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Los pobres tienen que agradecerle a Bill Gates

Roque se sumó al debate de la pobreza.  Justificó la concentración de la riqueza, con la idea de que también favorece a los pobres.

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Por Maximiliano Montenegro
t.gif (862 bytes)  El ministro de Economía, Roque Fernández, volvió a pronunciar ayer su ejemplo favorito para demostrar que en Argentina “los pobres están mejor que hace diez años” y que la impresionante concentración de la riqueza ocurrida durante el gobierno de Menem también benefició a los más carenciados. “Supongamos que Bill Gates no hubiese existido en la década del 80, entonces habría menos desigualdad, pero lo pobres estarían peor”, afirmó. Roque ya había utilizado antes el mismo argumento. Página/12 cuenta aquí quién se lo sopló al oído y la falacia que esconde.
“En Argentina se confunde la pobreza relativa con la pobreza absoluta”, dijo ayer, por radio, el ministro Fernández. Y, didáctico, se explayó: “Supongamos que Bill Gates no hubiese existido en la década del 80, entonces habría menos desigualdad en la distribución del ingreso. Pero los pobres estarían peor, porque el aumento de la riqueza de Bill Gates es lo que permitió que hoy día una computadora en una escuela rural sea un bien disponible para los pobres”, explicó.
En febrero de 1997, Roque había apelado exactamente al mismo argumento. Fue durante la reunión anual del Foro Económico Mundial, realizado en la ciudad alpina de Davos, Suiza. Este diario había publicado datos del INdEC, que mostraban que la torta del ingreso en Argentina era acaparada cada vez en menos manos. Sabiendo que Página/12 le preguntaría por el tema, antes de enfrentar a la prensa, Roque fue asesorado por quien era por entonces su alter ego: Carlos Rodríguez. El excéntrico jefe de asesores le propuso el ejemplo del magnate de la informática, quien también participaba de la cumbre. Bill Gates se enteró lo que había dicho Roque Fernández. El hombre más rico del planeta no sabía quién era Roque, pero agradeció el cumplido cuando se le explicó que el adulón era ministro de Economía de Argentina.
Roque quedó fascinado con la ocurrencia. Y ayer insistió con el tema, como una forma de darle un toque personal a la polémica desatada por los datos de pobreza. Al ministro lo entusiasma el planteo, porque hace pensar a una Argentina que no es una excepción sino que está integrada a las tendencias de los mercados globales. Además, porque supone que la pobreza se soluciona dejando libres a las fuerzas del mercado. En Davos, Roque había ahondado en el punto: en Estados Unidos “los ricos son cada vez más ricos y eso no significa que los pobres no estén también mejor”, expresó. La idea es que la torta se agranda, los más ricos se quedan con porciones mayores, pero no a costa de los pobres, que también mejoran su situación. Sin embargo, Argentina ni siquiera cuadra en esa tendencia. La torta creció, medida al menos por la evolución del PBI. Y desde 1990 se incrementó la concentración del ingreso: es decir, los ricos se llevan una porción cada vez mayor en relación a los más pobres. En 1990, una persona del 10 por ciento más rico ganaba 15 veces más que una del 10 por ciento más pobre. En 1998, esa diferencia se había ensanchado a 25 veces. En 1980, en tanto, la brecha era de solo 8 veces. Visto de otro modo, hoy el 20 por ciento más rico de la población se apropia del 53,9 por ciento del ingreso total mientras que el quinto más pobre se queda sólo con el 4 por ciento.
El problema es que en los últimos cinco años mientras el ingreso de los ricos se acrecentó, el de los pobres declinó:
u Desde 1994, el ingreso mensual de un individuo perteneciente al décimo más pobre de la población cayó en un 18 por ciento: de 128 pesos mensuales a 105 pesos, según la última encuesta de hogares del INdEC de octubre pasado. A su vez, el ingreso de una persona perteneciente al grupo más rico aumentó en un 9 por ciento.
Es decir, sin importar lo que sucedió en la punta de la pirámide social, lo cierto es que los recursos disponibles en los hogares más humildes se achicaron. Los pobres están peor, sin tener que compararse con los ricos para darse cuenta de ello. Otro cálculo sencillo revela la brutal transferencias de ingresos ocurrida en los últimos años desde la clase media y baja en favor del grupo más alto. Teniendo en cuenta que la generación de riqueza de los argentinos durante el año pasado fue de 298 mil millones de dólares y que dicho PBI se distribuye en la sociedad en forma de ingresos, se obtiene lo siguiente:
u El año pasado, el grupo más rico se quedó con 3,2 puntos más de ingreso que en 1990. Ello significa que recibió, sólo el año pasado, 9536 millones más de lo hubiera obtenido de mantenerse la distribución de hace ocho años.
u Entonces, más allá del crecimiento de la torta, el grupo más alto logró casi 10 mil millones extra a costa de la clase media y baja.
Si estas cifras no convencieran a Roque de lo errado de su argumento, alguien debería advertirle al ministro que buena parte de las escuelas rurales en Argentina ni siquiera tienen electricidad para conectar las computadores que les envía el Ministerio de Educación.

 

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