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Por Maximiliano Montenegro Carola Pessino es secretaria de Equidad Fiscal del presidente Carlos Menem. Es la asesora preferida de Roque Fernández. Estudió, al igual que el ministro de Economía, en la liberal Universidad de Chicago. Está convencida de que este modelo ha disminuido la pobreza. Y no se cansa de disparar una batería de números que, como todas las estadísticas, en especial cuando se citan desde el Gobierno, siempre esconden una parte de la realidad. Página/12 prefirió dejar a un lado los datos para hablar de su percepción personal de la situación social y de su acercamiento con la pobreza. ¿Durante el gobierno del presidente Menem, más gente saltó de la pobreza a la clase media o, al revés, hubo más gente que cayó de la clase media a la pobreza? Comparado con la década de los sesenta y ochenta, en que se destruyeron escuelas, hospitales y política social, hoy hay una mejor perspectiva. Las posibilidades de salir de la pobreza hoy son mayores que antes. Pero no hay forma de medir en el corto plazo esta movilidad social. ¿Hay más ricos durante el gobierno del presidente Menem? No tenemos estadísticas. Porque en las encuestas no se puede conseguir información fehaciente de la gente de mayores ingresos. ¿Cuál es su sensación personal? Me fui en el 83 a estudiar afuera (a la Universidad de Chicago, en Estados Unidos). Estuve dos años sin poder volver a la Argentina porque no tenía medios para hacerlo: uno vive en la pobreza cuando es estudiante en el exterior. Ahí viví bajo la línea de pobreza y nosotros sabíamos como estudiantes que estábamos bajo la línea de pobreza. Pude volver recién en el 85 y la segunda vez que vine fue en el 87, ya que cuando empecé a trabajar pude venir más seguido. Entonces, noté una diferencia muy grande en Argentina que tal vez no percibía el que vivió continuamente aquí. La cantidad de gente que había sacando basura de los basureros me llamaba mucho la atención. Si bien villas siempre hubo, nunca fueron tan visibles como empiezan a notarse en la década del ochenta. No veo ningún incremento de esto en la década del noventa. Yo le pregunté si hay más ricos y usted me empieza hablar de la pobreza. Como yo no soy rica, no me muevo en el mundo de los ricos, no soy de salir demasiado, no voy a los countries, no le puedo contestar. Esto no lo veo más que cuando leo la revista Hola o Gente en la peluquería. No tengo una percepción personal de la riqueza. ¿La peluquería a la que va está en un shopping? No, es de barrio. Pero mire el caso de los (supermercados) Wal Mart. Están en Avellaneda, donde no está la concentración de ingresos más alta de la Argentina. Es un recontrabuen ejemplo. Se hicieron inversiones en lugares de clase media y media baja donde también hay poder de compra. Además, estas empresas ofrecen precios más baratos que aumentan el poder adquisitivo de la gente. Así que esa gran inversión que se ha hecho, que les da mucha rentabilidad a Wal Mart o a Jumbo, lleva beneficios a un montón de gente. Como dijo el ministro de Economía, hoy hay más posibilidades empresariales, con accionistas de empresas más ricos. Pero esto beneficia a la gente en general. Me imagino que alguna vez habrá transitado por la Panamericana y habrá visto el espectacular crecimiento de countries y complejos comerciales para un selecto grupo de consumidores. ¿No nota que los contrastes sociales son cada vez más groseros en Argentina: un sector social con pautas sociales cada vez más cercanas al Primer Mundo y otro que está completamente excluido? Las diferencias hoy son más visibles porque hoy hay muchos problemas que se han solucionado. Antes, desde el personal doméstico, el ama de casa o el gerente, estaban viendo dónde colocaban su dinero, corriendo alsupermercado para que no le subieran los precios. Entonces, seguramente va a haber más percepción de las diferencias, de la pobreza, lo que no quiere decir que la pobreza haya aumentado, ni que la distribución del ingreso se haya deteriorado. Cuando voy por la Panamericana y veo esos countries no tengo casa en un country, pero alguna vez he ido al country de un amigo me shockea porque pienso: deberíamos tener mayor recaudación. Me preocupa por el lado de la evasión, no por el lado del contraste. Esos barrios o countries tienen ejércitos de seguridad privada porque son enclaves en un mar de pobreza. Lo importante es que los ricos de la década del ochenta eran ricos beneficiados por subsidios, aranceles y monopolios otorgados desde el Estado que empobrecían a la gente. Eso llevó al aumento del empobrecimiento durante la década del setenta y ochenta. En promedio, porque siempre hay delincuentes, hoy la riqueza de los ricos es más genuina. Hay un efecto de spillover (derrame) hacia el resto de la sociedad. Antes se enriquecían a costa de los sectores más bajos. ¿Cómo explica que haya cada vez más chicos limpiando vidrios de los autos que se detienen en los semáforos o pidiendo limosna? No creo que haya más que en la década del ochenta. ¿Tampoco mirando los últimos seis años? No. No estamos peor que antes. Cuando yo tenía seis años, vivía en San Telmo. Todos los días, al mediodía, venía un señor, con la bolsa colgando atrás a pedir comida. Yo pedía bajar para darle un plato de comida: un sandwich, un vaso de vino. Esperaba a que terminara de comer y después subía a terminar mi almuerzo. Lo que le quiero decir es que yo no conocí la pobreza hoy, okey. Le estoy hablando de un recuerdo de mis seis años, en la calle Perú, en San Telmo, en la década del sesenta. ¿Cuando usted sale a cenar, al cine, de compras, con su marido o amigas, no siente temor por la creciente inseguridad que existe en las calles? Yo percibo que la gente está más atemorizada. Personalmente, viví en un lugar muy peligro de Estados Unidos, con lo cual estoy curada de espanto. ¿Dónde? En High Park, un barrio muy peligro de Chicago. Le cuento cómo vivía: con un pito, un silbato, colgado al cuello, en cada cuadra había un teléfono blanco, y estábamos rodeados por la policía de la Universidad que es la policía privada más grande de Estados Unidos. Para volver a la noche al cuarto de la Universidad teníamos que pedir protección a la guardia, que nos acompañaba en esos carritos como golf. La Universidad estaba muy cerca de un barrio de clase media baja muy peligroso y todos los días leíamos en la crónica local historias sobre 4 asesinatos, 8 violaciones, robos, etc. Desde esa época me di cuenta de que uno no está exento de que le pase cualquier accidente, y por eso tomo precauciones. ¿Argentina no se parece cada vez más esa eso? Hay más inseguridad que antes. Pero no tiene nada que ver con la pobreza. Le estoy hablando de un país que tiene uno de los ingresos per cápita más altos del mundo. Tiene que ver con otros temas: como ser el castigo que hay hacia el crimen. Me parece muy feo asociar la delincuencia con la pobreza. Hay pobres totalmente decentes, que han trabajado toda su vida, que se ganan el mango. Está lleno de delincuentes que no vienen de la clase pobre. Uno lo asocia con una situación más de desesperación, de no poder conseguir el sustento para sobrevivir. Por ejemplo, monseñor (Rafael) Rey decía que había familias honestas que le habían planteado que si seguían sin trabajo y sin comer iban a salir a robar. El desesperado es otra cosa. Lo que ha pasado ahora es que ha aumentado la crueldad. Una persona que está desesperada no te mata por querer comer. La crueldad no tiene nada que ver con el hambre. En Estados Unidos, la violencia que yo viví también era cruel: por ahí, te sacaban elestéreo del auto, pero además te violaban, te mataban o te herían. Es un tema que va más allá de lo económico.
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