Página/12 en Colombia
Por Carlos Noriega Desde Bogotá En las últimas semanas una
serie de acontecimientos (secuestros por parte de la guerrilla, la más grave crisis
militar de las últimas décadas y el hundimiento en el Congreso de las facultades
extraordinarias que pidió el presidente para, precisamente, llevar adelante ese proceso)
han amenazado seriamente el futuro del proceso de paz con las guerrillas que el presidente
colombiano Andrés Pastrana inició desde el primer día de su mandato hace diez meses.
Como si esto fuera poco, en un dramático mensaje a la nación, Pastrana anunció el
viernes por la noche el rompimiento del diálogo con el Ejército de Liberación Nacional
(ELN). Aunque con las FARC las cosas parecen marchar mejor. En medio de agitadas
negociaciones y de conversaciones para seguir paso a paso el proceso de liberación de los
rehenes que mantiene el ELN, el Alto Comisionado para la Paz (máximo responsable de este
proceso después del presidente) Víctor G. Ricardo, hizo un alto para conversar en sus
oficinas de la Casa de Nariño (la sede del gobierno colombiano) con Página/12.
¿Después de estos diez meses cómo observa el panorama?
Nunca como hoy se había avanzado tanto en un proceso de paz en Colombia. Después
de cuarenta años de conflicto armado, por primera vez se llega a un acuerdo con el grupo
insurgente más grande de Colombia (las FARC) en una agenda común para entrar en la etapa
de los diálogos de negociación. Hemos tenido varios éxitos. El primero es que se ha
creado un clima de confianza que permite un diálogo franco, una conversación
transparente. El segundo logro es confeccionar la agenda común con las FARC. Esta agenda,
de doce puntos, comprende temas políticos, sociales, económicos, internacionales, que
permitirán realizar las transformaciones profundas que requiere Colombia. El tercer
éxito es haber creado un mecanismo de participación ciudadana para que a partir de la
etapa de negociaciones podamos abrir canales en los que todo el mundo pueda participar a
través de las audiencias públicas regionales, para que las transformaciones no se hagan
solamente en el escenario del bipartidismo tradicional, sino que se den en un escenario
abierto, pluralista.
Diversos analistas del proceso de paz dicen que el gobierno está tratando de manera
diferente a los dos grupos guerrilleros, dándole a uno (las FARC) un tratamiento de
primer orden y al otro (el ELN) un tratamiento de segunda. El propio ELN se ha quejado de
esto.
Al iniciar este mandato lo que hicimos fue avalar el trabajo de la sociedad civil
(que había iniciado diálogos y llegado a acuerdos con el ELN) y comenzar a establecer un
diálogo directo con el ELN. Nunca en la historia del país tantas personas habían
hablado con los voceros designados por el ELN. Yo me he reunido con ellos en tres
oportunidades.
Lo cierto es que se ha avanzado más en el proceso de paz con las FARC.
Yo diría que se ha avanzado con los dos grupos. En el caso del ELN se avanzó hasta
llegar a tener una agenda para realizar la Convención Nacional de cinco puntos (solicitud
del ELN para iniciar el proceso de negociación) y llevar a cabo el desarrollo de esa
agenda durante ocho meses, tiempo durante el cual se establecieron 21 días de trabajo.
Pero de la noche a la mañana ellos solicitaron el despeje de una zona en el sur del país
(en la zona llamada Bolívar).
¿Por qué el gobierno no aceptó ese despeje como sí lo hizo con el pedido de las
FARC en el Caguán, que era una zona cinco veces mayor que la solicitada por el ELN?
En el Caguán, el 60 por ciento es zona selvática, y las autoridades locales y la
población estuvieron de acuerdo con la zona de distensión, cosa que no sucedió en el
sur de Bolívar. En el Caguán no había confrontación militar, cosa que sí hay en el
sur de Bolívar. En el Caguánsólo existía la presencia de las FARC, mientras en el sur
de Bolívar estaban el ELN, las FARC, el EPL y los paramilitares. Desde el punto de vista
económico, mientras el Caguán es una zona dedicada exclusivamente a la ganadería, el
sur de Bolívar es la zona de mayor riqueza mineral y rodea el gas y el petróleo de
Colombia. A diferencia del Caguán, en el sur de Bolívar existen compromisos
internacionales para la erradicación de los cultivos ilícitos. En el sur de Bolívar
pasa la primera vía fluvial del país. Esas son algunas diferencias. Ahora bien, el
gobierno ofreció cuatro o cinco alternativas para dar garantías a la Convención
Nacional. Incluso dijo que por esos ocho meses estaba dispuesto a establecer un territorio
donde no hubiera operaciones militares en la medida que también hubiera diálogo directo
con el gobierno y se pudiera llegar a acuerdos con el respeto del derecho humanitario,
pero quisieron politizar el tema y hacerle creer a la opinión pública que había un
tratamiento diferencial.
