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NUEVA HUELGA DE HAMBRE DE DOS PRESOS ARGENTINOS EN BRASIL
El reclamo de dos náufragos del tiempo

Sus compañeros chilenos, brasileños y canadienses fueron beneficiados por tratados internacionales. Los argentinos son los únicos que siguen en la cárcel por desinteligencias entre su gobierno y el de Brasil.

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Por Dario Pignotti
Desde San Pablo, Brasil

t.gif (862 bytes)  Desde ayer al mediodía los argentinos Humberto y Horacio Paz no ingieren más alimentos tras declararse en huelga de hambre en el Centro de Observación Criminalística del presidio de Carandirú, en el norte de San Pablo. Los hermanos Paz, los últimos de un grupo de ex guerrilleros integrado también por chilenos, brasileños y canadienses, demandan ser repatriados a la Argentina, como fue pactado el 31 de diciembre cuando levantaron una huelga de 46 días, la más larga de la historia brasileña.

"Nos prometieron que en enero íbamos a estar viajando a la Argentina. Ese era el acuerdo con las autoridades brasileñas, y nosotros creímos que iban a honrar su palabra", sostuvieron en una entrevista exclusiva con Página/12 (ver aparte). "Como decimos en la Argentina: somos todos inocentes, pero el poncho no aparece, ya pasaron 6 meses, por eso estamos retomando la huelga".

Esta es la tercera huelga de hambre que realizan desde abril de 1998. Como resultado de los acuerdos alcanzados a lo largo de todo ese proceso, otros siete presos chilenos y canadienses fueron enviados a sus respectivos países donde algunos ya cumplen libertad condicional. Igual beneficio alcanzó al único brasileño condenado por el secuestro.

Los gobiernos de Chile y Canadá llevaron el tema al centro de la agenda. En diciembre, el presidente Eduardo Frei solicitó una audiencia especial a su colega Fernando Henrique Cardoso para tratar el caso. "Los Paz están en clara desventaja diplomática frente a sus compañeros, es que la Argentina nunca demostró ni sombra del interés chileno", le dijo a este diario Breno Altaman, portavoz de los presos. "El embajador chileno visitaba cada semana a sus compatriotas, pero el embajador de Argentina vino sólo dos veces al Hospital de Clínicas, aunque diariamente venía el cónsul argentino en San Pablo".

Los hermanos Paz secuestraron en 1989 al magnate brasileño Albilio Diniz dueño de la cadena de supermercados Pan de Azúcar. Según reconoció la Justicia brasileña años después, el móvil del delito no fue común sino político. Los hermanos Paz son argentinos, pero militaban en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile. El Frente Farabundo Martí solicitó esta acción al MIR para reunir fondos para su lucha en El Salvador. El MIR chileno ya había abandonado la lucha armada pero, como expresaron después algunos de sus dirigentes, accedió a la solicitud de los salvadoreños como un acto de solidaridad internacional.

Los secuestradores fueron detenidos el mismo domingo de diciembre de 1989, en el que la izquierda del Partido de los Trabajadores disputaba la presidencia del Brasil, con serias expectativas frente a Fernando Collor de Mello y fueron usados en la campaña contra el PT. Casi al mismo tiempo que el grupo entraba en la sala de tormentos, el MIR se disolvía y el Farabundo Martí comenzaba negociaciones para una salida política.

"Que se pudran en la cárcel", habría dicho Lula entre sus allegados al

referirse a los secuestradores del empresario Diniz. Públicamente el líder petista usó términos como "infantilismo" e "irresponsabilidad imperdonable" para referirse a la acción que "tuvo buena parte de culpa en nuestra derrota de 1989". Finalmente, Lula los visitó en diciembre pasado y solicitó personalmente al presidente Cardoso una solución "humanitaria".

En estos días llegaron Carandirú señales políticas desde el senador Eduardo Suplicy, del PT, y del presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Diputados.

Recién en 1997 los dirigentes del MIR hicieron pública su responsabilidad política en los hechos, cuando ya habían dejado la lucha armada y varios de sus cuadros integraban la coalición gobernante. Fue sólo entonces cuando la situación política, no legal, de los diez condenados ganó otro estatus. El año pasado la Justicia reconoció que las penas habían sido excesivas y las redujo.

