentina también son más altos que el promedio en
América latina. Es decir, Argentina está mejor socialmente en relación a la
miseria que existe en la región, pero también reconoce no tiene mucho
sentido la comparación porque es un país económicamente más rico.
El viernes pasado, este diario también había publicado un informe del organismo que
demostraba que casi el 30 por ciento de los planes sociales supuestamente focalizados
exclusivamente a los pobres iban a parar a familias que no eran pobres. Sin embargo, el
comunicado pondera la política oficial: la distribución del gasto público
asistencial es mayormente pro-pobres como un todo, sostiene.
Finalmente, el Banco aprovecha la oportunidad para insistir con la receta de más
flexibilización laboral, que tanto entusiasma a Washington y al Ministerio de Economía
(ver aparte).
Hace ya varios días que el Presidente esperaba el comunicado de Burki.
De hecho, el miércoles por la noche, durante un programa de cable, Carola Pessino,
secretaria de Equidad Fiscal de la Jefatura de Gabinete, anticipó que esperamos una
retractación de un momento a otro del Banco Mundial. Y más de un funcionario en
Economía y Jefatura de Gabinete ardía de bronca con Alexander, que durante las semanas
de la polémica se refugió de las presiones del menemismo en Washington. Ayer, apenas
regresó al país, Alexander cumplió.
VUELVE A LA CARGA CON LA IDEA DE LA
FLEXIBILIZACION
El Banco Mundial tiene la idea fija
Mientras el fortalecimiento de la red de seguridad es una prioridad, especialmente
en tiempos de recesión, el Banco evalúa que las reformas estructurales fundamentales,
particularmente en el área del mercado laboral (por ejemplo, reforma del seguro de
desempleo, y flexibilización de los contratos de empleo temporario de corta duración)
podrían con el tiempo jugar un rol significativo en aliviar la pobreza con su problema de
desempleo como corolario.
Así, sin vueltas, los funcionarios del Banco Mundial anticiparon en el comunicado de ayer
sobre pobreza que seguirán insistiendo para que el Gobierno, la Alianza y Duhalde lleguen
a un acuerdo para avanzar con otra ronda de flexibilización laboral.
Tanto Carola Pessino, desde Jefatura de Gabinete, como los principales colaboradores de
Roque Fernández, creen que la nueva suba en el desempleo que arrojarán los resultados de
la encuesta de mayo servirá para ablandar a la dirigencia política y lograr
una mayor flexibilización en el mercado laboral, incluso antes de la elecciones de
octubre.
Ayer, Guillermo Perry, economista jefe del Banco para América latina, presente en el
seminario de la institución Di Tella explicó a Página/12 por qué es clave más
flexibilización laboral para bajar la pobreza. Estos fueron sus conceptos:
Con un
shock externo como el que sufrió Argentina con lo de Brasil o se logra una mayor
flexibilización salarial o el desempleo volverá a subir fuertemente, con su secuela en
el aumento de la pobreza.
El
empresario no quiere casarse con un trabajador cuando lo contrata. Por eso, hay que volver
a contratos más flexibles.
Si se
flexibiliza el mercado laboral, la salida de la crisis en términos de empleo y nivel de
actividad puede ser más rápida.
Es bueno
que se esté discutiendo sobre el problema de la pobreza en Argentina. Pero no hay que
perder de vista que lo principal es cómo hacer para que el país logre avanzar en
consolidar la situación fiscal o en las reformas estructurales, como la flexibilización
laboral.
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