|
Idas y venidas, venidas e idas: las negociaciones de posguerra se empiezan a parecer a las que pusieron fin a la guerra. Ayer Rusia y Estados Unidos dialogaron en Helsinki para analizar la exigencia rusa de controlar una zona de responsabilidad en Kosovo, después de varias suspensiones y rumores de que el encuentro había fracasado. La reunión -que aspira a lograr un acuerdo global sobre la participación rusa en la fuerza internacional de paz (KFOR) puso en evidencia el desacuerdo que existe entre las partes sobre su rol en el proceso de paz en la provincia serbia. El portavoz de la Casa Blanca, Michael Hammer, aclaró desde la ciudad de Colonia que las conversaciones habían sido suspendidas para que los representantes rusos analizaran una nueva propuesta de Estados Unidos. Pero un representante del Ministerio de Defensa ruso aseguró que el diálogo entró en un callejón sin salida por la imposibilidad de lograr un acuerdo. Los ministros rusos de Defensa, Igor Sergueyev, y del Exterior, Igor Ivanov, finalmente se reunieron ayer con los secretarios norteamericanos de Defensa, William Cohen, y de Estado, Madeleine Albright. El encuentro se realizó con la intención de lograr un acuerdo antes del inicio hoy en Colonia de la cumbre del Grupo de los Ocho (las siete potencias industriales y Rusia), en la que se producirá el primer encuentro desde el inicio de la ofensiva aliada entre los presidentes Bill Clinton y Boris Yeltsin. Ahora, Kosovo parece destinada a convertirse en el eje principal de la reunión del G8, cuya agenda anterior incluía además la construcción de una arquitectura para prevenir las crisis financieras y una condonación de hasta el 50 por ciento de la deuda de los países más pobres. La nueva propuesta presentada por Cohen establece una estructura de comando de la KFOR que cumpliría con la demanda rusa de que sus tropas no estén bajo el mando directo de la OTAN, y al mismo tiempo mantendría la exigencia aliada de que haya un comando unificado de la fuerza de paz. El temor de la OTAN es que la necesidad de mantener buenas relaciones con Rusia para llevar adelante la pacificación interfiera con la necesidad militar aliada de mantener un control unificado sobre la KFOR. El ministro ruso del Exterior, Igor Ivanov, aseguró ayer que Rusia sigue en desacuerdo con Estados Unidos sobre la modalidad del despliegue de las tropas rusas, pero que llegaron a un acuerdo sobre dos puntos importantes: la participación rusa en las estructuras de comando de la KFOR y la utilización del aeropuerto de Pristina, que está controlado por un contingente de 200 paracaidistas rusos desde el sábado pasado. Según el ministro ruso, las partes habrían acordado incorporar a las tropas rusas a la estructura de mando de la KFOR y aceptar la presencia rusa en el aeropuerto de Pristina. Pero aún está pendiente establecer si Rusia tendrá o no un sector propio en Kosovo. El presidente ruso Boris Yeltsin dijo que desaprueba categóricamente la resistencia de la OTAN a otorgarle a Rusia una zona de responsabilidad, y dio instrucciones por teléfono a sus ministros para que insistan en esa exigencia. Ellos (los aliados) no nos quieren dar un sector dijo Yeltsin. El presidente de Rusia no está de acuerdo con ello. El Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) reiteró ayer que no aceptará la desmilitarización si las tropas rusas no aceptan someterse al mando de la OTAN y si Rusia logra el control de un área de Kosovo. Estamos dispuestos a una desmilitarización, pero sólo la comenzaremos cuando la OTAN tenga el control total de Kosovo advirtió el portavoz de la guerrilla separatista albanesa en Londres, Sejdiu Pleurat. Si los rusos tratan de realizar una división de facto de Kosovo, nos encontrarán en el camino. Rusia advirtió que el problema principal en este momento es el desarme del UCK, según aseguró el jefe de los servicios de seguridad rusos (ex KGB). El UCK había declarado anteayer que las tropas rusas serían tratadas como fuerzas enemigas. Dar el control de una zona de Kosovo a Rusia complicaría la situación con el UCK en Kosovo, pero Rusia parece determinada a no ceder en ese punto. Es posible llegar a un compromiso, pero sólo hasta cierto punto, advirtió Ivanov, sugiriendo que Rusia no aceptará ser dejada de lado en Kosovo. Sin embargo, después de que Bulgaria desmintiera haber abierto un corredor aéreo para que Rusia traslade más tropas a Kosovo, la capacidad rusa de aumentar unilateralmente su presencia se vio disminuida. Es la OTAN la que permitirá reforzar o no al contingente ruso, afirmó ayer el diario ruso Nezavissimaia Gazeta. En Rusia, la Duma (Cámara baja del Parlamento) calificó ayer al secretario general de la OTAN, Javier Solana, de criminal de guerra. Aunque se trata de una declaración no vinculante que en la práctica no tiene consecuencias, es un síntoma de la tensión que existe entre Rusia y los aliados atlantistas por reafirmar su presencia en la fuerza de pacificación en Kosovo.
ES MASIVO EL INGRESO DE REFUGIADOS HACIA
KOSOVO The Guardian de Gran Bretaña La OTAN
puede haber logrado la paz la semana pasada, pero recién ayer comenzó a ganar la guerra.
Ayer, Vajedin Ramadani regresó a su hogar. Y de eso se trata este extraño conflicto. Con
su mujer a su lado y sus tres hijos atrás lucía una enorme sonrisa desdentada desde el
asiento del conductor, mientras su automóvil se abría paso a través de la tierra de
nadie hacia Kosovo y el hogar en Prizren. Sentiré que nazco por segunda vez
dijo el comerciante de 41 años.
|