 

"Todo lo que queremos es regresar a la Argentina"

 

Por D. P.
Desde San Pablo, Brasil

t.gif (862 bytes) Van por todo o nada. En diciembre, tras 46 días de huelga de hambre, perdieron 24 kilos, algunos dientes, bastante pelo y no recuperaron la capacidad de concentración por buen tiempo. Ayer, Humberto y Horacio Paz iniciaron su tercera huelga de hambre en poco más de un año.

A los hermanos Paz los une la desgracia y una noción frontal de las cosas. Otra vez el jugando sin red, los Paz aceptaron responder en exclusiva estas preguntas de Página/12.

--¿Si no obtuvieron nada levantando la anterior huelga, fueron ingenuos al hacerlo?

na08fo01.jpg (8712 bytes)--El hecho de que el acuerdo haya sido cumplido sólo de forma parcial, más que responder a ingenuidad nuestra, desnuda una situación de injusticia, arbitrariedad y discriminación. El 31 de diciembre, después de 46 días de huelga de hambre, el gobierno brasileño, representado por el ministro de Justicia, Renan Calheiros y el secretario de Derechos Humanos, José Gregori, propuso el traslado de todos los extranjeros (9 sobre 10 condenados) a sus países, y libertad condicional para el compañero brasileño. La propuesta nos llegó por el cardenal Paulo Evaristo Arns, Lula y el diputado Luis Greenhalgh. Tuvo además carácter internacional, pues los gobiernos de Chile y Argentina firmaron un protocolo para anticipar tratados de transferencia de presos con Brasil. Creímos en las autoridades y resolvimos suspender la huelga de hambre. Nos prometieron que en enero íbamos a estar viajando a la Argentina. Ese era el acuerdo con las autoridades brasileñas, y creímos que iban a honrar su palabra. Pasaron seis meses y mientras los compañeros chilenos y canadienses ya están en sus países, algunos con libertad condicional, los únicos que continuamos presos somos los argentinos.

--¿A qué gobierno responsabilizan por la situación?

--No queremos poner las cosas en esos términos. No estamos contra nadie, ni presionando a nadie en particular. Pero los hechos hablan, la propuesta del traslado a la Argentina fue presentada por el gobierno brasileño.

Si fuéramos chilenos, canadienses o brasileños no estaríamos en huelga de hambre nuevamente, porque estaríamos en nuestro país cerca de nuestros seres queridos y en libertad condicional después de 10 años de cárcel. Pero somos argentinos. Estamos orgullosos de serlo pero continuamos presos. Cómo no alentar esperanzas y confiar en que del mismo modo se cumplirán tratados humanitarios ya firmados por ambos países.

--Con la solución alcanzada para chilenos y canadienses el caso de ustedes ha perdido peso internacional. ¿Lo ven así?

--Ciertamente al ser solucionado el caso de los ciudadanos canadienses y chilenos anula las presiones de los gobiernos de Chile y Canadá sobre el Brasil. Lo que por un lado es una desventaja diplomática y por el otro acentúa la justicia de nuestras reivindicaciones. De allí nacerá la fuerza para sensibilizar al gobierno brasileño.

--¿Qué señales han recibido del gobierno argentino?

--Nos guiamos por lo que han dicho. El gobierno argentino afirma que el

tratado tiene vigencia desde el 15 de enero, cuando se firmó. Es decir que desde el punto de vista argentino todo está bien. Por su parte, las autoridades brasileñas le atribuyen la responsabilidad a la demora del gobierno argentino en realizar el intercambio de los instrumentos de ratificación del tratado. Como se dice en la Argentina: "somos todos inocentes, pero el poncho no aparece" y ya pasaron seis meses, por eso estamos retomando la huelga.

--Si el presidente Menem no cedió a las anteriores huelgas, ¿qué les hace pensar que lo hará ahora?

