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Se encuentra estable, aunque se trata de un paciente crítico y con pronóstico reservado. Este fue el último parte médico difundido ayer por la noche sobre el estado de salud de Raúl Alfonsín, de 72 años, dos horas antes de que se le realizara un drenaje para extraer líquido de la zona pleural. El ex presidente que soportó airosamente la intervención había sido internado tras sufrir un accidente en Río Negro, y permaneció en terapia intensiva mientras se le practicaron estudios para determinar el alcance de la fractura múltiple de costillas y la grave situación de uno de sus pulmones. Una leve mejoría permitió que sea trasladado desde la clínica de General Roca hasta el Hospital Italiano de la Capital Federal (ver aparte), por donde pasaron los principales dirigentes de la Alianza y el ministro del Interior, Carlos Corach. Está en condiciones hemodinámicas estables. Pero el politraumatismo torácico es severo y no descartamos que se produzca alguna complicación. A pesar de su estabilidad, se trata de un paciente crítico con pronóstico reservado, aseguró el vicedirector del Hospital, Héctor Marchitelli. En la noche de ayer se le practicó un drenaje, una operación de cirugía que consiste en la introducción de un tubo en la pleura la zona que rodea los pulmones y que se encuentra perforada, para extraer líquido depositado. A lo largo de la tarde, mientras permanecía sedado y conectado a un respirador artificial, se le realizaron una serie de estudios y una tomografía computada para determinar el alcance de la fractura de las diez costillas, de las cuales tres estarían presionando sobre el pulmón izquierdo. Según dijeron sus familiares, recién dentro de 48 horas se podrá tener un panorama claro. El accidente ocurrió en la tarde del jueves, cuando volcó la camioneta que lo llevaba por un camino helado rumbo a un acto en la localidad rionegrina de Ingeniero Jacobacci. Luego de salir despedido por el parabrisas, Alfonsín fue rápidamente trasladado a una clínica en General Roca, en donde permaneció internado (ver aparte). Durante la madrugada de ayer experimentó una leve mejoría hasta que su estado se estabilizó. Este era el diagnóstico que se esperaba para trasladarlo a la Capital. El avión del SAME aterrizó en el Aeroparque a las dos de la tarde, seguido por una avioneta en la que se viajaron los familiares del ex presidente junto a su médico personal, Enrique Beveralli. Alfonsín fue llevado hasta el Hospital Italiano, en donde lo esperaba Fernando de la Rúa. Por suerte evolucionó bien, se estabilizó y no corre peligro. Dios quiera que siga mejorando, dijo el jefe de gobierno porteño poco después de que Alfonsín fuera internado en la sala de terapia intensiva. Desde la noche de ayer, los principales dirigentes de la Alianza permanecieron alertas ante cualquier modificación en el estado de salud de Alfonsín. Estábamos todos muy preocupados, nos mantuvimos permanentemente en contacto. Por suerte, desde anoche está estabilizado, decía Carlos Chacho Alvarez al mediodía. Alfonsín permaneció en todo momento inconsciente por los sedantes que se le suministraron y nadie, ni siquiera sus familiares, pudo ingresar en la sala. Esto no impidió que con el correr de las horas los principales dirigentes de la Alianza se fueran acercando al Hospital. Allí los esperaban Ricardo Alfonsín, hijo del ex Presidente, su secretaria, Margarita Ronco, y su vocero, Federico Polak. A lo largo de la tarde pasaron por el Hospital Italiano, entre otros, los radicales Leopoldo Moreau, Marcelo Stubrin, Enrique Nosiglia, Federico Storani y Eduardo Santín. También estuvo el ex ministro de Salud Aldo Neri, que conversó durante un rato con los médicos para ponerse al tanto de la situación y explicársela mejor al resto de los dirigentes. A las siete de la tarde llegaron los frepasistas Aníbal Ibarra y Alfredo Bravo, que se retiraron luego de una hora. Y por la noche se acercó el jefe del Ejército, Martín Balza. Un grupo de militantes radicales permanecían de vigilia en la puerta del hospital, entre las luces de las cámaras de televisión y las ambulancias que entraban y salían. Es el padre de la democracia, el mejor políticodel país, decía Zulma, una jubilada de 67 años. Es terco y fuerte como un toro, va a superar la situación y va a volver a salir a la cancha, se esperanzaba Juan, quien se definió como yrigoyenista y alfonsinista de toda la vida. Pero los militantes de la Alianza y sus dirigentes no fueron los únicos que manifestaron su preocupación por el estado de salud del ex presidente. Recién llegado de un viaje por Estados Unidos, Carlos Menem se comunicó telefónicamente con Alfonsín hijo para interiorizarse de la situación. Lo mismo hicieron, a través de Polak, el jefe de Gabinete Jorge Rodríguez y los senadores Eduardo Bauzá y Augusto Alasino. Antes de ingresar al hospital, Corach se encargó de transmitir la preocupación del gobierno. Recibimos con tristeza la noticia del accidente. Alfonsín es, junto con Menem, una de las dos grandes figuras de la democracia, señaló el ministro. Pero el que sorprendió a todos fue otro dirigente justicialista. Espero que se cure y que se recupere. Yo le creé, en su momento, un grave problema al doctor Alfonsín. De todas formas tengo buena relación con él y le tengo un profundo respeto, aseguró el ex carapintada Aldo Rico.
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