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Por Raúl Kollmann "Le voy a dar un ejemplo. En 1995, cuando se produjo el atentado de Oklahoma, había sólo un sitio en Internet de neonazis. Yo terminé un informe en febrero pasado y registré 1400 websites neonazis. El crecimiento es monumental. Pero además, desde febrero hasta ahora se han creado otros 600 sitios, es decir que ya estamos en 2000 páginas de Internet en los que se fomenta el odio en sus distintas formas. De ese total, un cuarto funciona fuera de los Estados Unidos y unos diez en la Argentina." La evaluación fue realizada ayer para Página/12 por Mark Weitzman, el especialista del Centro Simon Wiesenthal en monitorear la actividad en Internet de grupos extremistas y la influencia que tienen las páginas de la red en los llamados delitos por odio, en referencia a los delitos por discriminación racial, el ataque contra médicos que practican abortos, la persecución a homosexuales o a inmigrantes de los países más pobres. Weitzman llegó a la Argentina para hablar sobre el tema de su especialidad en el marco de la Expointernet '99, que se desarrolla en el Centro Municipal de Exposiciones. Junto al subdirector de Página/12, Martín Granovsky, el experto presentará hoy, a las 19.15, un amplio informe sobre las páginas de los grupos neonazis. --¿Ustedes impulsan una prohibición a estos sitios de Internet? --No, la estrategia del Centro Wiesenthal no pasa por una censura oficial ni por la intervención de los gobiernos, a menos que tengan una ley muy específica sobre estas cuestiones. Los grupos neonazis argentinos, por ejemplo, tienen páginas de Internet que utilizan servidores norteamericanos. En ese caso, nosotros sugerimos que se tome contacto con los servers norteamericanos y se les explique que a través de sus páginas se viola la Ley Antidiscriminatoria de la Argentina. Estoy seguro de que los proveedores impedirán entonces que se usen sus páginas para violar leyes. --¿Estarían en su derecho? --Nosotros estamos convencidos de que sí, porque el proveedor es como un editor de libros o de diarios. Tiene derechos sobre los contenidos de sus páginas y puede evitar, por ejemplo, que se use para difundir imágenes de sexo explícito o páginas neonazis. Además, nosotros le demostraríamos que ese accionar va contra su negocio y que puede perder anunciantes, que seguramente no estarán de acuerdo con fomentar el odio y violar leyes de distintos países. Sobre esa base, nosotros esperamos que cancele su acuerdo como proveedor de páginas para estos grupos. --¿Ese es entonces el eje de la estrategia de ustedes? --Es una parte, aunque yo diría que lo fundamental está en la educación, la concientización, estar alertas, apelar a la responsabilidad. --¿Existe alguna prueba concreta sobre la relación entre las páginas de Internet y algún caso puntual de violencia racial, sexual o de algún tipo? --Yo diría que no se puede hacer una asociación tan puntual, pero le digo que hay indicios fuertes. La semana pasada fueron quemadas tres sinagogas en California. En los panfletos que dejaron los agresores se argumentaba que el ataque a las sinagogas era una represalia por "los bombardeos judíos a Serbia". Esta óptica del conflicto de Yugoslavia no había sido publicada en ningún diario, pero yo observé que estaba en varios sitios de Internet. También están los ataques contra médicos que hacían abortos. Había una página donde figuraba una larga lista de médicos y después de los ataques el nombre de los médicos aparecía tachado, como si todos esos médicos constituyeran una lista a atacar. O sea que no puedo decir que por una determinada página se quemaron tres sinagogas y por otra se atacó a médicos, pero sin duda hay alguna relación. --¿Se han encontrado contactos con los ataques en las escuelas secundarias norteamericanas? --No con los casos de asesinato que ocurrieron en el último año. Sin embargo, hace unos meses se encontraron en los lockers de un colegio material e instrucciones para armar un artefacto explosivo casero y, además, alegatos neonazis. Todo había sido bajado de Internet. --¿Pudo usted ver las páginas de los neonazis argentinos? --Hoy estuvimos haciendo una observación con el representante del Centro Simon Wiesenthal en la Argentina, Sergio Widder. La primera impresión que saqué es que tienen el mismo objetivo que las demás páginas: conquistar a franjas juveniles. Cuanto más joven, mejor. Y hoy Internet es su mejor espada para influir en los adolescentes. Yo no digo que las páginas impulsen a cada uno de esos jóvenes a la violencia, pero no tengo dudas de que si ese joven sólo necesita un empujoncito hacia la violencia, a través de Internet se lo pueden dar.
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