--Repetimos: las dos huelgas anteriores y esta misma no fueron contra nadie en particular, más bien responden a una situación de arbitrariedad, discriminación e injusticia. Nosotros no esperamos que los gobernantes de nuestro país cedan a nada, en cambio sí les pedimos, como ciudadanos argentinos, su intervención para que sean respetados nuestros derechos desde un punto de vista humanitario y legal.

--En Brasil, Lula sólo aceptó verlos 9 años después del secuestro y la derrota electoral de 1989. En Argentina el vacío es mayor, el caso no ha tenido casi repercusión pública ¿Qué respaldos piensan recibir?

--Ya contamos con total respaldo del PT, encabezado por José Dirceu que es el presidente, de Lula, y de su bancada. Nilmario Miranda, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Diputados nos acompaña desde hace varios años. El grupo "Tortura Nunca Mais", el MST (Sin Tierra), la CUT (Central Unica de Trabajadores) y los principales organismos de derechos humanos nos han comprometido su apoyo. Existen comités de solidaridad en Río de Janeiro, Belo Horizonte, San Pablo y Fortaleza (Ceará). Desde Uruguay, Chile, México, Francia e Italia, nos llega el aliento de amigos, legisladores y organismos de derechos humanos.

--Pero en esta huelga lo que cuenta es el respaldo argentino.

--En la Argentina contamos con la solidaridad activa de los principales

organismos de derechos humanos y esperamos que ésta se extienda a los partidos políticos y fuerzas progresistas.

--¿La huelga es una medida extrema, tanto como una actitud política

extremista?

--Reconocemos que la huelga de hambre es un método extremo, el último recurso al que históricamente apelan de un modo general, los luchadores políticos y sociales para hacer valer sus derechos. El hecho de que alguien utilice un método tan radical, no significa que pueda ser calificado de estructuralmente radical, o extremista. Gandhi es un buen ejemplo de la anterior afirmación.

--¿Todo o nada?

--Todo lo que queremos es regresar a la Argentina, pues allá estaremos al lado de nuestros familiares y tendremos mejores condiciones para reorganizar nuestras vidas, estudiar y trabajar. Si nos dieran a elegir escogeríamos esa salida, pero no está en nuestras manos la solución y desconocemos cuál será.


VIAJA UNA DELEGACION ARGENTINA
Trámites en discusión

t.gif (862 bytes) El Ministerio de Justicia de Brasil responsabilizó por la situación de los hermanos Horacio y Humberto Paz a la demora del gobierno argentino por conseguir la ratificación del tratado de intercambio de prisioneros y asegura que como el Parlamento brasileño ya aprobó el tratado, el gobierno de ese país está obligado a actuar según el mismo y no puede anticipar su cumplimiento.

En una comunicación al senador Eduardo Suplicy, interesado en la suerte de los detenidos argentinos, el Ministerio de Justicia brasileño señaló que el 1º de setiembre de 1998 los gobiernos de Brasil y Argentina firmaron un Tratado sobre Traslado de Presos para el cumplimiento de las penas en su país de origen. Y que el Parlamento brasileño lo aprobó el 25 de enero de 1999, mientras que el gobierno argentino lo presentó en el Congreso recién el 8 de abril. Agrega que ambos gobiernos estudiaron la posibilidad de anticipar los traslados de Horacio y Humberto Paz, pero que con la aprobación parlamentaria, Brasil está obligado ahora a cumplir los términos del Tratado y por lo tanto debe esperar su aprobación por el Congreso argentino.

Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas señaló que los organismos de derechos humanos argentinos siguen la situación de los hermanos Paz desde hace dos años. En este sentido recurrieron a las comisiones de derechos humanos de ambas cámaras y a Cancillería. El próximo fin de semana, una delegación de los organismos viajará a San Pablo para entrevistarse con los presos en huelga de hambre. También han intentado presentar una nota en la embajada brasileña en Buenos Aires, pero todavía no han sido recibidos.

Según las autoridades argentinas, de acuerdo con la legislación local, el Gobierno está en condiciones de poner en funcionamiento un tratado de ese tipo con un acuerdo provisorio, sin necesidad de la ratificación parlamentaria. Pero señalan que las autoridades brasileñas disienten en ese punto e insisten en la aprobación por parte del Congreso.

 

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