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Por Mauricio Vicent Los gobiernos de Cuba y EE.UU. dieron ayer un primer paso histórico para establecer relaciones de cooperación en materia de lucha antidrogas, a pesar de los desencuentros políticos y las tensiones bilaterales. En una iniciativa que enfureció a los sectores conservadores del exilio de Miami y del Congreso de EE.UU., funcionarios de ambos países se reunieron el lunes en La Habana alrededor de una misma mesa para tratar la lucha contra el narcotráfico en el Caribe y explorar las posibilidades de colaborar oficialmente en esta materia. La reunión, de un solo día, se celebró en la capital cubana en medio de la más absoluta discreción. Por la parte norteamericana participaron en las conversaciones dos altos funcionarios del Departamento de Estado y dos oficiales del Servicio de Guardacostas, mientras que Cuba estuvo representada por altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio del Interior. Las autoridades norteamericanas aseguraron que se trataba de una "reunión de bajo nivel", a pesar de ser la primera de este tipo desde 1959. "La reunión estará enfocada estrictamente en la mejoría de los esfuerzos para combatir el narcotráfico, y no representa un cambio de nuestra política hacia Cuba", había anunciado la semana pasada en Washington un funcionario del Departamento de Estado. Hasta ahora, la colaboración entre Cuba y EE.UU. en esta materia es analizada "caso por caso" y se limita a operaciones concretas. Las autoridades cubanas han ofrecido a EE.UU., en diversas ocasiones, negociar un acuerdo de cooperación entre ambos países para luchar contra el narcotráfico, teniendo en cuenta que, cada vez con más frecuencia, los traficantes de droga utilizan las aguas cercanas a la isla para introducir la droga en territorio norteamericano. Sin embargo, las particulares relaciones de tensión entre La Habana y Washington, que históricamente han impedido que ambos países lleguen a los acuerdos más simples, ha hecho que hasta ayer no pudiesen celebrarse conversaciones oficiales sobre el tema de la lucha contra el narcotráfico. La reunión de ayer, sin ir más lejos, levantó una verdadera polvareda entre el exilio conservador de Miami y los sectores más anticastristas del Congreso. El diario miamense El Nuevo Herald interpretó la reunión como "un gesto más de aproximación entre Cuba y Estados Unidos", mientras que el congresista republicano de origen cubano Lincoln Díaz-Balart aseguró que el encuentro era una locura. "Me gustaría saber si también están mandando gente a reunirse con los carteles de Cali y de Medellín, ya que si le mandan asistencia a Castro, que todo el mundo sabe que es narcotraficante, bien podrían hacerlo con ellos", dijo Díaz-Balart. Fuentes de la administración norteamericana citadas por el Herald dijeron que el gobierno de EE.UU. "no dispone de información firme que apoye esas alegaciones", aunque estaba al tanto de las denuncias de la prensa. El presidente cubano Fidel Castro, reveló en enero que en 1998 se había incrementado sensiblemente el "recalo" de drogas en la isla. El año pasado, las autoridades incautaron 3520 kilos de drogas que recalaron en las costas cubanas, el doble de lo capturado en 1996 y 1997. Según fuentes oficiales de EE.UU. citadas por la prensa de Miami, en la reunión de ayer ambas partes analizarían cómo mejorar la comunicación entre las estructuras policiales de los dos países, que hasta ahora se realiza apenas por fax, teniendo en cuenta el hecho de que los guardacostas han reportado recientemente haber detectado un aumento en el narcotráfico alrededor de Cuba. Al parecer, esa colaboración ha conducido a algunos arrestos y condenas a narcotraficantes, pero las relaciones de colaboración son tan escasas que algunos congresistas y senadores norteamericanos que han visitado recientemente la isla han recomendado al gobierno de Clinton incrementar la cooperación y mejorar la comunicación con el régimen cubano.
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