¿Cómo ve el futuro del diálogo con el ELN?
Con el ELN no se ha podido avanzar porque ha cometido el secuestro de un avión de
Avianca, de más de 60 personas que estaban en una iglesia y de un grupo de personas en la
costa atlántica. El diálogo tiene que darse sin las presiones de actos como estos. Hemos
dicho que un minuto después que liberen al último de esos rehenes, en el lugar que el
ELN quiera, estamos dispuestos a reunirnos con ellos para dialogar sobre bases serias.
¿La desaprobación hace unos días en el Congreso de la reforma política que le
daba facultades extraordinarias al presidente Pastrana para conducir el proceso de paz ha
sido un duro golpe a este proceso?
Los instrumentos para la paz contemplados en esa reforma eran importantes, aunque no
fuera necesario utilizarlos. Me parece que lo que no es conveniente es el mensaje que se
le da a la insurgencia.
¿Y cómo golpeó al proceso de paz la reciente crisis militar que terminó con la
renuncia del ministro de Defensa y de varios altos oficiales?
En todo proceso de paz hay inconvenientes y obstáculos. Lo importante es crear los
mecanismos de información que permitan que todas las personas estén tranquilas. Lo que
ocurre es que en Colombia nos acostumbramos a hablar de paz pero no había proceso de paz
y ahora que hay proceso mucha gente está tratando de ubicarse en lo que está sucediendo.
Es necesario hacer un proceso de concientización, porque estamos padeciendo la cultura de
la violencia. A quienes dicen que hemos concedido mucho hay que decirles que todo se está
haciendo de acuerdo a las leyes. Así, la zona de distensión se ha creado de acuerdo a
las leyes y la Constitución. No es entregar territorio, sino establecer un lugar donde no
haya confrontación y donde nos podamos reunir a dialogar.
¿Cuál será el trato a los paramilitares en este proceso?
Los paramilitares no estarán en la misma mesa de negociación que la guerrilla. A
ellos hay que convocarlos a través de los instrumentos propios del Estado. Los
paramilitares son una degradación del conflicto y, por lo tanto, no podemos darle status
político. Pero, indudablemente, son actores de la violencia y, como tales, tenemos que
incorporarlos al proceso de paz.
Las fuerzas armadas han sido acusadas de colaborar con los paramilitares. ¿Para el
gobierno estas denuncias tienen base?
Lo que no tiene base es que se diga que los paramilitares son actores del Estado.
Pueden haber vínculos de oficiales de las fuerzas armadas, como de civiles, con esos
grupos. Esas mismas personas deben recibir el castigo que contemplan las leyes.
¿Sería partidario de crear una Comisión de la Verdad, al estilo de la CONADEP en
Argentina?
Habría que analizar cualquier iniciativa en esta materia.
¿Cuál será la situación en Colombia en este nuevo contexto internacional, en el
que vemos intervenciones militares al amparo derazones humanitarias o de
seguridad internacional con el argumento de ser la amenaza regional por la
extensión de la violencia?
No creo que ese peligro se dé. Los países han manifestado su respaldo al proceso
de paz y saben que el presidente de la República, que es un presidente legítimo, está
llevando a cabo un proceso que es la voluntad popular dentro del estricto marco del estado
de derecho.
¿Pero un fracaso del proceso de paz podría llevar a la intervención extranjera?
Hemos fracasado durante cuarenta años y esa realidad no se ha visto.
¿Se ha puesto un plazo límite para este proceso?
La paz puede estar tan cerca como los colombianos nos comprometamos con ella y tan
lejos como los colombianos les pongamos palos. Para lograr la paz tenemos que trabajar
para conseguirla mañana y no desanimarnos si no la conseguimos pasado mañana.
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