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OPINION

Lo que no sabemos

Por Washington Uranga


t.gif (862 bytes)  Confiemos en que no será verdad nada de lo que sabemos, decía el poeta Antonio Machado expresando sin duda su insatisfacción pero también una mirada y una forma de entender la vida y el futuro más allá de las limitaciones coyunturales. La frase podría aplicarse sin duda al panorama social y político de una Argentina cargada no sólo de angustias presentes, sino sobre todo de incertidumbres futuras. La sentencia del poeta expresa, en su sentido más profundo, la confianza en que las personas y los grupos sociales tienen reservas y posibilidades que van más allá de lo que aparece a simple vista. Rico, Bussi y Patti existen. No son sólo el pasado sino que constituyen parte de un presente alimentado por los silencios y las complicidades, por la falta de sanciones sociales contra quienes atropellan la libertad y violan los derechos de todos, amparados en la impunidad construida con diferentes apellidos: punto final, obediencia debida o indulto.

Sin embargo, esta no es la única materia pendiente. Hay muchos silencios descomprometidos (los hay también cómplices) y sobre todo falta de canales para que la participación dispersa que hoy se registra en la base social, en las organizaciones e instituciones intermedias y vinculada a demandas y necesidades primarias se exprese en el espacio de la toma de decisiones. En este año atravesado por campañas políticas y luchas por el poder, todo parece limitado a la burocratización de los discursos partidarios, a las mismas promesas de siempre apenas maquilladas por el trabajo de los publicitarios y los especialistas en imagen. Es cierto que una tercera parte de la humanidad se muere de hambre, que la mitad de los habitantes del planeta está debajo del límite de pobreza y que cuatrocientos súper-ricos tienen en sus bolsillos lo que debería corresponderle a mil millones de seres humanos. También que casi el único dato que certifica que la Argentina ingresó al "Primer Mundo" es que esos mismos porcentajes (número más o menos) se repiten en nuestro país. Pero no menos cierto que en el país surgen centenares de iniciativas solidarias, de propuestas, de trabajos concretos y redes que comienzan a vincularlos. Tan cierto como que, por precaución o por desconfianza, estas iniciativas no quieren contaminarse con la política partidaria y que la mayoría de los dirigentes políticos sólo piensan en este sector como clientela política y no abren los canales de participación porque temen no poder "controlar" otro modo de hacer política que se sale de los carriles conocidos. Para todos ¿no será el momento de buscar la verdad en lo que no sabemos?

 

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